
Actualizado el 21 abril, 2023
Uno de los momentos álgidos del viaje a Albania fue pasar un par de noches en el Valle de Theth. Entre picos rocosos de más de 2.000 metros de altura, mil tonos de verdes y aguas glaciares de color turquesa. Cada mirada es una postal perfecta. Cada camino un placer. Y además tiene una historia de lo más interesante ¿Te vienes? 😊

Para empezar voy a situarte. Los Alpes Dináricos es una cordillera que se extiende entre Albania, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Croacia y Eslovenia. Ocupa casi 645 kilómetros a lo largo de la costa del mar Adriático y su altura media es de entre 1.000 y 1.600 metros, aunque hay picos que superan los dos mil. Son más modestos que los Alpes “originales”, sí, pero no por ello dejan de ser impresionantes.
El nombre, por cierto, viene de Dinara, una montaña que está entre Croacia y Bosnia-Herzegovina, pero estando en Albania creo que podemos quedarnos con el apelativo de Alpes Albaneses sin que nadie se moleste 😊
Su atractivo se ve aumentado, en mi opinión, por el carácter remoto y poco transitado que aún mantienen. En el lado de Albania estas montañas siguen constituyendo un bastión de la cultura ancestral que, no obstante, está cambiando rápido… como el resto del país.

Cómo ir al Valle de Theth
Si consultas las guías de viaje que todos conocemos, es más que probable que leas todo tipo de advertencias sobre la carretera que lleva a Theth desde la ciudad de Shkodër, el único camino para llegar en coche o autobús. Mientras dichas guías no publiquen actualizaciones que lo desmientan, es posible que te hagan dudar, pintando todo muy complicado.
En el verano de 2021 he podido comprobar que la carretera se está arreglando a buen ritmo. No deja de ser difícil. No deja de tener un solo carril estrecho por el que es difícil que se crucen dos coches. Tienes que estar atento a las vacas y cabras que se cruzan en el camino con mucha frecuencia. Y no deja de tener unas curvas pronunciadísimas según te vas acercando al Valle de Theth o según vas saliendo de allí. Pero a mediados de agosto de 2021 el 90% de la carretera estaba ya arreglada. Antes era una pista sin asfalto, imagínate 🤨.
Un arreglo que llega para bien y para mal.
Para bien porque, indudablemente, esto permitirá que más gente se anime a conocer un rincón de Albania que es realmente bello. Y permitirá que sus habitantes puedan gestionar mejor sus vidas. «Para mal» porque si hoy en día ya me pareció que hay cierta “sobreexplotación” del lugar en forma de alojamientos turísticos que además generan buena parte de la basura que anda tirada por todos los rincones y las orillas del río, no quiero pensar qué ocurrirá cuando sea más accesible. El eterno dilema.
En todo caso, prepárate para un viaje de carretera de entre tres horas y media y cuatro horas, aunque sólo sean unos escasos 50 kilómetros. Puedes ir con tu coche alquilado, o subirte a un taxi 4×4 a contratar en Shkodër. Incluso puedes hacer una excursión de unas 8 horas de duración desde Shkodër que puedes contratar aquí.
La otra opción para llegar a Theth es hacer la ruta de trekking que une el valle de Valbona con el de Theth. Dicen que el Valle de Valbona es algo menos espectacular que Theth, pero que la ruta que los une es maravillosa. Este trayecto sólo se puede hacer andando.

En fin, ahora que he aclarado que llegar al Valle de Theth en coche es un poco menos difícil de lo que piensas, vamos a ver qué tiene para que merezca tanto esfuerzo 🤗.
El paisaje del Valle de Theth
Entrando en un valle ancho lleno de cultivos transitamos junto a algunas aldeas, granjas y muchos cementerios cuidados. Todas las tumbas tienen flores y las lápidas están serigrafiadas con la foto del fallecido que han elegido para recordarle.
A medida que transcurren los primeros kilómetros, las montañas se van haciendo cada vez más altas y escarpadas, así que cada vez pegamos más los ojos a la ventanilla.



Poco a poco empezamos a acercarnos a esos macizos rocosos que aún conservan pequeños rastros de glaciar. Seguro que hace unas décadas los glaciares eran más extensos. Seguro que es por eso que emociona más verlos.

Qué rabia no poder parar a hacer fotos en esa carretera tan trabajosa para los que conducen. Hago lo que puedo a través de la ventanilla, pero no es lo mismo que si pudiera salir. Disfruto y me frustro a partes iguales ¿te pasa a ti también? 🥴
Los picos parecen torres cinceladas por gigantes. Aún no lo sé, pero en el Valle de Theth descubriré que siendo de roca caliza el agua ha podido abrir grandes cañones, sumideros y pozas. La nieve y el hielo, que son agua sólida, son los responsables de las formas dentadas de las cumbres.
Cuando superamos la primera espina dorsal de los Alpes albaneses el panorama de montañas es tremendo. Hay más nieve en las cumbres, el sol está bajando. Los abetos y otras especies de árboles van fundiéndose al negro y las sombras amenazan a los profundos valles. El relieve es brutal, muy vertical.
No serán montañas muy altas, ni siquiera llegan a las cotas de los Pirineos centrales pero… ¡qué bonitas son!

Al llegar a Theth y a nuestro alojamiento el sol enciende las paredes de los montes Prokletije. Ya no se ve al Astro Rey, pero está ahí, dándolo todo con sus rayos. Los juegos de luz en la montaña son un no parar, una maravilla que hipnotiza.



Luego llega la noche y por fin el reencuentro con la Vía Láctea.
Bien visible gracias a la ausencia de nubes y de luna, saludarla se empieza a convertir en un rito privilegiado.
Incluso en Theth se está extendiendo la moda de iluminar los alojamientos con grandes focos, de ahí que las montañas salgan así de iluminadas. También tuve que recortar el encuadre para evitar sus reflejos.
No sabemos lo que nos perdemos con tanta luz.


👉 Si quieres saber cómo hacer fotografías a las estrellas, no te pierdas la guía que publiqué hace tiempo y que puedes leer aquí. ¡Es uno de los posts más populares del blog!
Por la mañana el panorama vuelve a ser precioso. Como decía antes, “de postal” continua. El verde de los prados, arbustos y árboles, el rumor de las aguas gélidas, el aire limpio, las casas con tejados de inclinación pronunciada para resistir las grandes nevadas ¿Cómo será en primavera, cuando haya más agua y muchas más flores mientras la nieve se derrite en ese ciclo constante, paciente y único de la Naturaleza? ¿Y en otoño, cuando dominen los ocres y amarillos o caigan las primeras nieves?




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El pueblo de Theth y su historia ancestral
Theth es un pueblo que no es pueblo, o al menos yo no encontré un núcleo de población que pueda llamarse así. Se trata más bien de un montón de casas esparcidas por el valle. Hasta donde se puede, hasta que los barrancos y el río lo permiten. Pero resulta que está dividido en barrios y que el nombre de cada barrio responde a uno de los 6 hermanos que fundaron esta población.

¿Por qué hubo gente que eligió establecerse en este valle tan apartado del resto del mundo? La leyenda dice que eran católicos escapando del imperio otomano y de la islamización que estos imponían en las tierras bajas de Albania.
Observo que hay un buen puñado de casas abandonadas, semiderruidas. Algunas otras están en construcción. Otras se encaraman en la montaña y tienen más pinta de granjas. La mayoría parecen ser guesthouses coquetas con mucha madera, balcones amplios, mesas en el jardín y espacios para acampar si te llevas la tienda de campaña.

Aunque no suena muy típico lo que describo, no es extraño ver por las mañanas a algunos paisanos llevando a su vaca (no suele ser más de una), a pastar. También se ve algún caballo pequeño de patas robustas, y alguna mula que utilizan para llevar suministros a las casas más metidas en la montaña.


En estas montañas se guardaron las tradiciones y el alma del pueblo albanés. Gracias a su impenetrabilidad, resistieron bien los intentos de conquista y mantuvieron un modo de vida ancestral que incluía el código Kanun y costumbres como las mujeres Burnesha o Vírgenes juradas. Paso a contarte qué es todo esto.
La Kulla de Theth y el Código Kanun
La kulla de Theth es el mejor ejemplo de las torres de aislamiento que quedan en pie en los Alpes Albaneses. Dicen que tiene más de 400 años, es decir, alguno más que la propia población. Sin embargo esta Kulla no tenía la función de reclusión de las otras.
Las Kullas eran torres de reclusión o aislamiento. En el pasado cada población tenía por lo menos una kulla, pero Ahmet Zogolli, más conocido como rey Zog, ordenó destruir muchas de ellas en su empeño por modernizar Albania.
Era finales de la década de 1920 y este líder sin escrúpulos, dicen que bien visto por Mussolini, consiguió unificar el país y proclamarse nada más y nada menos que rey. Pero no nos desviemos y volvamos a la Kulla de Theth…

La Kulla o torre de aislamiento de Theth es un museo etnográfico. Si te la encuentras cerrada debes preguntar por el encargado. Creo que está en el bar que hay a sus pies. La entrada cuesta 1 € o 150 lekë.
El tipo se viste con ropa tradicional, un brazalete con la bandera albanesa, y si tienes suerte te cuenta con bastante detalle para qué servía el lugar. Si no la tienes, subirás al piso de arriba y verás los cuatro enseres antiguos que amueblan el lugar.
Unas alfombras, unos cuadros con fotografías antiguas entre las que destaca la de Lek Dukagjini, el autor del Kanun, y una cuna de madera con unas bandas de tela que si no te lo explican, no sabrás para qué es. Estás de suerte porque a nosotros sí nos dieron la explicación y tomé notas 🤓


Según este guía, la Kulla de Theth servía para reconciliar a las familias que llevaban un tiempo en la espiral de venganzas de sangre autorizada por el Kanun ¿Cómo dices?
El Kanun (de la palabra griega “kanon” que significa “regla”) era una especie de código civil con el que se ordenaba la justicia y la moral del pueblo albanés. La historia dice que en el siglo XV un tal Lek Dukagjini recogió las normas que durante siglos y siglos se habían transmitido de forma oral. Dicen que el libro desapareció hace 100 años, momento desde el que no se practica.
Retrato de Lek Dukagjini, que lleva en la mano el manuscrito del Kanun

El caso es que en el Kanun se regulaban todos los aspectos de la vida: la organización de la familia, las normas para el matrimonio, los vínculos de parentesco, la división de propiedades… y el deber de vengar los asesinatos de consanguíneos. Una venganza que tenía que hacerse matando a los parientes varones del o los asesinos hasta un tercer grado de parentesco.
Ojo, hablamos de un deber, una obligación: si alguien no quería cumplir la venganza de sangre todos le despreciaban. Incluida su familia. Y lo demostraban, por ejemplo, dándole de comer en el suelo y no en la mesa.
Aquí es donde entra el papel de esta torre Kulla:
- Cuando dos familias se enzarzaban en la espiral de asesinatos por venganza (tú has matado a uno de los míos, así que yo voy a matar a uno de los tuyos, y entonces tú le vengas, y entonces el otro le venga…), llegaba un momento en que había que parar. Quizá porque ya quedaban pocos hombres en cada familia, o porque vivir así era poco menos que insoportable.
- Entonces se reunía a ambas familias en la kulla y se les daba un tiempo, máximo 15 días, para buscar una solución. También tenían que buscar un intermediario, generalmente anciano. La idea era que la familia que había iniciado la secuencia de venganzas recibiera el perdón de la otra familia.
- Para ello se hacía una ceremonia consistente en colocar a uno de sus niños en la cuna, amarrado con bandas de tela, y lo ponían boca abajo. Tenía que ser niño, no niña. La familia que pedía venganza (y tenía que perdonar) no podía ver al niño en esa posición y le daban la vuelta. Con este gesto se perdonaban entre sí.
- Si la familia que tenía que perdonar no daba la vuelta a la cuna, lo hacía el anciano que actuaba como juez. Si aun así no aceptaban, como era una ofensa muy grave se condenaba a toda la familia al ostracismo. Vivir en la montaña sin el apoyo de la comunidad es un castigo importante.

Otras kulla o torres de aislamiento servían para encerrar a los que no querían perdonar. Hubo quien murió allí dentro por no querer hacerlo.
Según el Kanun nadie podía matar a las mujeres porque ellas son madres o tenían que serlo en el futuro. Si alguien mataba a una mujer, se ejecutaba a dos hombres en “compensación”.
En total conexión con el Kanun y el sistema de justicia del “ojo por ojo”, llegamos a la historia de las Vírgenes Juradas o Burneshas.
Resulta que cuando una familia se quedaba sin hombres por los asesinatos de venganza, una de las mujeres de dicha familia era obligada a vivir como un hombre. Dicen que algunas podían elegir, supongo que sería en el caso de que hubiera varias solteras en la familia.
¿Qué entendían por «vivir como un hombre»? Significaba hacer las mismas cosas que ellos, vestir como ellos, disfrutar de sus derechos incluido el de tomar decisiones, comer con ellos, fumar, beber, y… renunciar al sexo y al matrimonio. Ya, esto no es «como ellos».
El guía de la kulla nos dijo que la última burnesha del Valle de Theth murió hace 10 años, o sea, en el 2011.
📕 Poco antes de salir de viaje leí una novela de Ismail Kadaré, escritor albanés. Se llama Frías flores de marzo y una parte del argumento tiene que ver con la posible vuelta del Kanun a la actualidad albanesa. En la novela se dice que una parte de los albaneses creen que el códice sigue existiendo y sólo hay que encontrarlo. Mientras se consigue resolver el misterio, algunos ya han decidido recuperar las viejas costumbres de venganza sangrienta. Qué mal rollo dan esos nostálgicos ¿no?

La iglesia de Theth
El otro sitio de Theth a visitar es la iglesia o Kisha e Thethit. Construida en 1892, entre prados vallados con cercas de madera, llama la atención lo verticales y puntiagudos que son sus tejados, el balconcillo, las escaleras, y sus dimensiones como de juguete en ese escenario de montañas que la arropan.
Una iglesia de cuento que en el periodo comunista fue reconvertida en centro de salud y embarazo, y después ha sido reconstruida con el dinero de emigrantes albaneses que viven en Estados Unidos. No pudimos verla por dentro porque estaba cerrada, pero su exterior merece mucho la pena.

Qué ver en el Valle de Theth
Más allá de estos dos puntos a visitar en el pueblo, el Valle de Theth tiene unos cuantos atractivos naturales que sirven de excusa para andar por sus caminos y bosques. Los más famosos son la cascada y el cañón de Grunas por un lado, y el Ojo Azul por otro. Están bastante distantes entre sí para hacerlo andando en un solo día (unos 20 kilómetros), por lo que es recomendable dedicar un par de días al valle y verlo todo tranquilamente. Por supuesto si eres más exigente a nivel de trekking, la zona da más de sí.
La cascada y el cañón de Grunas
La cascada de Grunas es una caída de agua de 30 metros de altura que dicen es de las más espectaculares de toda Albania. Me lo creo, porque bonita es un rato 🥰
Para llegar hay que hacer una caminata de entre 45 minutos y 1 hora en cada sentido, cubriendo una distancia de unos 6,5 kilómetros. Nosotros la hicimos con guía, pero en verano es fácil encontrarte con bastante gente que circula por los senderos yendo o viniendo del lugar. El camino está más o menos marcado, pero quizá te puedas perder si no hay nadie por allí.

La primera parte es muy fácil. Desde la kulla de Theth hay que andar hacia la izquierda por el camino junto al río. Después llegas a un pequeño puente metálico pintado de rojo que es un poco inestable, cruzarlo y continuar por un sendero bien marcado que sube poco a poco. Cuando llegas a una granja con señora vestida de negro integral ocupándose de sus animales, sólo tienes que seguir montaña adentro. En realidad en ese mismo sitio se puede tomar un café o refresco en un pequeño prado con mesas y sillas.



Más adelante empieza una subida que sin ser larga, apenas de 15 minutos, es un poco esforzada porque hay que trepar por las rocas mientras apartas las ramas de los arbustos espinosos ¿Quién dijo aventura? bueno, aventurilla 🙃

La cascada de Grunas, como decía, es preciosa con la poza de aguas cristalinas que forma a sus pies, y esos colores azules y verdes tan intensos. Hay quien se baña, pero el agua está realmente gélida.



Después toca bajar por el mismo camino y continuar hacia el cañón de Grunas. El fragor de la cascada se va perdiendo entre la vegetación a medida que la vamos dejando atrás. Cuando llegamos al camino principal, en vez de girar a la derecha para volver hacia Theth nos vamos por el camino de la izquierda y seguimos bajando.


Mientras iba pensando en cómo sería el cañón de Grunas, el guía que nos acompañaba nos pidió que no nos acercáramos mucho al borde izquierdo del camino. Está cubierto de árboles y maleza, pero lo que hay allí es una caída casi vertical al río Lumi, que es el que recorre el Valle de Theth. De hecho tiró una piedra para que lo entendiéramos bien y… uf.
Un poco más adelante llegamos a un puente de madera un tanto precario, y ahí está una visión sorprendente, bella y no apta para los que tienen vértigo. El río Lumi ha excavado en la roca caliza un cañón estrecho y muy profundo. En el fondo el agua discurre con su color turquesa y su espuma blanca. Espectacular.

Terminar esta ruta metiendo los pies en el río, en cualquier punto junto al pueblo, te ayudará a recuperar la circulación y el cansancio de tus piernas. Eso sí, prepárate a gritar de dolor, literalmente, porque el agua está helada y aunque estés a 30 grados al sol, no creo que aguantes más de 3 o 4 segundos seguidos 😅

Blue Eye o Syri i Kalter
El Blue Eye es otro de los objetivos más codiciados y famosos del Valle de Theth. Está en la misma dirección que la cascada de Grunas, pero más lejos y en la margen contraria del río.
Para llegar al Blue Eye del Valle de Theth puedes ir andando por una pista sin asfaltar y “comiéndote” el polvo de los 4×4 que van y vienen con otros viajeros o llevando suministros. Y por eso no te aconsejo que lo hagas así.
👉 En el pueblo puedes contratar un taxi 4×4 que te lleve hasta el punto donde comienza el sendero del Blue Eye, que está en las afueras de la aldea de Nderlysaj. En realidad se trata de adentrarse en otro valle que desemboca en el de Theth.
Lo que no me habían contado ni había leído es que el camino hasta el Blue Eye es impresionante. De hecho, diría que más bonito que la cascada y el cañón que habíamos visto el día anterior.
Todo empieza con un remanso del río que hace de piscina natural. El agua es totalmente transparente 🥰 Junto a ella hay un restaurante local con terraza sobre este remanso de agua. Por la mañana puedes ver cómo preparan la cabra que asan ensartada sobre el fuego, aunque también lo puedes ver en algún restaurante de Theth.



Tomamos el sendero estrecho que rodea dicho restaurante y enseguida nos toca cruzar un puente de madera que también es inestable. Desde ahí vemos cómo se abre otro cañón de roca muy pulida con cientos de oquedades, aparentemente suaves, por las que discurre una catarata en distintos niveles. Se la oye más que se la ve, pero ahí está.



El camino continúa pasando junto a una zona de pozas que casi ni vemos a la ida, resueltos a llegar a nuestro objetivo: el Ojo Azul, Blue Eye o Syri i Kalter. A ratos andamos sin sombra y muertos de calor, a ratos nos metemos en el bosque o circulamos junto a paredes de roca altísimas que nos dan algo de sombra. Tras una curva aparece el valle verde con casas diseminadas en sus laderas. Se ve que son casas de labranza grandes, pero muchas parecen abandonadas.

Nos adelanta un hombre con una mula que carga unos cuantos sacos. Es la única forma de hacer llegar cosas a esas casas, me digo a mí misma. Y empezamos a encontrarnos con pequeños puestos de refrescos. Bien refrigerados por una manguera que trae agua helada del río. Están ahí porque hay negocio, claro está. Y claro está que toda esa mercancía la tienen que cargar las mulas.

Y así, tras un último tramo con mucha pendiente, cruzar otro puente y pasar junto a una granja para bajar un poco más, llegamos al Blue Eye. La visión sería idílica si no fuera porque hay bastante gente que, como nosotros, han ido a ver esta maravilla. Y por el restaurante que han instalado un poco más arriba al que hay que subir por unas escaleras de madera empinadas. Mis rodillas y vértigo dijeron para otro día, así que me quedé al pie del agua contemplando la poza más famosa del Valle de Theth.

Entre los visitantes los hay que desafían a las leyes de la temperatura corporal o al riesgo de hipotermia, y se sumergen en sus aguas. Una valentonada que tampoco secundé. ya no tengo edad 😂.
De vuelta por el mismo camino, ya que aquí no hay ruta circular que valga, esta vez sí que apetece remojarse los pies y decidimos parar en las pozas que habíamos visto al principio casi de refilón ¡Qué lugar! Me atrevo a decir que me gustó más que el famoso Ojo Azul.
El agua no está tan fría (aunque está muy fría), es transparente, las rocas no resbalan demasiado y las formas redondeadas que han formado parecen asientos o reclinatorios en los que puedes tumbarte a tomar el sol mientras dejas que el río refresque tus pies. De verdad, un lugar idílico que si bien estaba un poco lleno cuando llegamos, enseguida se despejó y lo tuvimos para nosotros solos.



Consejos e información práctica para ir al Valle de Theth
- Los precios son superiores a los del resto de Albania. Me refiero a las bebidas, comidas y alojamiento. Algo lógico teniendo en cuenta su carácter de lugar aislado.
- Cuidado con beber agua de la montaña. Los locales te dicen que puedes beber de las fuentes que ellos improvisan con mangueras, pero te puedes pillar una buena diarrea. La misma advertencia aplica para beber agua directamente del río. Yo lo hice y me pasó. No fui la única. Y no te digo lo que es aguantar el tipo volviendo del Valle de Theth en el viaje de 4 horas de carretera sin posibilidad de hacer una parada.
- Si viajas en agosto reserva tu alojamiento antes de ir a no ser que lleves tienda de campaña. Theth es un destino popular para los albaneses, y agosto es su mes de vacaciones. El resto del año no creo que haya problemas al respecto. Puedes hacerlo aquí.
- Ten en cuenta que los cortes de luz son algo frecuentes en el Valle de Theth, así que lleva una linterna o frontal y vigila la carga de las baterías del móvil y la cámara.
- Para comer hay pocas opciones. Sólo hay un par de restaurantes, el resto son las propias guesthouses las que ofrecen comidas con opciones limitadas.
- Recientemente han abierto un pequeño supermercado en el extremo norte del pueblo, un poco más arriba de la entrada al valle desde la carretera. No es muy caro, pero si quieres ir sobre seguro compra tus snacks para las caminatas e incluso el agua mineral en Shkodër o en alguna estación de servicio a la salida de esta ciudad. Encontrarás más variedad y será mucho más barato.
- Aunque viajes en verano llévate algo de abrigo. En agosto es suficiente con una chaqueta o forro polar ligero y pantalones largos para la noche.
- Por supuesto, lleva buen calzado para andar por allí. Y unos bastones de montaña te serán de mucha ayuda porque hay mucha roca.
- Si quieres ir al Valle de Theth de forma más organizada, aquí puedes ver y reservar excursiones de varios días.
¿Qué te ha parecido el Valle de Theth? ¿crees que merece su fama?
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