Actualizado el 8 abril, 2022
Imagina una isla pequeña en la que se concentran iguanas de color amarillo, leones marinos, piqueros de patas azules empollando sus huevos, pelícanos, fragatas reales y muchas otras aves más. Un reducto de vida salvaje en las Islas Galápagos, un viaje a otro tiempo. Así es la excursión a isla Seymour, una de las que puedes hacer desde la isla Santa Cruz. Ahora te voy a contar en qué consiste y qué vas a ver :)
Excursión a isla Seymour
Cada rincón de Galápagos es único y especial. No te puedes desprender de la sensación de andar por un parque jurásico, y parece que cada lugar supera a los anteriores.
La isla Seymour es un islote que está al norte de Santa Cruz. Mide algo menos de dos kilómetros cuadrados pero guarda todo un pequeño universo de aves y es uno de los últimos refugios de las iguanas amarillas. Una de las especies más originales de las Islas Galápagos.
Para empezar, no tiene ni embarcadero. Los barcos de las excursiones, en riguroso orden horario para que no se acumule demasiada gente en la isla, desembarcan a «los pasajeritos» en una zona de rocas.
Según accedes a las rocas te encuentras con un grupo de gaviotas de Galápagos ahí la lado. Estas son aves nocturnas y por eso tienen los párpados de color rojo, para proteger sus ojos del sol.
Al otro lado hay un león marino que se acerca a ti. Paras a hacerle un par de fotos y entonces viene, grita y se aproxima con la boca abierta, en actitud de ataque. Por supuesto te vas.
Una vez estamos todos en tierra, caminas por un sendero casi invisible mientras el guía del Parque Nacional hace algunas recomendaciones. Básicamente no hay que acercase mucho a los bichos ni hacer ruido.
Un pequeño paraíso para las aves y los reptiles
El paisaje te encanta. Al principio es muy abierto y sólo hay árboles diseminados, con pocas hojas. Más adelante el bosquecillo se espesa y sus ramas enmarañan la vista. Todo está lleno de nidos. Y en dichos nidos, un pájaro o varios.
En la isla Seymour hay cortejos, apareamientos y anidación o crianza durante todo el año. Es decir, que siempre hay «algo que ver».
Están las fragatas reales, enormes. Con su buche rojo a veces inflado, sabes que son machos llamando la atención de las hembras. Hay algún aguilucho, algún pelícano en las rocas junto al agua, y otras aves que no sabes identificar.
Junto con los adultos, las crías. Te da un no sé qué de ternura verles dando sus primeros pasos en el mundo (me estoy poniendo un poco moñas, lo sé).
De repente, cuando menos te lo esperas, un ser de otro tiempo aparece junto al camino
Casi se confunde con la tierra y las rocas de color anaranjado. Crees alucinar, es como un dinosaurio. Es la primera iguana amarilla que ves en libertad. Es enorme. Mucho más grande que sus hermanas las iguanas marinas. Se mueve lentamente. Te observa, o eso parece. Al menos sientes su mirada y eso ya casi que te emociona.
No va a ser la única que veas. Según caminas aparecen otras. Están buscando la sombra, comiendo hojas. Con su cresta punky. Qué habrán visto esos ojos. Cuántos años tendrán.
Más adelante gozas observando a los piqueros o fragatas de patas azules
Los piqueros de patas azules son tan monos que siempre es una alegría encontrártelos. Aquí o en otras islas de las Galápagos.
Están empollando sus huevos casi en el camino, así que es difícil mantener la distancia mínima de dos metros que indican las normas. Pero se ponen nerviosos si te sienten cerca. Se echan a temblar, levantan las alas en señal de advertencia. Da penita. Es normal, protegen a sus futuros hijitos. Te alejas lo máximo posible, aunque no puedes salirte del camino.
Luego, ya en la playa, hay otro par en pleno cortejo.
Cuando te alejas, ya montada en la barca, miras a ese pedazo de roca y piensas en que lo que has visto no es normal. Que ha sido un privilegio ver tan de cerca a todas esas aves. No digamos saludar a las iguanas amarillas. Y te pones un poquito triste porque te gustaría volver y seguir observando en silencio esa pasarela de bichos tan especiales.
Pero no hemos terminado
La excursión a isla Seymour continúa, aunque ya no tenga sentido llamarla así porque hemos salido de la isla. Vamos a la playa de las Bachas. Estamos en la costa noreste de la isla Santa Cruz.
El mar hipnotiza igual que el fuego. Es casi imposible no fijar la vista y además siempre puede asomar una aleta de manta raya o de tiburón, o la cabeza de una tortuga.
Llegamos a una playa tan paradisíaca como muchas otras de las islas Galápagos. Me acuerdo de Isla Isabela, y de la inimitable Tortuga Bay de Santa Cruz.
La playa Las Bachas debe su nombre a la palabra «barge» que significa barcaza, porque en la II Guerra Mundial los americanos dejaron aquí dos barcazas y la gente de Santa Cruz no sabía pronunciar bien la palabra en inglés.
En teoría hay flamencos rosas en una laguna salina detrás de las dunas de la playa, pero hoy no. O no a esas horas (es mediodía). Así que te das un buen baño, por supuesto con las gafas de snorkel. Encontramos un buen rincón donde hay muchos peces globo, una tortuga y una tintorera (tiburón pequeño) que pasa dos veces muy cerca.
También hay pelícanos volando y pescando. Nunca te cansas de ver la perfección de su vuelo y movimientos. Tan rápidos y precisos…
Cuando sales del agua una iguana marina pequeña, negra como el carbón en contraste con la arena blanquísima, se cruza contigo. Va andando hacia la duna, quizá a la lagunita salina donde debía haber flamencos.
Cómo ir a Isla Seymour
Mucho me temo que no puedes hacerlo por tu cuenta. Tiene que ser en excursión organizada.
No hay un precio fijo, depende de la temporada, pero para que te sirva de orientación viajando en Abril la broma salió por 150$ US/persona. No fue la más barata, pero tampoco es de las más caras. Por lo menos incluye la comida en el barco.
Para contratarla reserva con uno o dos días de antelación mínimo en alguna de las agencias que hay en Santa Cruz. La mayoría se concentran en la calle que sube desde el puerto, no hay pérdida. Puedes preguntar en varias y quedarte con la que te dé mejor sensación, aparte del precio, aunque este no suele variar mucho.
Por otro lado, no es una de las excursiones para las que hay que madrugar mucho. La hora de salida fue las 8 y pico de la mañana. Se me hizo raro y todo, porque lo normal allí es madrugar más :)
No olvides ir bien protegido contra el sol. Mejor con manga larga, gorra, pantalones largos… aunque sin olvidarte del bañador, claro! en Seymour no hay sombras y durante la hora y media o dos horas de camino estarás expuesto al sol sí o sí. Lleva también agua.
¿Que si recomiendo esta excursión a isla Seymour? ¿tú que crees? ;)
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