Elmina y Cape Coast son dos paradas imprescindibles para cualquiera que visite Ghana. Sus castillos a pie del mar, de factura colonial y color blanco, contrastan con la realidad que los rodea. Y son un viaje a un capítulo vergonzoso de la Historia que nunca debemos olvidar ¿Te vienes? 😊
La costa de Ghana, igual que la de Benin y Togo, se extiende delante de un mar de colores turquesa y verde claro que impresiona.
Sin embargo, este litoral no es muy apto para el baño por las fuertes corrientes, y en el tramo de costa entre Elmina y Cape Coast las playas casi han desaparecido. La razón es que el mar está subiendo de nivel por el cambio climático, y aquí se puede ver perfectamente.
En mi viaje de 2023 pude ver cómo en Elmina y Cape Coast han construido diques de rocas para intentar contenerlo. Poca broma: hay muchas viviendas y algunos hoteles a pie de costa, incluidos los castillos de los que te voy a hablar. Y no son los únicos del mundo que han aplicado esta solución desesperada. Digo desesperada porque la Naturaleza siempre gana “la batalla”.

Pero vamos a conocer qué ofrecen Elmina y Cape Coast, un dúo perfecto de la costa de Ghana. Empezaré por el segundo porque es el más cercano a la capital, y porque es en el orden en que yo los visité.
Visita al castillo de Cape Coast
Desde Accra, la capital de Ghana, se tarda poco en llegar a Cape Coast. Pero es un viaje al pasado en toda regla. No lo digo por lo que ves en el camino, sino por la visita a uno de los castillos de la costa que fueron testigos de la exportación de seres humanos.
El castillo de Cape Coast está a orillas del mar y al lado hay un puerto lleno de barcas coloridas. También hay muchos niños pidiendo una donación para su equipo de fútbol. O directamente comida, agua, dinero, a los pocos turistas que circulamos por allí.

Las casas que no son coloniales son casi chabolas. La gran mayoría. Construidas con cemento o directamente con chapas, maderas y poco más, se extienden desde la playa hacia el interior ascendiendo por una colina. Las que sí lo son, están en estado de ruina.

La fortaleza, en cambio, se ve bastante bien conservada. Tras pagar una entrada de 25 cedis paseo por sus “calles”, patios y estancias coloniales.
El castillo de Cape Coast forma parte de las 30 construcciones que hay en toda la costa de Ghana. Todas ellas forman parte del grupo de Patrimonio de la Humanidad denominado: Fuertes y Castillos de Volta, Accra y sus alrededores.
Esta fortaleza sufrió todo tipo de cambios durante unos 300 años. Fueron los suecos quienes, en 1654, levantaron una fortificación de madera para el comercio en esta costa. Estaban en la tierra que conocían como “Costa de Oro”.
Pocos años después el almacén se reemplazó por un edificio construido en piedra que pasó a manos de los holandeses. Pero en 1664 llegaron los ingleses y se hicieron con él. A partir de ahí sufrió demoliciones, reconstrucciones y ampliaciones hasta llegar al aspecto actual.
Durante su historia fue utilizado para distintos propósitos, siempre con el comercio en primer plano, pero es el uso para el mercado esclavista lo que ha marcado su identidad.

Es mediodía y el sol casca de lo lindo. Hace un calor tremendo. El color blanco de la cal que cubre las paredes del castillo me hiere en los ojos. Aun así lo exploro. Por mi cuenta. En un par de ocasiones me cruzo con un grupo de turistas norteamericanos, la mayoría afrodescendientes, que caminan detrás del guía escuchando atentamente las historias de la época esclavista.
Subo al bastión y me asomo entre las almenas para ver el mar de color turquesa. Resplandece tanto como el blanco del que intento huir. A continuación entro en las estancias y pasillos de los antiguos funcionarios. Aún te puedes imaginar a esa gente trabajando delante de sus escritorios, con sus salacots y trajes de color marrón. Con las contraventanas de madera entornadas y sudando en el calor tropical de Ghana.

En el patio principal, una hilera de cañones amenazantes apunta al mar. Los proyectiles se amontonan detrás, listos para ser disparados.
Pero es en las estancias de abajo donde el recuerdo de los seres humanos capturados sigue vivo. Son estancias oscuras y algunos elementos señalan cómo eran hacinados o tratados.
Muchos, muchísimos, no llegaron a cruzar la “puerta de no retorno”, que hoy en día se ha rebautizado como “puerta del retorno” para simbolizar la visita de todos aquéllos que vuelven allende los mares a visitar las tierras de sus antepasados. Murieron porque no pudieron resistir el maltrato, la falta de agua, comida, higiene, y la tristeza por perder a sus seres queridos. Sorpresa: no eran animales. Ningún ser humano lo es.

Algunos carteles te guían. Por aquí el almacén donde llevaban a las mujeres. Por allí el de los hombres y niños a partir de cierta edad. La separación de las familias no hacía sino ahondar en el infortunio que les tocó padecer. Si ya se sentían perdidos y les arrancaban de sus brazos a sus seres queridos… imagínate.
En la parte más profunda, la del subsuelo, resulta emocionante ver coronas de flores y pequeños memoriales caseros que los visitantes han traído consigo. Hay, incluso, un altar animista.
Elmina: del castillo al mercado de pescado y más
Después de comer junto al castillo de Cape Coast, ponemos rumbo a Elmina. La distancia entre Cape Coast y Elmina es de sólo 12 kilómetros, así que llegamos enseguida. Nos vamos derechos al que será nuestro alojamiento las próximas dos noches. Después, damos un paseo hasta Elmina.
El mercado de pescado de Elmina
Me encanta ese paseo. Hay muchísimas pilas de troncos listos para hacer fuego con el que ahumar los pescados en una especie de cedazos. También hay pequeños comercios y gente atareada. Las casas, en esa mezcla imposible de estilo colonial y chabolas, están pintadas de colores vivos.


Compramos unas piñas a una mujer. Las corta de manera rápida y artística, cuestan unos céntimos al cambio y están riquísimas. En toda esta costa las piñas son una delicia, en especial las pequeñas.

El puerto de Elmina se distribuye a lo largo del río que desemboca en el mar. Está lleno de barcos pintados de colores con banderines y me recuerda un poco al de Mopti, en Mali. La gente nos saluda con alegría, pero las cámaras no son bienvenidas.
Dos puentes cruzan el río justo en la desembocadura. Desde el más nuevo, dando la espalda al castillo, se obtiene una panorámica muy buena del puerto y la lonja de pescado. Es allí donde la vida se acumula con un orden que sólo es posible encontrar después de pasar un buen rato.

La gente se agolpa en el borde del muelle cada vez que una barca llega para descargar el pescado. Las mujeres limpian el pescado y lo amontonan en grandes barreños en espera de los compradores. Hay piezas de atún enormes, gambones grandes, lenguados, alguna langosta y cangrejos.

Alguien nos cuenta que el único día que no faenan es el martes. También nos dicen que en los últimos días han traído poco pescado. De hecho, no vemos mucha variedad, aunque volvemos a la mañana siguiente y la cosa cambia bastante. Es entonces cuando vemos atunes de aleta amarilla, morenas, rayas pequeñas y peces raros cuyo nombre ignoro.
Hacemos algunas fotos y vídeos con el móvil y mucho disimulo. Es su lugar de trabajo, no una atracción turística. Y tienen razón, pero es difícil resistirse porque es un lugar, para nosotros, muy pintoresco.
Después de un rato cruzamos el puente y nos acercamos al centro de Elmina. Necesitamos un descanso porque el calor está a punto de tumbarnos.

Casi enfrente de la iglesia baptista o metodista de 1900 encontramos un bar. Suena música reggae y se ve tranquilo. Ghana, junto con Senegal, es donde la voz de Bob Marley y muchos otros artistas de este estilo tienen un gran eco.

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Los altares posuban
Andando por las calles de Elmina, en el barrio que hay enfrente de la lonja (cruzando el río), buscamos los altares Posuban.
Estos altares están construidos en edificios de varias plantas y sirven como lugares de veneración de los antepasados, así como plataformas para ceremonias religiosas. En su día, allí se reunían las sociedades Asafo de la etnia Akan, aunque nos los encontramos en un estado de abandono muy evidente y no estoy segura de que siga siendo así.
Las sociedades Asafo son (o eran) grupos de iniciados que se ocupaban de la defensa de ataques de los enemigos. Dicen que ahora se dedican a organizar la comunidad de sus vecindarios.
Están numerados del 1 al 5, siendo el uno el más antiguo y el cinco el más moderno. Puedes localizarlos en Google maps. Cada uno tiene figuras de personas a tamaño natural, relieves con figuras mitológicas y escenas históricas.
Por ejemplo, el cinco tiene una escultura de un barco con oficiales de marina. El cuatro, una escena que recuerda a Adán y Eva.

El castillo de San Jorge de la Mina
El fuerte de Elmina, llamado Castillo de Saint George o de San Jorge de la Mina, está situado en la punta de la costa. Destaca con su color blanco y algunas palmeras casi tan altas como sus muros.
La entrada cuesta 50 cedis e incluye la visita guiada. Justo llegamos cuando comienza una de ellas, así que nos unimos. Sin embargo, enseguida me doy cuenta de que me cuesta muchísimo seguir su inglés 🤦♀️.
Esta fortaleza me parece más impresionante a nivel arquitectónico que la de Cape Coast. Los patios, los elementos decorativos, la escalera monumental que lleva a las antiguas dependencias de los oficiales…
El castillo de San Jorge de la Mina fue construido por los portugueses en 1482 y es el primero que se construyó en esta costa. Cristóbal Colón lo llega a mencionar en sus diarios. Su intención era exportar el oro y otros productos que se encuentran en estas tierras. En 1637 fue conquistado por los neerlandeses.

Aunque sus comienzos fueron más «inocentes», la historia que encierra el castillo de Elmina es igual de salvaje que la de Cape Coast.
Con el guía visitamos las mazmorras donde encerraban a hombres y mujeres por separado. El conducto por el que LOS TIRABAN hasta las barcas que les llevarían al barco esclavista. El patio con la galería superior desde donde los compradores evaluaban a los esclavos que querían, o seleccionaban a las mujeres que deseaban para violarlas. Las celdas de castigo, las dependencias del gobernador…


En el castillo también hay tiendas de artesanía y recuerdos, así como una librería. En un extremo, además, hay un restaurante que no sirven comidas hasta la temporada alta, a partir del 1 de mayo, pero se pueden tomar zumos y batidos de frutas recién hechos todo el año. Además, tiene wifi gratis. Un lujazo.
➡️ En Elmina hay otro castillo que está en una colina y se llama Ahomka Fie. Servía de puesto militar para la defensa del Castillo de San Jorge. No llegamos a ir por el calor y cansancio acumulado, pero puede ser interesante.

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Así huyo de las comisiones que aplican nuestros bancos en los cajeros automáticos de otros países, de los cambios nefastos de los aeropuertos y algunos hoteles
Dónde alojarse en Elmina
Si tienes pensado pasar una o dos noches en Elmina, te sugiero un par de sitios:
Este es el lugar donde dormimos nosotros. Se trata de un alojamiento económico de rollo rasta, que además es asociación cultural y escuela de baile.
Lo malo es que está a casi media hora andando desde Elmina y el restaurante que tiene deja mucho que desear. Te aconsejo, si decides ir allí, llevar algo de comida que puedes comprar en los aledaños de la lonja de pescado. Cosas sencillas como aguacates, pan, frutas, alguna lata, pero suficientes para salir del paso.

Este sitio es de más nivel y está más lejos de la ciudad que el anterior, pero te alojes allí o no, te recomiendo que vayas a comer a su restaurante. Eso sí, ármate de paciencia porque suelen ser muy lentos y hazme caso, elige pescado. O mucho mejor, langosta (20-25€ el plato en abril 2023). Se puede pagar con tarjeta de crédito.
También vimos algún restaurante cerca del fuerte de Elmina, pero en el mes de abril estaba cerrado. Las críticas de internet lo ponían bien, pero como digo, estaba cerrado y no sé si habrá vuelto a abrir.
💡 Por último, otro consejo: si estás en Accra y no tienes claro cómo visitar Elmina, te recomiendo esta excursión de un día completo a la Costa del Cabo. Además de los castillos de Elmina y Cape Coast visitarás el Parque Nacional de Kakum
Espero que, si vas a Ghana, este post te resulte útil para incluir Cape Coast y Elmina en tu viaje. Y, por supuesto ¡espero que lo disfrutes! 😊😊
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