Qué ver en la Isla Santa Cruz (Galápagos): actividades gratuitas o baratas

Actualizado el 10 julio, 2022

Hacia finales de 1920 un grupo de colonos noruegos llegaron a esta isla con un sueño: enlatar pescado. No lo consiguieron, pero se quedaron en las montañas cultivando la tierra. Hoy, la isla Santa Cruz, también conocida como Indefatigable (Infatigable), agrupa a cerca de la mitad de la población de uno de los archipiélagos más alucinantes del mundo. Y en este empeño por demostrarte que viajar a Galápagos no es tan caro como parece, hoy te voy a contar qué ver en la isla Santa Cruz de manera gratuita, o por poco dinero. 

La isla Santa Cruz es como una vuelta a la civilización si vienes de la tranquila San Cristóbal, o de la paradisíaca Isabela

Así es. Y puede que no te guste a primera vista. Puerto Ayora, la principal población donde arriban las fibras, te recibe con tráfico, ruido, muchas tiendas, restaurantes y hoteles. Hasta un hospital frente al mar. «El» hospital de las islas. Todo un mundo de promesas de comodidad, diversión, consumismo. Puede resultar pobre si acabas de llegar del continente, pero no si vienes de otras islas. Cuestión de perspectiva 😉

El caso es que la isla Santa Cruz, bien centrada en el archipiélago, es una buena base de operaciones para visitar islotes llenos de vida, el mundo submarino que los rodea, y aprovecharte de las comunicaciones con Isabela o San Cristóbal, entre otras.

Sin embargo, en sí misma, guarda algunos tesoros que son gratis o cuestan poco. Y también hay rincones más auténticos en Puerto Ayora. Por todo esto te recomiendo que le dediques algunos días, y no la utilices sólo como punto de salida a otros lados. Será un alivio para tu economía sin renunciar al placer 😊

Tortuga Bay, un sueño de azules, verdes… y simpáticas iguanas marinas

La playa de Tortuga Bay es, sin dudarlo, el lugar más alucinante de Isla Santa Cruz. Es más, es uno de los lugares más alucinantes de las Islas Galápagos. ¡¡Y es gratis!!

Tanto nos gustó, que fuimos dos veces. Por cierto, aún me pregunto por qué se llama Tortuga Bay si no hay tortugas y las playas del lugar tienen su propio nombre…

Empiezo por contarte cómo es, y después te indico cómo ir y te doy algunos consejos ;)

La primera vez fuimos andando. Un poco más adelante te cuento cómo, pero ahora solamente te diré que después de un buen rato caminando entre lava, lagartijas, y bajo un sol terrible, sin sombra, avistamos el mar al final del sendero. Y fue emocionante. No sé si por el color que refulgía allá al fondo, por la combinación del verde de los cactus y matorrales y el azul, o por qué, pero nos pusimos más que contentas.

Cuando llegas, te recibe una gran playa de arena absolutamente blanca, impoluta. Y un mar con todos los colores de la gama de los azules. También muchas olas.

Un cartel nos informa de que hemos llegado a Playa Brava. Un buen sitio para practicar el surf, pero no el baño. Ya nos habían advertido de que las corrientes son fuertes y has de tener cuidado, así que un punto de bajona sí me dio. La bandera roja ondeaba sin piedad.

Siguiendo a otras personas, aunque no había casi gente, echamos a andar hacia la derecha. Desde la orilla vimos un pequeño tiburón y pelícanos pescando, que son todo un espectáculo.

Caminamos hasta el final, otro kilómetro a añadir a la caminata desde la ciudad. Bajo ese sol. Mi mente y cuerpo luchaban entre la fascinación y la tortura, justo es decirlo.

El mejor rincón de Tortuga Bay

Al llegar al extremo, te encuentras con una piscina natural protegida por una barrera de rocas volcánicas. Ahí sí se puede nadar!!

A un lado hay manglares de color verde brillante y un gran grupo de iguanas marinas. Negras, algunas muy grandes, van y vienen libremente, junto a ti. La sensación es extraña y encantadora.

Sin más tardar, dejamos las cosas bajo unos arbolitos y su exigua sombra y nos metemos en el agua con nuestras gafas de snorkel.

Al instante nos encontramos rodeadas de pequeños tiburones. El agua no te llega ni a las rodillas y en cambio lo que hay debajo de la superficie es increíble. Entre los tiburones, que son decenas y no te hacen ni caso, hay pececillos minúsculos y algún pez globo. También alguna iguana que se echa a nadar. En la zona más pegada a las rocas, peces payaso. Precioso, adictivo.

Por eso volvimos unos días después, pero no tuvimos tanta suerte. ¿Sería porque estaba de tormenta?

Mientras tanto, las iguanas se refugian del sol en esa sombra donde todos dejamos nuestras cosas. No te dejan sitio, así que te vas a explorar la Playa Mansa, que está a dos minutos andando por un sendero entre árboles. Es como un plato, sin una sola ola, y el agua está bastante turbia, de color verde. Resulta aburrida, aunque buena para los niños y tiene más sombras.

En su lado izquierdo según llegas de Playa Brava hay un bosque de cactus gigantes maravillosos. Precisamente por ahí paran las lanchas que llevan y traen a la gente desde Puerto Ayora.

Cómo ir a Tortuga Bay desde Puerto Ayora

Llegar a Tortuga Bay es muy fácil, porque este lugar tan alucinante es, además, muy accesible!

Puedes ir andando a Tortuga Bay desde el camino que sale de la misma ciudad. En nuestro caso, además, estaba muy cerca del alojamiento que habíamos elegido y que no me cansaré de recomendarte, el Hostal Germania. Son dos kilómetros y medio de sendero adoquinado que discurre entre campos de lava y vegetación de la isla, incluyendo los temibles Manzanillos.

Al principio tienes que subir unas escaleras que pasan por encima de una enorme grieta de lava volcánica salpicada de cactus con la que ya empiezas a alucinar. Entonces llegas a una caseta donde te inscribes bajo la mirada de un galapagueño funcionario. Allí encontrarás algunas advertencias, las normas que has de respetar, y el horario. También venden helados y creo que agua.

Sí, Tortuga Bay es una playa con horario. Tanto porque es Parque Nacional, como por razones de seguridad, ya que hay fuertes corrientes y ningún servicio en ese pequeño paraíso. Si no recuerdo mal, la gente debe abandonar la playa a eso de las 17.30 h, poquito antes de que se ponga el sol.

La otra opción para ir a Tortuga Bay es coger una lancha en el puerto. En unos 20 minutos te deja en Playa Mansa. La ida y vuelta te cuestan 20$ + 0.80 $ para ir a la barca desde el muelle. Los tickets se venden en un kiosco del puerto, y allí te informan de los horarios. Para ir hay tres servicios entre primera hora de la mañana y las 14 horas, y para volver un par.  La última sale a las 16.45 o 17 horas de Playa Mansa. También puedes coger una barca sólo para ir o volver, combinando con el camino. Si es para volver, con que te acerques a las rocas donde paran las lanchas en Playa Mansa y le digas al lanchero, suficiente.

Más cosas a tener en cuenta antes de ir a Tortuga Bay

Ya lo he mencionado, pero te lo repito. Allí no hay nada. No hay chiringuitos, puestos de bebidas o comida, ni siquiera de atención médica. Bueno, sí que hay un arcón enorme pintado de blanco y con una cruz roja, pero está cerrado con una gruesa cadena y candado. Tiene aspecto de no haberse abierto desde hace mucho tiempo.

En fin, que no te olvides de llevar agua, comida, y aparte todo lo que puedas necesitar. Mínimo una gafas para hacer snorkel, bloqueador (crema de protección solar), gorra, por supuesto traje de baño y toalla o pareo. Y… ¡cámara de fotos!

Si vas andando, aunque el sendero está adoquinado, te aconsejo que lleves sandalias de trekking o calzado cómodo, no sólo las chancletas. Te aseguro que los dos kilómetros y medio se pueden hacer muy largos si no estás bien calzado.

Las Grietas, otro lugar singular donde nadar en la Isla Santa Cruz

Cuando llegas a Puerto Ayora en barco, una de las cosas que más te sorprenden es la pared volcánica de piedra que hay junto al puerto. Es como un pequeño acantilado, coronado de cactus gigantes. En esa dirección está Las Grietas. Para ir sólo hay que coger una lancha que por 0,80$ te cruza ese brazo de mar en unos minutos.

Desde donde te deja la barca emprendes camino por un sendero señalizado que pasa por delante de uno de los hoteles más exclusivos de las islas, el Finch Bay. En menos de un kilómetro andarás entre bosques de cactus (¡me encantan!), algunos con troncos tan gruesos como un árbol, y salinas donde el agua es de color rosa.

Por fin llegas a Las Grietas, después de ascender por una pequeña colina. No llega a un kilómetro el paseo desde donde te deja la lancha.

Este lugar es una falla en la que entra el agua del mar, y con ella los peces. Te puedes bañar y es gratis. Y con las gafas de snorkel verás enormes peces de colores yendo y viniendo por ese canal de gran profundidad.

Antes o después, no dejes de andar por el camino que continúa por lo alto de Las Grietas y que te permite verlas en toda su extensión. También hay carteles explicativos de la flora del lugar. Ah, y cuidado con las rocas antes de tirarte al agua, resbalan mucho.

Excursión por el interior de Santa Cruz: rancho El Chato y Los Gemelos

Esta es una excursión que puedes hacer por unos 20$ y que consiste en visitar dos lugares del interior de la isla Santa Cruz. Casi cuesta alejarse del mar, pero el contraste merece la pena 😊

La carretera que lleva al interior es nueva, y el paisaje muy muy verde. Los altos cedros, nos explica Don Rafael, el dueño del Hostal Germania que es quien nos lleva, son la fuente de madera con la que fabrican los recios muebles que vemos en todos los restaurantes, chiringuitos y tiendas. También hay laureles. Hay bastantes campos de cultivo, supongo que aquéllos que iniciaron los noruegos que querían dedicarse a enlatar pescado. Hubo momentos en que me sentí transportada a la verde Irlanda.

Pasado el pueblo de Santa Rosa, donde viven unas 800 personas dedicadas a la agricultura y ganadería, hay que desviarse por una pista que te lleva por un túnel de árboles precioso y larguísimo, hasta el rancho.

Rancho El Chato, la casa de las tortugas

Uno de los mejores sitios donde ver a las famosas tortugas galápagos en libertad es el rancho El Chato. Cuando el dueño compró los terrenos y plantó su casa y hacienda, las tortugas ya estaban allí. Después de dedicarse a la ganadería durante unos años, decidió reconvertirlo a sitio turístico. Se ha de pagar 3$ por la entrada, e incluye un rico café. También hay un restaurante.

Los terrenos que rodean la casa principal están cubiertos de bosquecillo y allí las tortugas campan a sus anchas. Incluso se acercan y salen al camino, como si fueran a saludar a la gente.

Ojo, que son asustadizas y se estresan, así que nada de festejarlas o hacer tonterías. También tienes que respetar la distancia mínima de dos metros, incluyendo a tu equipo fotográfico.

Es difícil explicar con palabras la emoción de ver a uno de estos seres andando entre la hierba, comiendo guayabas, y mirándote. En su mirada adviertes un punto de humanidad, de inteligencia. Y a la vez son como animales prehistóricos.

Las tortugas más grandes son machos, y tienen más años, mientras que las pequeñas son hembras.

Otra curiosidad son las cuevas que hay en esos terrenos, resultado de la actividad volcánica de la isla. Se pueden visitar.

Los Gemelos, testigo de un colapso volcánico

Junto a la misma carretera por la que has ido al Rancho El Chato, a uno y otro lado de la misma hay dos grandes depresiones. Son cráteres testigos de la última erupción que se calcula ocurrió hace un millón y medio de años, y parece que se formaron a partir de una cámara de magma.

Alrededor hay un camino que te permite pasear entre los restos del bosque primigenio que en su día debía cubrir buena parte de la isla. Hay bromelias y orquídeas creciendo en sus troncos, y con suerte verás palomas de Galápagos, mariposas y otras aves. El lugar impresiona por el tamaño, y aunque no da más que para una breve parada, merece la pena.

Otra forma de llegar aquí es en bicicleta, ya que hay un carril bici de varios kilómetros desde Puerto Ayora que llega hasta este punto.

La estación científica Charles Darwin

Otro «quehacer» en Puerto Ayora es ir a la Estación científica Charles Darwin. Andado unos 10 minutos desde la ciudad, llegas.

Este es un buen lugar donde informarte de datos curiosos sobre pinzones, iguanas, y tortugas, a través de un recorrido muy didáctico. Además hay un centro de crianza de tortugas, con la explicación pertinente del proceso de crianza. Todo sea por luchar contra la extinción de este espectacular animal!

Aquí trabajan más de 200 científicos y voluntarios en proyectos de investigación y conservación.

Lo que no nos gustó mucho fue ver a todos estos bichos en cautividad. Las iguanas amarillas daban un poco de pena en sus recintos amurallados, y las tortugas igual.

Te recomiendo que hagas esta visita antes de visitar los lugares donde sí puedes verles en libertad, como fue nuestro caso.

Junto al acceso principal puedes ir a una pequeña playa desde la que tienes buenas vistas de Puerto Ayora. No sólo eso. Ahí arranca un sendero junto al mar que, al menos al atardecer, está rodeado de muchas iguanas marinas. Tanto, que tienes que andar con cuidado de no pisar alguna! Un gran lugar para ver el atardecer, observar cómo hacen surf los locales, y si te animas, seguir andando por ese sendero hasta quién sabe dónde ;)

La laguna de las ninfas

La Laguna de las Ninfas es otro lugar que está también en Puerto Ayora. Pasas junto a la entrada cuando vas saliendo de Puerto Ayora para tomar el camino a Tortuga Bay. No es el sitio más espectacular de Isla Santa Cruz, pero está bien para darse una vuelta al atardecer. La entrada es gratuita y cierra sobre las 18 horas.

Una pasarela de madera te conduce alrededor de la laguna, rodeada por los diversos tipos de manglares que hay en Islas Galápagos. El silencio y la quietud son lo más destacable, aunque había leído en la guía que se pueden ver rayas y tiburones o tortugas. Quizá en otra hora.

Puerto Ayora

No voy a terminar este post sin dedicarle unas palabras a la ciudad! (bueno, ciudad es mucho decir, pero ya me entiendes).

Como apuntaba al principio, Puerto Ayora tiene rincones auténticos y que no hay que perderse. Podría empezar por el pequeño mercado de pescado donde los pelícanos y lobos marinos se disputan los restos de los pescaderos entre los puestos. Está de camino a la Estación Charles Darwin, en la Bahía Pelícano, no tiene pérdida.

Para cenar, sí o sí, hay que ir a la calle de los kioscos.

A la noche estos sacan las mesas, sillas y grandes carteles que anuncian las viandas, ocupando la calzada. Los fogones se encienden y el aroma del ceviche y pescados a la brasa inundan la calle. Es la mejor opción, y la más barata, de degustar la comida local.

Nosotras probamos varios ya que fuimos allí a cenar todas las noches, y las calidades son bastante similares. Disfruta de los jugos naturales, la langosta a la brasa y los ceviches, todo en generosas raciones, no te arrepentirás :)

Y… tampoco dejes de darte una vuelta por las tranquilas calles de Puerto Ayora. No me refiero a las que hay más cerca del puerto, donde se concentra todo el bullicio turístico y comercial de la isla, sino a las «traseras».

En resumen: la Isla Santa Cruz tiene suficientes atractivos para pasar unos días en tu viaje a Galápagos sin gastar mucho dinero. ¡Espero haberte convencido!

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