
Actualizado el 6 octubre, 2019
Bajando del puerto de Belagua nos dirigimos a Isaba, un pueblo que yo imaginaba más pequeño y con menos atractivos de los que encontramos. También, el que tenía más bares y restaurantes de la zona, algo que ni siquiera Ochagavía le supera. En fines de semana de gran afluencia como el del puente de Todos los Santos puede ser un poco problemático, eso sí. Pero vamos a lo que vamos: descubrir los atractivos del Valle del Roncal!
El Valle del Roncal y la tradición de la Flor del Sol

Nada más llegar a Isaba nos topamos con una tradición aún viva, propia de las fechas otoñales: la Flor del Sol luce en las puertas de las casas.

Es la Iduzkilore o Eguzkilore, una planta que parece un gran cardo cuando está seca y que es bianual, típica de los pastos montanos. En su segundo verano de vida desarrolla una gran inflorescencia.

Según la tradición precristiana los vecinos cuelgan las flores de Sol en las puertas para protegerse de los malos espíritus, brujas, lamias, genios de la enfermedad, la tempestad y el rayo.

Subimos también a ver la iglesia de San Cipriano, del siglo XV, pero está cerrada así que sólo podemos admirar su exterior. Parece más una fortaleza-palacio, con una balconada y todo.

Callejeando encontramos otros aspectos curiosos como la casa de un indiano. Es fácilmente reconocible por la esfinge de un indio sobre la puerta principal. En otra encontramos el escudo del rey Abderraman de Córdoba. Toma ya.


Admiramos también los tiestos pintados de rojo que adornan los balcones y que bañados por el sol pueden transportarte sin querer a un rincón de Andalucía, así a lo tonto :)

Señoras que se asoman curiosas a las ventanas, balconadas de madera de distintos estilos, detalles en las puertas de las casas y las fuentes, que nos hablan de oficios quizá ya perdidos.




Y por si fuera poco… al lado del parking que hay a la entrada del pueblo, un dolmen del Neolítico nos da la bienvenida y nos despide.
Uztarroz y sus quesos

En un folleto de información de la zona leemos que en Uztarroz, pueblo que nos pilla de paso para cruzar al valle de Salazar donde está Ochagavía, hay un museo del queso donde además venden este manjar.
Sí, el queso del Valle del Roncal es famoso, y doy fe de que está buenísimo!!
Resulta que, además de poder comprar dicho queso (la quesería -no tanto museo- está al lado de la carretera), nos encontramos con que es otro pueblo magnífico lleno de calles empinadas que trepan por la montaña con sus adoquines.
Ochagavía, la última parada
Ochagavía es paso obligado en el Valle del Roncal. Es uno de los pueblos más célebres de la región y no es para menos. Desde luego es muy bonito, con sus cuidadas casas, de «rancio abolengo», los llamadores y cerraduras de las puertas -cada uno con su forma-, y los puentes sobre el río, justo al lado de la carretera que lleva a la Selva de Irati.



Por todo esto y más sensaciones e imágenes que no se pueden transmitir, te recomiendo que no dejes de hacer una ruta por el Valle del Roncal :)
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