Florencia es una ciudad llena de encantos. Tantos, que puede abrumar. Pero entre esos atractivos hay uno que, excepto el más famoso, puede pasar algo desapercibido: los puentes del Arno, el río que atraviesa la ciudad. Aquí tienes una pequeña guía con la historia de cada uno.
Por qué hay que visitar los puentes del Arno
Siempre me han gustado los puentes. Quizá porque comunican una orilla con otra, o porque está prohibido fotografiarlos en muchos países (aquéllos en los que los gobiernos aún viven con las historias de espías y estrategia militar en la cabeza). O puede ser porque tienen un no sé qué en sus formas. Desde ellos hay muchas perspectivas de un mismo sitio, y sobre todo la posibilidad de contemplar cómo el agua corre bajo tus pies.
Uno de los puentes más famosos, quizá de todo el mundo mundial, es el Puente Vecchio y por supuesto está en esta lista, pero no me quiero detener sólo en él.
Quizá tenga que empeza aclarando que Florencia cuenta con varios puentes que unen sus dos lados, y cada uno tiene su historia. No todos son especialmente bonitos, pero en ellos pueden pasar cosas, y como he dicho hace un momento, puedes obtener una vista distinta de la ciudad que se asoma al Arno. Por eso te recomiendo que los recorras todos. Además, no están muy lejos unos de otros.

En concreto, te voy a hablar de los cinco puentes del Arno que son los más céntricos:

Puente Vecchio
En la II Guerra Mundial, cuando las tropas nazis llegaron a Florencia en 1944, una de las cosas que hicieron fue bombardear los puentes del Arno. No dejaron ninguno en pie, excepto el Puente Vecchio el único verdaderamente antiguo. Contra todo pronóstico por cierto. Por eso, durante un breve periodo del siglo XX los florentinos de ambas márgenes quedaron comunicados sólo por un puente, como antaño.
El Puente Vecchio era el único puente de Florencia en la época de los romanos, allá por el 120 d.C. No tenía nada que ver con el actual. Ni se llamaría así tampoco. Pero este era el lugar para cruzar de una orilla a otra y eso tiene su valor ¿no?
El caso es que las crecidas del Arno se lo llevaban por delante en cada ocasión, así que tenía que ser reconstruido. Reconstrucciones que fueron mejorando siglo a siglo con el uso de nuevos materiales y técnicas arquitectónicas más resistentes, más duraderas.
Llegó a mantenerse en pie hasta 100 años seguidos. Pero de nuevo el Arno se lo llevó por delante.
En 1345 una reconstrucción más acertada creó la base del actual puente Vecchio.

El Puente Vecchio que podemos ver hoy en día parece una comunidad de vecinos agujereada por debajo cuando se ve desde el exterior. Es el único de los puentes del Arno que no parece lo que es.

El Puente Vecchio alberga comercios desde el s. XIII. En sus inicios estaba ocupado por los pescadores y curtidores, oficios dependientes del agua, pero después fueron los carniceros los que ocuparon prácticamente todo el espacio. Por cierto, echaban los desperdicios al río.
Y cuántas veces había yo pensado en este puente cuando leía la famosa novela de El Perfume (aunque esta no se desarrolla en Florencia, sino en París).

Ya en el siglo XVI, los nobles y extranjeros que visitaban la ciudad utilizaban el puente para ir de la Galería Uffizzi al Palacio Pitti. Por eso el gran duque Fernando I expulsó a los carniceros, ya que el olor y la suciedad les molestaban.
Fue entonces cuando se establecieron aquí los joyeros y orfebres. Y allí siguen. Una hilera de escaparates de oro y piedras preciosas que me trajo recuerdos de los Bazares de Oriente como el Gran Bazar de Estambul, el de Isfahan, o el de Kermán en Irán.

Relucientes escaparates, emisores de luz, de sueños de grandeza, riqueza y quién sabe si de poder. Personalmente no me gustan esas joyas, muchas de las piezas exhibidas me parecen grandes horteradas. No puedo evitar pensar que lo que veo ahí es el oro que provoca la fiebre de deseo, y los diamantes que aún hoy son extraídos a cambio de dolor, sufrimiento y sangre humana, en otras latitudes.

Para visitar los puentes del Arno sólo necesitas incluirlos en tu agenda, pero hay muchos sitios de Florencia que merece la pena verlos con una visita guiada. No te pierdas la mejor oferta de tours, compra de entradas y excursiones a otras ciudades de la Toscana aquí.
Ponte alle Grazzie
Si andamos hacia la Galería Uffizzi por el Corredor de Vasario, y continuamos por la estrecha acera junto al río, llegamos a otro puente más humilde. Este es el mejor camino para llegar a la Plaza de Michelangelo desde donde tienes unas vistas casi aéreas de Florencia.
El Puente Alle Grazzie es un puente bastante solitario, tranquilo, funcional y abierto al tráfico. Pero desde aquí hay muy buenas vistas del Vecchio así que no hay que dudar en acercarse.


Ponte Santa Trinitá
Si andamos en dirección contraria partiendo del Vecchio, nos encontramos con el Ponte Santa Trinitá.
El Santa Trinitá fue reconstruido después de la destrucción nazi, recuperando las piedras que habían caído al río y reemplazando las perdidas en la misma cantera que las originales.
Me gusta mucho este puente. Tiene una vida más tranquila que el Vecchio, pero tiene vida. Italianos que van a ver el atardecer sentados en el murete. Chicas que llegan en bicicleta y se sientan a leer un rato. Turistas de todas las nacionalidades que se acercan a hacer fotos. Florentinas que se encuentran y paran a compartir el último cotilleo del día.


El Ponte Santa Trinitá te da la bienvenida con preciosas estatuas que simbolizan las cuatro estaciones. Por cierto, la cabeza de Primavera se encontró en el río en la década de los 60 del pasado siglo.


Es además un puente de arcos elípticos de entre 29 y 32 metros de ancho. Arcos generosos bajo los que discurren los aficionados al remo. Ida y vuelta, con el mismo ritmo, la misma velocidad hipnotizadora. Desde arriba puedes ver cómo el puente les engulle para aparecer unos segundos después por el otro lado. Hipnótico.

Ponte Alla Carraia
Si continuamos, llegamos al Ponte Alla Carraia. Es el conocido como Puente Nuevo, el segundo puente de la ciudad que también fue volado por los aires. Se reconstruyó en 1948 respetando la estructura del anterior.


Ponte de Americo Vespuccio
Y después, llegas al Puente de Americo Vespuccio. Nombre que nos recuerda al explorador que a su vez nombró a todo un continente, América. Quizá el más reciente, de líneas indiscutiblemente modernas y sencillas, en sí mismo no parece tener mucho atractivo. Los peatones cruzan con prisa y el grueso del tráfico rodado entre las dos orillas discurre por él.
Lo descubrí por causalidad, cuando el autobús en el que me dirigía a San Gimignano tomaba este camino para salir de Florencia.
Mirando por la ventanilla me llamaron mucho la atención las vistas. Justo delante del puente hay un desnivel que hace que el río caiga en un escalón. Además hay una especie de terraza llamada Pescaia di Santa Rosa junto a la Iglesia de San Frediano in Cestello.
No hay mucho sitio para estar sobre él, pero aun así una tarde-noche me fui, planté el trípode y tomé unas fotos mirando a los otros puentes. Y es casi la última imagen que me llevé de Florencia y de los puentes del Arno, en soledad y tranquilidad.

Mapa interactivo
Aquí te dejo un mapa interactivo con los puentes del Arno que he mencionado, así como la posibilidad de buscar alojamiento en Florencia. Puedes ampliar o acercar, escoger las fechas que te interesan y utilizar los filtros de presupuesto, puntuación y más cositas con el icono que hay junto al de número de personas 😉
Sigue leyendo sobre Florencia y Toscana
Este post puede contener enlaces a sitios de afiliados. Esto significa que si haces una reserva desde dichos enlaces, yo ganaré una pequeña comisión. En ningún caso tú pagarás más y en alguno conseguirás un descuento, como en IATI Seguros. Puedes leer más en la sección Descuentos que enlazo aquí.








Maravillosa Florencia y maravilloso el Arno con sus puentes increíbles, y es verdad el Ponte Vecchio se destaca por las construcciones y sus joyerías, nunca vi tantas juntas, es un puente peatonal y tranquilo. Las fotografías son excelentes, da gusto verlas.
Muchas gracias Betty! Me alegra de que te gusten las fotos