El cráter de Ngorongoro, un lugar único en la Tierra

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Por Alicia Ortego

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Estamos en el Valle del Rift, junto al lago Manyara, subiendo hacia el que dicen es el cráter volcánico cerrado más grande del mundo: el cráter de Ngorongoro. No sabemos muy bien cómo será eso de andar por ahí viendo fauna. Es el primer safari del viaje, así que la expectación es máxima.

La tarde va cayendo y una vez traspasada la puerta del Área de Conservación, la vegetación se espesa. De repente avistamos un búfalo en la ladera de la montaña, entre arbustos frondosos. Más arriba empezamos a cruzarnos con cebras e incluso un par de elefantes. Esto sólo acaba de empezar… 🥰

NGORONGORO-Manyara Lake
Vistas del Lago Manyara mientras subimos
cebras en el cráter de Ngorongoro
Las primeras cebras… ¿tienen o no un culo precioso?
Alicia argelia

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La primera visión del cráter de Ngorongoro es fastuosa.

Recordándome un poco a la caldera volcánica de Isla Isabela (Galápagos), llenamos nuestros pulmones de aire en el mirador que hay junto a la carretera. Un lugar llamado The Heroes Point.

Contemplar los 260 kilómetros cuadrados de ese lugar, desde una altura de unos 600 metros es increíble. Los que tienen prismáticos de largo alcance nos avisan de que allí abajo hay un par de rinocerontes! es el animal más difícil de ver, pues está en serio peligro de extinción… ¿los alcanzaremos al día siguiente, cuando bajemos?

cráter de Ngorongoro Heroes point
Las vistas desde el Heroes Point del cráter Ngorongoro

A partir de ahí ya siempre veremos este inmenso cráter junto a nosotros, a un lado de la carretera. En su día fue una montaña tan grande o más que el Kilimanjaro. Por lo visto implosionó de tal manera -hace entre dos y tres ¡millones! de años- que formó esta gran olla en la que hoy viven un buen puñado de especies.

Otra de sus peculiaridades es que siendo un pequeño Edén, los animales no tienen necesidad de migrar a otras tierras y suelen estar más lustrosos que fuera del cráter.

El camping en el que dormimos, Simba camp, está arriba, al borde del cráter. Toca aguantar las ganas de bajar hasta el día siguiente, aunque tenemos suficiente distracción también aquí arriba…

cráter de Ngorongoro Simba campsite
Simba Camp al borde del Ngorongoro

El camping está abierto y las cebras deciden venir a comer hierba fresca junto a las tiendas. Durante toda la noche oigo con total claridad cómo la cortan con sus dientes y la mastican. Sólo nos separa una capa de tela.

Cuando sales al baño, con la linterna mirando atentamente, un montón de pares de ojos relucientes por la luz que les enfoca te observan. Toca mantener la sangre fría y caminar decidido. Ha habido suerte, sólo son cebras. Podían haber sido leones, hienas, o incluso algún leopardo.

También es la noche más fría del viaje, estando a unos 2.500 metros de altura, con una temperatura de entre 5 y 10 grados y bastante viento. Pero todo pasa, y con pocas horas de sueño, por fin llega la hora.

Mientras amanece, a las 6 de la mañana, nos vamos de safari

Los accesos al cráter de Ngorongoro, controlados por el hombre, son escasos. Unas pistas para bajar y otras para subir.

Los masai tuvieron que salir de allí abajo cuando se declaró Parque Nacional, en los años 50 del siglo XX. Se han de conformar con vivir en las laderas próximas. Stanley, nuestro chófer y guía para la jornada, natural de Arusha, nos cuenta que carecen de muchos recursos y no mandan a los niños a la escuela porque están demasiado lejos.

aldea masai en las faldas del cráter de ngorongoro
Aldea Masai en las tierras altas de Ngorongoro. Los puntitos rojos son los hombres envueltos en sus mantas, preparando el ganado para llevarlo a pastar.
cráter de Ngorongoro masai
Niño masai cerca del campamento

Un paisaje increíble y mucho más

A pesar de los grandes nubarrones que sólo de vez en cuando permiten pasar unos rayos de luz, el cráter de Ngorongoro es un lugar decididamente mágico.
Con su lago salado, el Magadi, las extensiones de hierba más o menos fresca, y las paredes que lo encierran, hay veces en que no parece de este planeta.

cráter de Ngorongoro paisaje
La luz del sol atravesando los nubarrones en Ngorongoro

Mientras vemos acercarse ese paisaje grandioso una leona cruza la pista andando de frente a nosotros. Paramos. Ella sigue su camino esquivando el bulto que somos, y pasa pegada al costado del 4×4. Es la primera que vemos un león tan cerca y no será la última, pero por ser la primera es más especial…

cráter de Ngorongoro leona
Leona en la pista que baja a Ngorongoro

Ya abajo, las manadas de ñúes y cebras (aquí viven unas 5.000) se suceden sin parar.

cráter de Ngorongoro cebras al amanecer
Grupo de cebras andando por un campo quemado de Ngorongoro

También vemos avestruces, hipopótamos amontonados en una charca, grullas coronadas, avutardas, búfalos, flamencos, gacelas de Grant y Thomson, y una manada de 16 leonas y sus cachorros en medio de un prado quemado.

avestruz mirando de frente en el cráter de ngorongoro
Avestruz macho. Se distingue de las hembras porque las plumas son de color negro. Cuando está en celo el cuello se pone de color rojo.
cebras y ñúes pastando bajo acacias amarillas en el cráter de ngorongoro
Cebras y ñúes en Ngorongoro

Solamente faltan las jirafas, que no hay. Algunos investigadores dicen que es porque no son capaces de bajar las empinadas laderas de la caldera.

Cuando estaba allí no hacía más que admirar la luz, la fauna y pensar que quería más. Porque siempre quieres más. Más elefantes (vimos dos de lejos entre los árboles), más leones, más leopardos, más avestruces, más de todo. Una especie de ambición se apodera de ti mientras disfrutas de lo que ves. Y cuando ascendíamos por la pista de salida, empecé a cobrar conciencia de ese lugar tan especial en el que había estado. Ojalá pudiera repetirlo.

charca llena de hipopótamos en cráter de ngorongoro
Hipopótamos agrupados en una charca de Ngorongoro
hipopótamos en el agua uno con la cabeza alzada en ngorongoro
Hipopótamos al sol
imagenes y sensaciones de Kenia y Tanzania cebra
Preciosa cebra de cerca
avutarda kori de gran tamaño en el cráter de ngorongoro
Avutarda
cráter de Ngorongoro lago salado
Un búfalo caminando hacia los flamencos que hay junto al agua
paisaje del cráter de Ngorongoro
Paisaje de Ngorongoro

Cómo visitar el cráter de Ngorongoro

Visitar el cráter en tu propio vehículo es, por lo visto, bastante complicado. La mejor opción es contratar un safari que suele incluir todo. Aquí puedes ver distintos precios y reservar uno.

Asegúrate de llevar agua suficiente y algo para comer a no ser que esté incluido.

Los accesos al Área de Conservación, que es mucho mayor que el cráter en sí mismo, se contratan por 24 horas y cuestan al menos 50$ por persona para ese tiempo. Aparte se ha de pagar por el vehículo, el camping, etc.

👉 Te dejo aquí el link a la web oficial de la NCA (Área de Conservación de Ngorongoro) por si quieres más información de primera mano.

Bajar al cráter cuesta en torno a 200$ por vehículo, siempre por 24 horas, pero en realidad no está permitido bajar antes de la salida del sol, ni después de las 16 horas, y hay que estar fuera de allí antes de la puesta de sol (en torno a las 18 h).

Hay que calcular por dónde entras y sales del Área de Conservación para que no te pongan una multa si se te hace tarde. Como dato, merece la pena esperar un rato más antes de entrar si eso te va a favorecer para la hora de salida del Área. Es decir, si entras a las 17 h., tendrás hasta las 17 horas del día siguiente para salir de allí.

Recuerda: una cosa es el Área de Conservación, y otra el Cráter. La primera es mucho más grande y es la que cuenta en esas 24 horas.

cráter de Ngorongoro safari
Bajando al cráter de Ngorongoro

Por último, y aunque parezca un consejo de perogrullo: hay que respetar el entorno y guardar silencio para disfrutar tú y los demás de la fauna, sin estresarla más de lo debido. No está permitido salir de las pistas para vehículos.

De todas formas cualquier incomodidad es compensada con creces con la visita al cráter de Ngorongoro, una de las maravillas de la Tierra sin lugar a dudas 🥰

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4 comentarios en «El cráter de Ngorongoro, un lugar único en la Tierra»

  1. Ay, Ali, ¡qué recuerdos!
    Te leo y me entran unas ganas enormes de volver a hacer un safari por algún país de África. Hoy mismo lo hablaba con una amiga: disfrutar de la vida salvaje en primera persona es algo incomparable con ningún otro viaje que se haga. Y es algo que hay que vivir alguna vez en la vida, sí o sí.
    ¡Un placer leerte, como siempre!

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