Palma en fiestas

Actualizado el 27 enero, 2018

Palma en fiestas es un auténtico planazo. Las Fiestas de San Sebastiá son una de las primeras fiestas populares del año, y se celebran en Palma de Mallorca. El fuego y los demonios son los protagonistas. El culto al sol, la lucha del bien contra el mal, el querer alejar a los malos espíritus del nuevo año que comienza… Tradiciones presentes que tiene su origen en la Cataluña del siglo XII. ¿Te vienes? :)

Desde las tradiciones ancestrales se armó la fiesta de Palma, allá por los años 70 del siglo XX y en el contexto de la Transición española

Fiestas donde el fuego portado por los dimonis o demonios se hace dueño de la noche.
Fiestas que fueron toda una experiencia y una de las grandes sorpresas que me he llevado de esta colaboración con la Fundación de Turismo de Palma de Mallorca.

Índice de contenidos

Los correfocs, el día grande de Palma en fiestas

En principio soy bastante cobardica para este tipo de cosas. En Madrid no hay tradición de pirotecnia ni de fuego en cualquier otra modalidad. Los clásicos petardos, que sobre todo se hacen sonar en la época navideña, no me gustan. Las cosas como son.
Con esta actitud me enfrentaba yo a las fiestas de San Sebastiá. Pero también había visto fotos en Internet que prometían un espectáculo visual bonito y un reto para la fotografía.
Sí, claro, pero… ¿se vería así «desde la barrera»? porque yo no me iba a meter ahí!!

A pesar de la cobardía, es cierto que cuando estoy en caliente y la adrenalina se activa, me armo de valor. Algo así me ocurrió en Palma.

Pero… ¿qué son los correfocs??

Los correfocs (correfuegos) realizan un recorrido por algunas calles del centro de Palma. El recorrido de este año comenzó a la altura de la Plaza Santa Magdalena, siguiendo por La Rambla y la Riera, para terminar en la Plaza del Rey Juan Carlos I. Puede cambiar de un año para otro así que es mejor que consultes antes el programa.

Se trata de una especie de desfile en el que las peñas o grupos de dimonis avanzan por la calle encendiendo fuegos artificiales y bengalas sujetas a un artilugio circular en el extremo de un palo largo.

La gracia está en meterse bajo el fuego a bailar con el dimoni. Cuanto más cerca del mismo estés, menos te quemarás, ya que las chispas salen disparadas formando una especie de paraguas abierto.

El ruido no es excesivamente alto (como yo temía), y sí es de rigor que se vaya vestido con prendas de algodón (sudaderas, cazadoras vaqueras…). Lo más tapado posible incluyendo gorro o capucha, guantes e incluso protección en los ojos.

¡¡El objetivo es no quemarse!!

Nosotros nos incorporamos a la altura de la Rambla. Algunos decidieron observar desde las escaleras de acceso a la Plaza Mayor (ya muy llenas de gente). Otros tenían claro que iban a bailar bajo el fuego. Yo no tenía claro ni lo uno ni lo otro, je, je.

Nuestro guía Xavi nos comentó que podíamos bajar a la acera en la misma calle por la que en pocos minutos empezarían a pasar los dimonis. Parece que suelen respetar bastante a la gente que se queda en el margen. Así que… ahí nos fuimos Laura de Viaje al atardecer, Víctor de Fotoescapada, y yo misma.

En la espera, empecé a observar que había gente de todo tipo y condición. Aunque abundaban los jóvenes también había familias. Niños, mayores, y un ambiente de lo más relajado en general.

Mi confianza iba creciendo por momentos. Cuando los fuegos llegaron a nuestra altura yo ya estaba dispuesta a disparar fotos con la cabeza cubierta y acercándome cada vez más a los dimonis. Muahahahahaahaha!

Así transcurrieron cerca de un par de horas. Fuimos haciendo el recorrido, buscando el fuego y las chispas como nunca lo habría imaginado.

A veces nos perdíamos, pero enseguida nos encontrábamos. Riéndonos, saltando, agachándonos. Avisándonos si veíamos a un grupo de dimonis subiéndose a una plataforma para hacer una performance de lo más espectacular. Bailando al ritmo de las batucas que cada peña lleva detrás de los demonios. ¡Me lo pasé en grande!

Una gran noche llena de diversión que culminó en la Plaza de Juan Carlos I. Ahí todas las peñas se dan cita y con ellas la gente. Se termina quemando una gran cantidad de pólvora, bailando y saltando al ritmo de los tambores. Como si estuviéramos en un gran aquelarre medieval.

El papel de dimoni conlleva un esfuerzo importante

Además de atender al material pirotécnico, siempre delicado, han de conseguir que la gente no se les suba literalmente encima con las consecuencias que ello podría tener. Lo han de hacer con la suficiente «diplomacia» como para que la fiesta no se arruine, por lo que reciben un pequeño entrenamiento sobre cómo hacer las cosas.

La noche, las luces, los fuegos artificiales, la emoción cada vez que ves a un dimoni a punto de encender su pirotecnia. Las sonrisas, las carreras, los saltos, la percusión y la compañía por supuesto, hicieron que viviera una noche vibrante y fascinante.

Me declaro fan de los correfocs, no digo más!!

La Revetlá, torradas del día de San Sebastián

Saltamos un poquito en el calendario y nos vamos al 20 de Enero, el día de San Sebastián, que es cuando culminan las fiestas de Palma.

San Sebastián fue proclamado patrón de la ciudad de Palma de Mallorca cuando una de sus reliquias (un hueso) llegó al puerto de Palma de la mano de unos comerciantes de Rodas.
Era principios del siglo XVI y la ciudad sufría una epidemia de Peste. La presencia de dicha reliquia se consideró una «luz al final del túnel» (la necesidad de creer en una solución en un episodio tan traumático como ése…), pero los comerciantes se la querían llevar consigo.

Sin embargo, cuando intentaron hacerse a la mar una gran tormenta se lo impidió. Lo intentaron de nuevo, otro día, y ocurrió lo mismo. Hasta que se convencieron de que San Sebastián no se quería ir de allí y dejaron dicha reliquia. No me queda claro si la remisión de la epidemia fue inmediata o no, pero desde entonces es el patrón de Palma de Mallorca.

La noche del 19 al 20 se celebra La Revetla, otra noche de fiesta, fuego y mucha más música, además de gastronomía mallorquí

Pero… empecemos por el principio. En La Revetla el Ayuntamiento de Palma dispone numerosas parrillas para asar carne (o lo que uno quiera) en las plazas públicas. A esto se le llama «torrar» ;)

Los vecinos y visitantes se congregan alrededor de dichas parrillas, se encargan de encenderlas y cada uno lleva sus longanizas, sobrasadas (picantes y no), pancetas, etc.

Como hay que compartir la cocina, la noche se presta a la conversación, al compañerismo, al «¿tenéis un poco de sal?» «¿tenéis un plato?» Una noche de comunidad, nunca viene mal.

El encendido oficial de la Plaza Mayor

¿Cuándo hay que encender la parrilla?

Pues hay un encendido oficial en la Plaza Mayor precedido por un pequeño desfile de Gigantes y Cabezudos. Escoltan al Drac de na Coca, un dragón que ya habíamos visto la noche de los correfocs y que es el encargado de encender la primera y gran hoguera.

Y para bajar la cena, noche de música en Palma de Mallorca

Un buen plan es ir a ver dicho encendido y después trasladarte a la plaza que más apetece para cenar. Además, en las plazas no sólo hay parrillas sino que también hay escenarios organizados por estilos de música. Los artistas tocarán durante buena parte de la noche.

Así que allí nos encontrábamos, en la Plaza de la Lonja junto al escenario de jazz y dispuestos a torrar una buena selección de carnes y embutidos. Entonces empezó a llover… y cada vez más fuerte!! ¿qué hicimos? Lo que pudimos. Con mucho humor y algunos paraguas, torramos y comimos. Cuando ya estábamos bien empapados nos fuimos a un bar cercano a tomar algo y esperar a que escampara.

Después volvimos a salir. Nos fuimos directos a la cercana Plaza de la Reina donde el gran Raimundo Amador estaba tocando.