
Actualizado el 25 enero, 2021
Sliven es una ciudad mediana del este de Bulgaria que no es imprescindible en tu viaje a este país, la verdad sea dicha. No obstante, si vas a viajar a Bulgaria para bastante tiempo, y si quieres salirte de las rutas más convencionales, no te digo que no vayas. De hecho Sliven se sitúa en las faldas de los Balcanes, que están llenas de bosques magníficos, y el Parque Natural de las Piedras Azules está a tiro de piedra, así que es una parada más que interesante. La misma Sliven también tiene dos o tres atractivos a sumar. Aquí te lo cuento :)
Dónde está Sliven y cómo llegar
Sliven está a 300 kilómetros de Sofía, la capital de Bulgaria, y tan sólo a unos 100 kilómetros del puerto de Burgas, en el Mar Negro. Mirando el mapa con cierta distancia, casi emociona ver lo cerca que está de Estambul.
Para llegar a Sliven puedes coger un tren en la Estación Central de Sofía. Dicen que este recorrido es precioso porque atraviesa los Balcanes orientales. Y esta era nuestra idea, pero resultó que había no sé qué obras en las vías. El tren de las 16 horas de los sábados se había cancelado y no restablecían el tráfico hasta las 23 horas. Como se nos hacía un poquito tarde, decidimos intentar la otra opción: el bus.
La estación de autobuses de Sofía está al lado de la de los trenes, así que ni tan mal. Hay varios horarios para Sliven, solamente tienes que hacerte entender con las de las taquillas… Nosotros compramos billetes para el bus de las 17.00 h.
Es decir, en ambos casos tienes varias opciones por día para viajar de Sofía a Sliven de manera directa. El trayecto dura unas cuatro horas, tanto en tren como en autobús.
Qué ver en el centro de Sliven
Sliven es una ciudad tranquila, muy tranquila, y contra todo pronóstico su centro histórico, compuesto por un par de calles peatonales y algunos jardines, están muy bien cuidados.


No obstante, los edificios de factura comunista se alzan viejos y casi amenazadores por todas partes, y eso que los cercanos Balcanes son más altos, je, je.

Como te contaba, en el centro hay un puñado de edificios de principios del siglo XX que están recién restaurados. Pintados de colores pastel, coquetos, me recordaron un poco a Pecs, en Hungría.
Estos edificios albergan algunos museos como la Casa Mirkovich, donde suele haber exposiciones de arte contemporáneo. Entre unos y otros hay restaurantes muy majos, con sus terrazas y personal tomando el sol, si hace bueno.



El monumento a los Haiduku, el corazón de la historia de Sliven
Si Sliven es conocida por algo, al menos en Bulgaria, es porque los partisanos o haidukus búlgaros lucharon con valentía contra el ejército otomano, allá por la década de 1830.
Por si no lo sabes, los partisanos de aquí y de otros países fueron grupos de resistencia clandestinos que actuaron contra el gobierno, dictadura, o imperio en este caso. Practicando la guerra de guerrillas desde montes y bosques. Allí donde hubo “partisanos” hay leyendas, mitos, y en general simpatía de la población civil hacia ellos. Entre otras cosas porque eran parte de la población civil. Como los “maquis” de la Guerra Civil española.

El caso es que los partisanos de Sliven, que lucharon en los bosques de las “montañas azules” que rodean a la ciudad, son objeto de orgullo y tienen una estatua altísima junto al casco histórico. Es típico hacerse una foto en su base, junto a uno de los bustos con grandes bigotes que están en el pedestal. Con ellos suele haber alguna corona de flores.
La iglesia Sveti Dimitar
Frente al monumento a los haiduku está la iglesia Sveti Dimitar. De nave muy alargada, y poca altura, no esperaba gran cosa ya que su exterior promete un sencillo templo ortodoxo. Cuando traspasas el umbral, en cambio, la cosa cambia completamente.
Poner un pie en su interior es adentrarte en una atmósfera medieval, llena de iconos y retablos en la penumbra, con un techo bajo y la iluminación de las velas. Es preciosa y para estar un buen rato, a pesar de su humilde tamaño.

Sveti Dimitar fue construida en 1831, en los mismos tiempos del Imperio Otomano, y su tamaño dicen que tiene que ver con este hecho. Es decir, no estaba permitido construir templos de otra fe que fueran más grandes que la mezquita principal del lugar. Si aún queda en pie la mezquita de Sliven, por cierto, no te lo puedo decir porque no la vi…

Si quieres preparar tu viaje a Bulgaria contratando excursiones y tours guiados, mira la oferta de GetYourGuide aquí.
El mercado de Sliven
Muy cerca de la iglesia, cruzando la avenida principal de varios carriles, está el mercado central de Sliven, en su mayor parte cubierto.

Este mercado se divide en galerías de productos, como antaño. Las carnicerías, la ropa, alguna floristería, y la zona de frutas, verduras y frutos secos. Esta es la que más me gustó. Los productos de la huerta y bosques tienen una pinta increíble, las especias aportan un contraste de color buenísimo, y los frutos secos te hacen babear.
El ambiente es muy tranquilo, aunque la gente se ve algo seria, mohína. Pero ahí están las verduras para alegrarte.

A continuación del mercado hay varios puestos de comida con mesas de madera en terrazas, ideales también para tomarte un refresco o cerveza :)
El Parque Natural de las Piedras Azules
Me encanta el nombre de este parque natural! ¿a ti no? “…de las Piedras Azules”. Aunque el nombre búlgaro no se queda atrás: Sinite Kamani :)
En realidad, como te puedes imaginar, azul, lo que se dice azul, no es. Bueno, cuando tienes el sol de frente y hay algo de niebla, sí. Mira esta foto y me dices.

Pero el color no importa tanto como darte un buen paseo por los inmensos hayedos de esta sección de los Balcanes. Es una pasada, más en otoño.
Te dejo aquí el enlace a la página oficial de turismo de Bulgaria donde hay información de su fauna y flora, en inglés.

Puedes subir en coche desde Sliven, o coger el teleférico, y una vez arriba seguir alguno de los senderos buscando las cuevas donde vivían los haidokus.
Cuidado, estos senderos no están muy bien señalizados y sólo hay carteles en cirílico, pero seguramente te puedes hacer con un mapa en la oficina de información de Sliven, que está en el centro de la ciudad.

El teleférico se coge en Kaptazha Area, al norte de Sliven, y la subida es de unos 20 minutos para recorrer casi dos kilómetros. Te dejo un enlace con la descripción técnica y los horarios aquí. Lo malo es que está en cirílico. Lo bueno es que viene un teléfono al que puedes llamar para informarte. Hay que tener en cuenta las fechas: nosotros fuimos en la tercera semana de Octubre y estaba cerrado. Creo que nos dijeron que para esas fechas sólo abre los fines de semana. En cambio, según esta página hay un horario de verano y otro de invierno, pero como no especifica qué días, ni qué meses abarca cada época del año, pues es un poco lío.
Una alternativa para subir a las montañas puede ser llegar a un acuerdo con algún taxista de Sliven. Le tendrás que indicar dónde te puede dejar. Recomendable pedirle el teléfono para que le llames y suba a buscarte. Si no… toca bajar a pie por la carretera, y/o hacer autostop.
He leído que también hay un microbús que te deja cerca del teleférico, pero sus horarios son irregulares.
El monte Karandila es la altura más prominente de la zona, y en realidad tiene sólo 1.050 metros de altura sobre el nivel del mar. Sin embargo, desde arriba las rocas desnudas que se entremezclan con los frondosos bosques y lo empinado de las laderas hacen que te sientas a mayor altura.
Es curioso ver desde el coche y los miradores cómo los bosques tienen diferentes tonalidades según en qué ladera se encuentren.

La torre de la televisión búlgara
Uno de los puntos más populares del Monte Karandila es el lugar donde se alza la Torre de la Televisión Búlgara. Dicen que ésta es la antena desde donde se retransmite toda la señal al país. No sé si será cierto, pero es accesible en coche y lo que hay junto a ella es una vista de 360 grados del valle y esta parte de los Balcanes. Así que sólo por eso, merece la pena hacer una paradita.

Eso sí, no hagas como la gente del lugar, que se suben a una antigua plataforma (probablemente la del teleférico antiguo) para hacerse fotos o sentir el peligro. Está oxidada y amenaza con caerse en cualquier momento.
El monumento escondido
Localiza en el mapa un lugar llamado Karandila Bakery, junto a la carretera. Ahí tienes una panadería con buenos productos, mesas de picnic, y contenedores de basura, además de un parking gratuito.
Alrededor de estos edificios los hayedos te abren sus brazos y caminos, y muy cerca hay un pequeño lago donde los árboles se reflejan perfectamente.

No obstante, lo mejor está internándote por un desvío que hay cruzando la carretera, por detrás de la panadería mencionada. Es otra vía pequeña, accesible en coche, que está bastante cuidada. ¡Incluso tiene una hilera de farolas! Lo que no recuerdo es que hubiera algún tipo de señalización, y es extraño, porque el lugar es fantástico.

Las hayas son monumentales, hay un pequeño riachuelo que quizá en primavera baje más colmado de agua, pero es en otoño cuando seguro, seguro, te vas a quedar con la boca abierta.

Los hayedos en otoño enganchan la mirada igual que el mar, el fuego o la nieve. Hipnotizan, y puedes estar horas y horas mirando cómo los rayos del sol evolucionan entre las ramas, iluminando hojas, troncos y hongos.



A lo que vamos: andando unos 300 metros te encuentras con una gran estatua de corte claramente soviético. Es un monumento conmemorativo a los 200.000 soldados rusos que murieron ayudando a los partisanos en su lucha contra los otomanos. Fueron decisivos para la victoria, aunque la leyenda de los partisanos es la que siempre se pone de relieve en la historia de Sliven.

Aún no he decidido si el monumento en sí, que cuenta con un murete y canalización del agua del arroyo, me gusta o no, je, je, pero el sitio es curioso e ideal para montarte un picnic.
Cuando fuimos nosotros no había absolutamente nadie, y nadie pasó por la carretera, pero había restos de picnics anteriores. No lo hagáis por favor, no dejéis vuestra basura allí, hay que cuidar el planeta!

En toda la zona hay varios hoteles y guesthouses, la mayoría compuestos por casitas o bungalows. Un buen lugar donde retirarse a pasar unos días recorriendo estos bosques. Dicen que hay mucha fauna salvaje.
La verdad es que es un área llena de posibilidades. Senderos, merenderos, cascadas, las mencionadas cuevas… Todos son sitios estupendos donde parar para dar un paseo por el bosque. Eso sí, te recomiendo que no vayas a ciegas (como nosotros, ji, ji), y estudies un poco el mapa antes de ir, o te informes en la oficina de información turística de Sliven. Así aprovecharás mejor tu estancia. Además, por lo visto ofrecen tours guiados en inglés y en búlgaro.
Un último detalle. Junto a la carretera, e incluso en la mencionada panadería cercana al monumento a los soldados rusos, hay varias fuentes. Es bastante común ver a viajeros y gente de Sliven que paran a llenar garrafas y botellas. La razón es que estas montañas son famosas por sus aguas, dicen que muy buenas para la salud, incluso curativas.
El pueblo de Stara Reka
Si subes unos kilómetros más, aguantando las curvas entre bosques, puedes llegar al pueblo de Stara Reka. Este es un ejemplo, aunque hay más, de pueblos de montaña de Bulgaria.

Nosotros fuimos invitados a comer en una de sus casas, en plan totalmente familiar, pero aunque no tengas invitación ni propósito alguno, te recomiendo que hagas un alto y des una vuelta entre estas casas de campo de ladrillo y tejados a cuatro aguas, con sus jardines y pequeñas huertas, gallinas, árboles frutales, y tranquilidad absoluta.

Índice de posts de Bulgaria en el blog
- Paseos sin rumbo por Sofía: qué ver en la capital de Bulgaria
- Patrimonio de la Humanidad de Bulgaria: Sveshtari y las iglesias de Ivanovo
- Sliven y el monte Karandila: Bulgaria en otoño
- Convivencia con los gitanos de Bulgaria: notas de una gran experiencia
Este post contiene enlaces a sitios afiliados al blog. Esto significa que si haces una reserva desde dichos enlaces, yo ganaré una pequeña comisión. En ningún caso tú pagarás más y en alguno conseguirás un descuento, como en IATI Seguros.