Navarra es una de esas regiones a las que me encanta volver una y otra vez. Guarda todo tipo de sorpresas y es una región de lo más variada, así que cuando decidimos ir a Pamplona y hacer una excursión a las Bardenas Reales, no podía estar más contenta porque este es uno de esos objetivos, de esos paisajes vistos en fotos, que siempre tenía en mente ir a conocer y fotografiar. Hoy te lo traigo al blog para ponerte la miel en los labios si no lo conoces.
Es cierto que el tiempo no nos acompañó. Había llovido mucho la noche anterior y ése día las nubes amenazaban con volver a descargar. El suelo estaba muy empapado, embarrado e inundado en muchas zonas. Cuando llegamos quedó claro que no podríamos hacer senderismo, ni acceder a algunos de los miradores que hay en las Bardenas.
Tampoco es que la idea de ir y volver desde Pamplona sea la mejor para visitar las Bardenas Reales. No es que esté muy lejos, pero sí hay una distancia y ello implica una ida y vuelta a sumar a la jornada. Por lo tanto, aviso a navegantes:
Si quieres tener tiempo de recorrer este paraje como se merece haz noche en Tudela o en alguna otra localidad cercana, y disfruta como se merece de la que fue la tierra de los Dothraki en Juego de Tronos. A ser posible, incorporando un amanecer y/o atardecer ;-)
Algunos datos de las Bardenas Reales
- Este semidesierto tiene más de 40 hectáreas.
- Se sitúa al Sureste de Navarra y linda con Aragón, formando parte de la cuenca del río Ebro.
- Su paisaje se ha ido formando en los últimos 20 millones de años, en especial con la acumulación de sedimentos en el Terciario y la erosión siguiente en el Cuaternario.
- Fue declarado Parque Natural en 1999, seguido del estatus de Reserva de la Biosfera en el año 2000.
- También pertenece a la Red Natura 2000, siendo pues una Zona de Especial Conservación (ZEC).
- Los bandoleros y soldados que lucharon en las guerras de Aragón y Castilla tomaron estos parajes como refugio y escenario perfecto para sus fechorías.
- El proceso de erosión de las Bardenas Reales continúa hoy en día, siendo un terreno tan vivo como el que más.
- Puedes leer y ver vídeos con todos estos detalles en la web oficial.
- Por cierto, no digas «bárdenas» porque caerás en el error. Es una palabra llana sin tilde.
Cuenta la leyenda que Sancho de Rota robaba a los ricos para dárselo a los pobres. No sé si consiguió su fama porque se autodenominó Rey de las Bardenas, o porque comandaba a 30 bandoleros y demostraban grandes habilidades estratégicas para no ser capturados. El caso es que, al final, las fuerzas del orden sí consiguieron rodearle y Sancho, conocido como “Sanchico Rota” decidió quitarse la vida. Su cuerpo fue paseado por varias villas de la región y finalmente se expuso en Tudela, colgado de la horca, como señal de advertencia para todo aquél que estuviera pensando en emular a este personaje.
Una sencilla excursión a las Bardenas Reales no te dejará indiferente, a pesar de ser eso, sencilla
Creo que fue en el Mirador de la Blanca, en el Alto de Aguilares, donde paramos para contemplar por primera vez las Bardenas Reales. Me invadió algo de emoción, y además el sol parecía querer salir un poquito entre las nubes. No veía la hora de que nos acercáramos más.
Después sí, avanzamos por la estrecha carretera que se va aproximando a los principales reclamos de las Bardenas Reales. En realidad estamos sólo en una de las tres zonas en las que se diferencia este territorio: las Bardenas Blancas, nombre que le viene de los afloramientos de sal y de la escasa vegetación que puede crecer por allí.
Pasamos junto a los Tres Hermanos, tres cabezos separados por unos cientos de metros entre sí, que antaño estaban unidos formando una gran montaña.
Los cabezos son elevaciones naturales del terreno, aislados en el paisaje
El de en medio es el que más me gusta, estéticamente hablando, con su roca en forma de boina coronando una pendiente de líneas sinuosas que caen como si fueran los pliegues de una falda.
El barro y la amenaza de lluvia amenazaban, como ya he dicho, nuestra excursión por las Bardenas Reales, pero decidimos no renunciar a intentar atisbar un poco de este paisaje que tanto me recordó al desierto de los Monegros. De hecho, las similitudes son más de las que pensaba en un principio, pero es cierto que las Bardenas Reales son más grandes, extensas y en cierto modo majestuosas. Es como la hermana mayor de estos “desiertos” que no lo son tanto.
Gravas, arenas, arcillas y limos han dado lugar a las formaciones coloridas de caliza y yeso que son como un libro abierto de geología.
Me encanta la perfección de la Naturaleza en sus patrones lineales, regulares y simétricos. La perfección de una maquinaria que hace posible la vida, incluida la nuestra.
Aprovecho para meter una cuñita sobre el respeto al medio ambiente: no se nos tiene que olvidar que somos y vivimos gracias a la Naturaleza, y que si no la cuidamos lo pasamos y lo vamos a pasar muy mal.
Castildetierra (Castillo de Tierra) es el “cabezo” más popular de las Bardenas Reales y no es para menos. Esta chimenea de hadas (bonito apelativo), es una espectacular columna de sedimentos que está coronada por rocas de arenisca que la protegen de la erosión. Me encanta cómo la base se despliega en cárcavas que parecen como los dedos de la mano de un gigante. Se aprecia mejor observándolo a cierta distancia.
Los Blanquizales es otro punto ante el que detenerse. Sus formas ondulantes destacan en el cielo, y las texturas parecen llamarte. Por cierto, que las arcillas y yesos más antiguos están en la parte superior, y las más “nuevas” en el inferior. Creo que a esto se le llama discordancia geológica.
En los blanquizales la vegetación es casi inexistente, y por eso se les conoce también como badlands o “tierras malas”.
Quedó en el tintero subir al Mirador de Juan Obispo, andar por el Barranco de las Cortinas, y también por las Bardenas Negras, entre otros rincones.
La verdad es que las Bardenas Reales dan para varios días y aun así probablemente no habremos visto más que una pequeña parte de toda su riqueza. Pero como te decía la principio, este post va de ponerte la miel en los labios como me pasó a mí misma.
Queda pendiente ir “como dios manda” y cuando así sea, te lo contaré con todo lujo de detalles ;-)
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Qué locura de paisaje. Tan extraño y tan desapercibido ¡y tan al alcance! Dan ganas de perderse pronto entre cabezos. Un abrazo ☺️
Espero que lo puedas hacer! 😄 un abrazo!