Pues sí, la capital de Togo es Lomé, una ciudad bastante próspera para los estándares de las ciudades africanas, gracias a que allí está uno de los principales puertos de mercancías del Golfo de Guinea. Pero antes te presento a Togo, oficialmente República Togolesa, que es un estado estrecho y alargado, como encajado en el mapa.
Pequeña introducción a Togo
Togo aparece en el mapa como encajado, apretado entre Benin y Ghana. Ya sabemos que estas fronteras no son naturales, ni étnicas, ni nada parecido. Fueron impuestas por la regla y el cartabón de los colonialistas.
A pesar de su tamaño, Togo está dividido en cinco regiones, cuatro de las cuales cruzamos rumbo a Lomé, en la región Maritime.
El cambio, viniendo de Benin, es casi imperceptible. Uno tiene que esforzarse en mirar una y otra vez a las caras de los togoleses para encontrar diferencias con sus vecinos. Y seguramente no lo conseguirás. Claro.
Aquí también hay un País Somba, la otra parte del país que forzosamente fue escindido en dos. También hay mercados y altares de fetiches como en Benin, de la misma forma y con los mismos artilugios.
Aquí también la tierra es roja.
Pero es cierto que poco a poco te das cuenta de que en Togo las carreteras son mejores o se están renovando con más celeridad (con inversión china). Que la gente en muchos sitios parece mejor alimentada, y que hay más mercancías a tu alrededor.
Los móviles, los coches, las placas solares. Son cambios sutiles, pero están. Después lees por ahí lo que sospechabas, y es que la vida de Togo es un poco más boyante, aunque la mayoría de la población vive con poco más de 2$ al día.
El epicentro de la economía está en la capital de Togo: Lomé.
Tres rincones imprescindibles tiene Lomé, la capital de Togo, una ciudad que no llega a los dos millones de habitantes. Bueno, tiene muchos más pero en una corta estancia de un día es lo que te puede dar tiempo a ver.
Casi fue un choque encontrarme rodeada de tanto y tanto tráfico, y regulado por semáforos que ¡se respetan! (no pasa tanto con los carriles, giros, etc.). Tráfico que hizo que tardásemos casi una hora en llegar a la playa.
Luz de sol y cielo azul por fin. Habían brillado por su ausencia en buena parte del viaje que estábamos haciendo. Arena preciosa, barcos y más barcos mercantes en el horizonte, y muchísimas motos, casi tantas como en Hanoi. ¡Quién me lo iba a decir!
Enseguida me di cuenta de mi propia sorpresa. Llevaba ya unos cuantos días circulando entre poblaciones de casas de no más de un par de alturas y además muy dispersas, y entre campos y montañas muy verdes. Bajo cielos encapotados la mayor parte del día.
Y de repente llegamos a una ciudad con todas las letras y un cielo azul
En la capital de Togo hay algunos «rascacielos», hay asfalto, hay semáforos a los que se les hace caso, hay bastante limpieza (no en todos los rincones pero más).
Frente a la playa hay hoteles muy decentes que puedes ver aquí. El nuestro tenía habitaciones con parquet y edredones nórdicos, agua caliente… un lujazo increíble! Lo que vendría a ser un hotel de 3 estrellas en España, allí como si fueran 7 estrellas, oye. Da pena utilizar el baño para lavar ropa y ponerla a secar 😂
Miles y miles de coches de segunda mano
Circulando hacia uno de los rincones que ahora paso a contar, por una autovía alzada, contemplo a mi derecha la mayor extensión de coches nunca vista por mis ojos hasta ahora.
Son los coches de segunda mano que vienen de Europa en los contenedores de los grandes barcos mercantes y desembarcan aquí, en la capital de Togo, entre otros puertos, supongo.
Son coches para nosotros antiguos que se distribuirán por toda África. Vivirán una segunda o tercera vida apañados con alambres, tuercas, gomas y todos los ingenios que te puedas imaginar.
Esos coches de los que en nuestros países la gente se deshace y el gobierno anima a ello con subvenciones, para que la industria no se pare, y a veces también dicen que para no se contamine más, o mucho.
Esos mismos coches para nosotros ya viejos y poco «cool» llegan allí. Como una plaga se quedan en África, a seguir lanzando los gases tóxicos de siempre a la misma atmósfera.
También es verdad que esos coches permitirán emprender negocios, hacer la vida más fácil a los de allí, a llevar ayuda a los que lo necesitan cuando lo necesitan, entre quién sabe cuántas cosas más.
Pero en definitiva, trasladamos el problema a otra latitud y nos creemos que estamos haciendo lo correcto porque dejamos de verlo.
Y las empresas e industrias de siempre, que ahora se visten de verde, se siguen haciendo de oro. Manda huevos.
No me dio tiempo a hacer una foto y no conviene además. Tampoco a los policías, y de hecho Paul me echa una reprimenda porque al intentar grabar un vídeo del tráfico mientras rodamos por las calles de Lomé… un poli andaba por allí. Bajé la cámara enseguida y parece que el susodicho no se dio cuenta, pero aprendí la lección 😅.
Volviendo a cómo es la capital de Togo, decir también que la frontera con Ghana está a un paso. De hecho no hace falta salir de la ciudad.
El tráfico de mercancías es constante, infinito, de día. Pero cuando cae la noche se hace el silencio, y no hay un alma por las céntricas calles de la capital de Togo, de Lomé.
¿Qué podemos ver en la capital de Togo?
Lo acabo de advertir unos párrafos más arriba: tres rincones tiene que no hay que perderse, y dos de ellos son mercados. Ahí es ná. Vamos con ellos.
El mercado de fetiches de Lomé
Recuerdo que subí una foto a Instagram (¿no me sigues ahí? ejem…) esa noche, acompañándola de un: «esto es puro rock & roll».
Sí, este mercado no es apto para «almas sensibles». Cualquiera de los mercados de fetiches que encuentres en Benin y en Togo, son así. La particularidad de este es que pagas una entrada por ser extranjero, con/sin derecho a hacer fotografías -según tarifa- y a que un guía turístico te cuente qué estás viendo.
Ya puestos, si quieres, puedes pasar a ver a un sacerdote vudú
Te explicará cómo santifica a los fetiches y les llena de la fuerza y energía que harán que cumplan su función.
Los fetiches pueden ayudar a curar una enfermedad, proteger a alguien que quieres, que la fortuna llegue a tu casa, que se enamore de ti esa persona de la que estás enamorada, y un largo etcétera. Según sus creencias.
Puede prepararte desde un pequeño amuleto para colgarte al cuello, hasta una figura de madera del tamaño que quieras. O un saquito de semillas para el dolor de cabeza o para dormir bien. También «viagra» que preparan con unas ramas de olor dulzón.
Por supuesto, nada vale sin la bendición y magia del fetichero
Estos sacerdotes están en unas cabañas que rodean el perímetro exterior de los puestos de «ingredientes». A puerta cerrada harán el fetiche que les pidas (y cobrarán en consecuencia). También a los turistas.
Se regatea, y duramente por cierto, aunque no sé a ciencia cierta si para los locales tienen tarifas fijas y más que probablemente mucho más bajas.
Yo compré un muñeco vudú porque mi hermano me lo había encargado. Él, que nunca pide nada -no preguntes, yo decidí no hacerlo-.
Opté por unas figuritas que, después de decir 3 veces su nombre susurrándolo mientras el chamán recitaba sus fórmulas, se supone que le traerán prosperidad al hogar. ¡Una situación de lo más friki!!
En otros mercados de fetiches, por ejemplo el de Ouidah, levantar la cámara es jugarte como mínimo una gran maldición
En general no son bien recibidas las muestras de curiosidad de los blanquitos, así que… Si no puedes resistirte a hacer unas fotos, y también a husmear y que te cuenten de qué va todo eso, este mercado es una buena opción.
El mercado de fetiches de Lomé puede ser una experiencia muy fuerte
El olor es difícil de transmitir, pero si te cuento que el mercado consiste en un montón de puestos llenos a rebosar de cadáveres de animales secados al sol, te puedes hacer una idea.
Si te cuento que además hay, literalmente, animales abiertos en canal secándose al sol desde hace unas horas, un día o dos días, te puedes hacer una idea. Y te voy a ahorrar la imagen.
También hay muñecos, tallas de madera con o sin clavos, collares hechos con vértebras de serpiente, penachos de plumas.
Pero el grueso son cadáveres de todo tipo de animales: serpientes, ranas, perros, gatos, murciélagos, ratas, buitres, monos de distintas especies, conejos, cráneos de caballo, pajaritos, etc.
Lo peor, si se puede poner una escala, son las cabezas de león y alguna mano de gorila. Especies en peligro de extinción que nos aseguraron traen de otros países africanos, como si eso les exculpara a ellos.
Yo le dije al guía que no me parecía bien, cuando nos señaló las cabezas de león disecadas con una sonrisa y como si fuera algo valioso. Además de la fútil información de que «no son de aquí, vienen de otros países», hizo un gesto de disgusto. Como no quería meterme en líos, decidí parar, aunque la que se puso seria a partir de ahí fui yo.
Seguro que los gestos de disgusto no logran acabar con este infame comercio de animales en peligro de extinción, pero quizá aporte algún granito de arena.
El vudú es realmente importante en estas sociedades, tanto como las grandes religiones que todos conocemos.
Precio de la entrada (agosto 2015): 3.000 CFA sin fotos y 5.000 CFA con fotos. Está incluido el guía.
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El gran mercado de Lomé
El gran mercado de Lomé es otro de los sitios a visitar en la capital de Togo sin ninguna duda. Es un gran mercado consistente en calles llenas hasta los topes de todo tipo de mercancías organizadas por sectores.
En este mercado, vibrante y lleno de color, no te extrañe si de pronto se hace sitio a los hombres para que se puedan arrodillar de cara a la Meca cuando suena la llamada del moecín.
La parte más llamativa es la de las telas. Sí, esas famosas telas africanas de colores y diseños brillantes, vibrantes, que la mayoría de mujeres del África Occidental visten.
Estas telas, llamadas Kanga en esta parte del continente, no se fabrican en África. Se fabrican en India, China, y las de más calidad en Holanda… sí, como lo oyes.
Las reinas del mercado, las Nana Benz
Precisamente en la zona de las telas, que coincide con la entrada a las tiendas de telas de tal forma que parecen estar adorándolas, son famosas las Nana Benz.
Las Nana Benz son mujeres que se han hecho ricas con la venta al por mayor y menor de estas famosísimas telas que llegan al puerto de la capital de Togo.
Y sí, lo de Benz viene de ahí, de que tienen pasta para aburrirse comprando coches de esa marca que un día fue el gran símbolo del lujo.
Son mujeronas enormes, a lo alto y a lo ancho. Son mujeres que miran de reojo, desde arriba, que no hacen concesiones de amabilidad. Están por encima de los demás y lo saben.
Les importa un pimiento si quieres comprar una pieza de su mercancía. Realmente te miran con desdén. Y ni hablar del peluquín el prestarse a posar para tu cámara. Tampoco su tienda.
Hay otras vendedoras más humildes que venden sus telas en puestecitos delante de estas tiendas. Quizá algún día lleguen a formar parte del club de las Benz, quién sabe.
Ahí puedes buscar la que más te guste mientras bromeas con ellas o les pides consejo acerca del diseño y colores. O ayuda para encontrar lo que buscas en la pila de piezas. Con ellas puedes regatear y reírte, y quizá al final hasta les puedes hacer una foto.
Insisto mucho en lo de poder hacer fotos, ¿no? Es que en estos mercados el rechazo a la cámara es francamente importante y constante. Todo un desafío que ya conté en el post Sin mirar por el visor.
La playa de Lomé
Llegamos al tercer y último rincón que puedo recomendar de la capital de Togo. Su playa.
Enorme, larguísima, dicen que peligrosa, así que mejor recorrerla en grupo y/o sin objetos de valor (el riesgo es que te roben, nada más).
Hay algunos chiringuitos en los que sentarse a tomarse un refresco contemplando la bravura de las olas que hacen del baño un imposible, aunque hay zonas donde sí es posible, según apunta un lector togolés en los comentarios de este mismo post! 😊
Algunos vendedores -exactamente igual que aquí- te ofrecen desde baterías extra para el móvil, hasta pulseritas y collares.
Las barcas labradas en troncos de árbol enormes descansan después de la jornada de pesca al lado del chiringuito.
La música suena alta, alguien se pone a bailar.
Y se está muy bien, así que sí, hay que pasar una hora, dos, las que sean. Con algo de precaución, pero no hay que dejar de ir a la playa de la capital de Togo, Lomé.
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Interesante post sobre Lomé y magnificas fotos, como siempre que leo uno de tus post!
Entiendo perfectamente lo dificil que se hace a veces hacer fotos a gusto, me ocurrió en Ghana y me llevé alguna que otra reprimenda. Fue pura impotencia costante sobre todo en los mercados, la de fotos que hubiera hecho en el mercado de Kumasi!
Gracias Álvaro!! Sí, la verdad es que es una pena si te gusta hacer fotos, aunque vivirlos siempre mola ?? En Ghana no he estado, aún, pero me lo apunto! ?
Un abrazo
Ali
Que chulada. La verdad es que me gustaría conocer mucho más del África subsahariana. Me ha recordado al mercado de Lusaka, donde habia grandes tiendas con centenares de pelucas e implantes de pelo.
La playa no parece por las fotos que tenga tantas olas. No te podias bañar?
Lo de los muñecos Vudú es una pasada, ¿vienen ya con las ajugitas para clavarles? ¿o se venden por separado?
Feliz Navidad Alicia
Gracias Salva! Pues sí, África subsahariana merece mucho la pena :)
Con respecto a la playa, esa costa tiene unas corrientes brutales… sí, no lo parece pero cuando estás allí y lo ves y oyes, créeme… sólo con meter los pies en la orilla ya notas el arrastre, muy fuerte!
Jajaaja… lo de las agujas me temo que es una invención de Hollywood… aunque es cierto que muchos muñecos tienen un montón de clavos y no sé decirte por qué, pero en principio lo que se vende no es para hacer el mal, si no el bien (aunque por supuesto se puede hacer el Mal y de hecho hay un clima de desconfianza importante).
Felices Fiestas Salva!!
Alicia
Me interesa mucho cuando occidentales se dan la pena de visitar nuestros países para ver por ellos mismos cómo son y aprender un poquito de la vida en ellos. Sin embargo, un problema persiste: siguen desconociendo muchos aspectos de nuestras sociedades y todavía malentienden lo poquito que ven. Al empezar a leer su post esperaba que no fuera su caso pero no, usted no forma parte de las excepciones. Primero, no se dice «Mama Benz» sino «Nana Benz». Segundo, hay más de tres rincones o sitios que visitar en Lomé. Tercero, hay partes de la larga playa de Lomé donde las olas no son fuertes y donde muchos se bañan si temor a cualquier cosa que sea. ¿Y cómo hablar de Lomé sin decir nada de la vida nocturna? Hay mucho más qué decir. Pero le agradezco por dar a conocer (un poquito) mi ciudad a unas personas quienes no la conocen.
Hola Teko! Muchas gracias por tu comentario y aportaciones, son muy valiosas! Perdón por el error de las Nana Benz, lo vi así escrito pero lo corrijo enseguida!
Con respecto a que Lomé sólo tienes 3 sitios que ver… no, yo no quise decir eso, pero son los que me dio tiempo a visitar ya que sólo pasé un día y una noche, así que no puedo hablar de lo que no conozco… es lo malo de viajar con tiempo limitado, pero no podía estar más tiempo allí.
Y con respecto a la playa, pues muy bienvenido el dato!!
De verdad, muchas gracias por tus aclaraciones y aportaciones :)
Un saludo!
Alicia
Me ha fascinado el tema tratado. Me gustaría preguntar si existen más mercados de fetiches en África, cómo se llaman y su localización geográfica exacta.
Un fuerte abrazo y enhorabuena a Ali por el post. Me ha parecido impresionante.
Gracias! Mercados de fetiches hay en Togo y Benin en casi todas las poblaciones. En otros países de la región como Burkina o Mali lo que he visto son puestos en los mercados generales, uno o dos… También en Marrakech.
Saludos y gracias de nuevo!
Hola! Viajare este año a Ghana, y tal vez pase por Benin y Togo: pasa que apenas hablo poco ingles y nada de francés…Me gustaría vivir unos meses en algún templo de sacerdotes vudú, y se que en parte de Ghana, en el sur, hay bastantes religiosos, de la etnia ewe creo…ya que en benin están los fon. Si puedes darme un consejo te lo voy a agradecer, espero vivir en algún templo ya que no tengo mucho dinero, y seguramente los dioses me protejeran, necesito cambiar mi vida pronto…Cariños y abrazos! P/D: Si alguien quiere viajar tal vez con el mismo fin que yo, seria muy bueno, y si saben francés, maravilloso!!! Jack
Hola Jack: pues no sé qué decirte, el idioma puede ser un problema, porque el tema del vudú, su religión, se lo toman muy en serio y además hay mucho recelo con respecto a los extranjeros. No entrarás fácilmente, y lo de dormir en algún templo lo veo un poco difícil.. no hay «templos» vudú exactamente. Hay altares y casas que funcionan como una especie de templos, pero no como los conocemos nosotros. Tendrás que intentar conocer a alguien, y poco a poco, con tiempo por delante y mostrando interés y respeto, quizá te abran las puertas. Supongo que encontrar gente que ayude no es tan difícil, aunque si tú tienes poco dinero, piensa que muchos de ellos tienen menos que tú. No lo olvides, y míralo desde ahí siempre.
Saludos y que vaya bien tu viaje,
Alicia
Me gustaría visitar el mercado de fetiches y comprar algún muñeco vudú… cuánto te costaron? por tener una idea a la hora del regateo.
Por otro lado, muy bueno tu blog.
Hola, muchas gracias!! Pues la verdad es que no me acuerdo para nada!! En cualquier caso, piensa en el precio máximo que estás dispuesto a pagar por algo así, compara con lo que te digan (recuerdo que su primer precio me pareció estratosférico).