Volvíamos ya a Reykjavik. Nos quedaba un día y medio en esta tierra alucinante y, un poco somnolientos y circunspectos, avanzábamos por la carretera. Nos quedaban sueños que cumplir con una excursión buscando ballenas en Islandia. Así dicho, promete ¿verdad? 😉
Pero antes de llegar a la excursión buscando ballenas en Islandia, te voy a contar los antecedentes.
Como decía, avanzábamos por la carretera de vuelta a la capital. De repente nos vimos envueltos en blanco. Así como te lo cuento. Parecía que la carretera había desaparecido y a ambos lados todo estaba cubierto de nieve y hielo. Incluso el cielo estaba absolutamente blanco y parecía fusionarse con la tierra.
Un mundo imposible, un desierto de hielo, una tierra que parecía salida de una novela o de una historia de expediciones en el Círculo Polar. Qué sé yo, pero era alucinante y estremecedor.
Poco a poco fuimos saliendo de nuestro estupor mientras contemplábamos el espectáculo. Recuerdo que hablábamos en voz bajita, con respeto. Se nos ocurrió que estaría muy bien parar y hacer unas fotos, pero para cuando reaccionamos el descenso había comenzado. Me temo que no era una idea muy feliz. Imagina que no puedes retomar la marcha y te quedas ahí.
No obstante, paramos un poco después en otro lugar que se reveló también muy interesante. Un edificio cerrado, un hotel que aún no había abierto sus puertas por el clima, estaba rodeado de tierras en las que los barros hacían chu-chup por doquier.
Tierras de colores amarillos, rojos, grises, blancos. Esta es una de las principales sensaciones que me llevo de Islandia: sales del camino y te encuentras con la fuerza de la Tierra en dos patadas. Simplemente maravilloso.
La excursión buscando ballenas en Islandia desde la capital
Después, seguimos hacia Reikiavik. Nos esperaba uno de los hitos del viaje, al menos para mí. Una salida en barco para avistar ballenas.
El día iba mejorando por momentos, aunque seguía bastante nublado y frío. Después de dar una rápida vuelta por la ciudad, fuimos al puerto.
En el puerto de Reyjkavik hay varias agencias que ofrecen excursiones para ver ballenas. De dos o tres horas. Se trata de toda una experiencia, y te recomiendo mucho valorarlo. Eso sí, el éxito no está asegurado al 100%, ni mucho menos. ¿Quién puede controlar los movimientos de las ballenas, el hecho de que decidan salir y mostrarse a nuestra vista?
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La experiencia empezó de manera divertida y un poco agobiante, je, je. Nos habían dicho que nos iban a dar unos monos o trajes de cuerpo entero con los que combatir el viento frío que soplaría con el barco en movimiento.
Después de llegar y preguntar, una vez ya en marcha, así fue. Bajamos a la bodega del barco y de una manera un tanto caótica nos hicimos con un mono de ésos. Procedimos a ponérnoslo encima de toda la ropa que llevábamos ya. De ahí lo del «agobio». Pero ¡sarna con gusto no pica!
Mi torpeza del día: yo me empeñé en no quitarme las botas, en ponerme el mono calzada y todo. Lo conseguí con la primera pierna, pero con la segunda ya no pude ¡Lógico! 😂 Así que ya sabes: te tienes que descalzar. Si además alguien te ayuda a subirte la prenda para meter los brazos, mejor que mejor porque son unos trajes muy pesados y algo rígidos.
De hecho los primeros pasos eran como si estuviéramos en la luna con nuestros trajes de astronauta, ji, ji… y con el barco a toda marcha ya.
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Por fin salí a cubierta y descubrí el panorama de la costa, con Reykjavik y las montañas al fondo.
…y en breve llegó una sorpresita con la que no contábamos.
Nos acercaron a un islote donde anidan… ¡¡frailecillos!! Esos pajaritos tan bonitos que no conseguimos ver en la playa de Vik.
Ahí estaban, a unos 300 metros de distancia. Diminutos, nadando en el agua, «tomando el sol» en el promontorio de tierra y hierba, volando a ras del agua y compartiendo terreno con los cormoranes y las gaviotas. ¡¡Precioso!!
Bueno, las fotos no son muy allá porque con el objetivo 18-105 mm. que llevaba poco podía hacer. Aun así, he ampliado lo que he podido y al menos te puedes hacer una idea 😉
Después de un ratito frente a este islote y las magníficas montañas (volcanes) que lo vigilan, seguimos mar adentro.
Desde la megafonía del barco nos explicaron el código a seguir para que, en caso de ver ballenas o cetáceos, los localizáramos fácilmente.
Mirando hacia delante (¿proa? soy una ignorante en la mar), nos indicarían las horas del reloj: a las 12, a las 11, a las 3… sólo tendríamos que dirigir nuestra mirada hacia ese lado. Práctico ¿no?
Al cabo de un buen rato aparecieron los primeros delfines!! Eran «delfines de pico blanco» (o de hocico blanco). Con al menos una gran mancha blanca en su cuerpo llegan a pesar entre 180 y 275 Kg, y miden entre 2,5 y 2,8 metros. Me refiero a los adultos, claro. No todos tienen el «pico» blanco, pero mira tú por dónde que éstos sí!! 😊
Al final fue «lo más grande» que vimos, porque las ballenas… pues no. Parece que había una por allí, pero no se dignó a salir a la superficie -no se lo reprocho, eh? debía de tener pánico escénico porque éramos dos barcos tratando de verla-.
No tuvimos suerte, una pena. Dicen que en los fiordos del norte es mucho más fácil verlas. Aquí dejo el apunte.
A pesar de este «fallo», me quedo con toda la excursión, las luces en el mar, el sol atravesando las nubes de vez en cuando y bañándolo de color plata. Con las gaviotas, los delfines y mis queridos frailecillos. Y con las risas a propósito de los trajes de «capitán pescanova».
Otra gran experiencia en esta corta visita a Islandia. ¡Tengo que volver!!!
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Muy interesante este post. Islandia es uno de los destinos a los que me gustaría viajar próximamente.
Me gustaría saber cuándo fuiste y cuántos días recomiendas para visitar el país.
Saludos viajeros.
Hola David! yo sólo estuve 5 días, aprovechando el puente del 1 de Mayo… recomiendo más, mejor 10-12 días, aunque es cierto que es bastante caro así que también depende de tus posibilidades. Islandia es impresionante, eso te lo aseguro!! También la época del año te puede limitar, porque hasta primavera la carretera circular no está abierta en su totalidad. Por otro lado, ahora es cuando puedes auroras boreales, mientras que a finales de abril/principios de Mayo se puede, pero ya no se hace de noche totalmente.
En fin, yo cuando vuelva espero poder dedicarle 2 semanitas o así, en verano para poder hacer el recorrido circular :)
Saludos!
Alicia
Muchas gracias por toda la información. Aunque todavía no le he puesto fecha es un destino al que llevo tiempo queriendo ir. He escuchado que es un sitio para ir dos veces (en dos estaciones diferentes) y que el tiempo cambia muy rápido. Hace poco leí «La isla secreta» de Xavier Moret y las ganas no dejan de ir «in crescendo».
¡Felicidades por el blog y por las fotografías!
Muchas gracias!! Ese libro lo tengo pendiente ?