8 de marzo

Actualizado el 7 marzo, 2020

Porque es 8 de marzo y porque me da la gana, hoy publico este post. Por ellas, por nosotras. Porque sigue habiendo mucha gente que se pregunta, critica e incluso hace mofa sobre la convocatoria del «Día de la mujer trabajadora». A todos esos les digo: es una convocatoria INTERNACIONAL, mundial. De huelga y de manifestaciones. De visibilización de una cantidad enorme de problemas que atañen sólo a las mujeres por ser eso, mujeres, en muchos puntos del globo terráqueo. Por mucho que lo nieguen, está ahí.

 

Porque es 8 de Marzo y porque me da la gana

Viajar es descubrir que las que vivimos en un país como España somos unas grandes privilegiadas.
Somos (podemos ser) independientes. Nadie nos obliga a casarnos con un señor sin conocerle de nada y no nos someten a intervenciones en nuestro cuerpo que nos expongan incluso a la muerte, infecciones horribles, y cuyo fin sea la negación del placer sexual.
Nadie nos obliga, por ley, a ir tapadas por la calle en mayor o menor medida, por el simple hecho de ser mujeres. O nadie nos obliga a llevar un piercing en la nariz si estás casada.

mujeres musulmanas con vestidos de colores y cabeza tapada con velo pasean por una playa de zanzíbar 8 de marzo

Entre las cosas que enseña viajar, está la de conocer otras realidades.

«Por ejemplo», hay muchísimos lugares donde la mujer es sometida, castigada o denigrada, por ser mujer.

En demasiados países la mujer no puede viajar sola, ni estudiar, o no puede tener su propio negocio. Es castigada con lapidación, con latigazos y con qué sé yo, incluso si es violada (sí, por ser violada es culpable).

No pienses sólo en los países islámicos. Siempre lo digo: en India la mujer llevará el ombligo al aire pero su situación es mala, muy mala. Generalizamos y lo hacemos mal. ¿Qué hay de China, Argentina, Namibia, Rusia, Brasil, Rumanía, Estados Unidos…?

mujer etíope con pañuelo rosa en la cabeza y gran cesto a la espalda

En demasiados lugares las mujeres trabajan como unas burras por nada. Acarreando leña, atendiendo las «necesidades» sexuales del marido, y a sus hijos. Labrando el campo. Yendo a por agua al pozo, a varios kilómetros y andando. Sin ayuda, a no ser la de sus hijos pequeños. Sabiendo que sus hijas correrán la misma suerte. En las hambrunas, serán las últimas en comer del plato, si queda algo. O serán secuestradas por hombres que a veces solo son niños con un arma en la mano. Y si quieren salir del sistema, serán condenadas al ostracismo, que en muchos casos puede suponer la muerte o al menos una existencia aún menos digna. Por eso esta convocatoria tiene sentido.

niña india con coleta y dos mujeres al lado con velos uno de color azul y otro rojo foto del 8 de marzo

No hay que olvidar que entre esas mujeres las hay que deciden atravesar todo un desierto y un océano por pura desesperación

Me dirás que igual que los hombres que huyen de la guerra o de la pobreza. Y te diré: sí, ellos también tienen miedo y están desesperados, pero ellas llevan una carga adicional. Valientes como ninguna, a los peligros de la travesía suman el hecho más que probable de que se tengan que defender de sus compañeros de viaje.

Son blancos fáciles en todos los sentidos. Y ojo, que muchas veces llegan aquí y no encuentran los derechos de los que disfrutamos nosotras, aunque los busquen, porque siguen enredadas en la maraña de sus sociedades. Y esos hombres que un día arriesgaron sus vidas igual que ellas, no por ello van a reconocerles el derecho a la libertad de los nuevos países que habitan.
Por eso esta convocatoria tiene sentido.

En España se han superado muchas cosas que siguen ocurriendo en otros lugares, pero no todas, ni mucho menos

No estamos libres de imposiciones ni presiones (por ser mujer). En teoría eres libre de decidir ondear la melena al viento, cortarte el pelo al cero, o ir donde te plazca y como quieras, sí. Pero al mismo tiempo en España se suceden las desapariciones y asesinatos de mujeres a manos de hombres. Maridos, parejas, acosadores del vecindario.

A estos ejemplos que algunos dirán «son extremos» y no generales, yo les respondo: sí, pero están ahí existiendo día a día, sin faltar ni un puto día. 

Y mientras, las nuevas generaciones se dividen entre reproducir lo de siempre y más, o tirar para alante con un modelo que quizá se base más en las personas y no en si son ellas o ellos.

chica joven tumbada sobre rocas apoyada en la mochila leyendo con el mar de frente

A todo esto, voy a añadir un ejemplo «tonto» que está pasando hoy, en 2018, en España: recientemente se ha propuesto el lanzamiento (o se ha lanzado ya) de un canal exclusivo para mujeres en una app para compartir coche en tus viajes. Por lo visto así se va a evitar que algún hijo de su madre intente dar rienda suelta a sus asquerosas pasiones, aprovechándose de ese medio. Parece que ha habido algún caso, y de ahí la iniciativa.

Si es tan minoritario y extremo esto de los acosos a las mujeres ¿por qué se plantea eso? Y por otro lado ¿en qué nos diferencia esto de la segregación que se hace en otros países, muchas veces con el argumento de la seguridad ante potenciales agresiones sexuales?

A lo mejor nos lo tenemos que hacer mirar. Puede que el problema de las agresiones siga estando ahí, sea real, y sea un temor con el que todas convivimos cada día. A lo mejor sí tiene sentido esta jornada reivindicativa.

Viajar puede liberarte y ayudar a que cunda el ejemplo, pero nuestros miedos son reales

Y van a seguir siéndolos porque no hay voluntad política ni social por cambiar las cosas de una vez por todas. 

Cuando viajo, y más si lo hago sola, tomo precauciones extra. El miedo casi ancestral está dentro de nosotras, porque ha ocurrido y sigue ocurriendo.

Además de enfrentarme a mis miedos, también lo tengo que hacer a las miradas de lástima, o a veces de susto, horror. ¡Qué loca! Poca gente, aparte de otras locas como tú, se alegrará abierta y sinceramente y te apoyará. Cuando sales de casa, por fin, lo tienes en la cabeza. Cuando te mueves por ahí, también. En los medios de comunicación masivos se destacan los sucesos,  en demasiadas ocasiones hay una gran moralina detrás.

yo posando en una playa de benin con palmeras a mi espalda y mar con olas enfrente

Te pongas como te pongas, tú que dices que no entiendes de qué va esto porque aquí «ya estamos liberadas», yo te digo que no.

Sé que mi carga es ridícula al lado de la lucha de las mujeres africanas, asiáticas y latinoamericanas, pero existe y quiero luchar por que desaparezca.

Y además, quiero que ellas sientan que estoy con ellas, igual que yo siento que están conmigo, en la manifestación de mi ciudad.

Me sobran las razones para unirme a la convocatoria del 8 de Marzo, y le encuentro más sentido que nunca.

Y a ti, amiga, si puedes, viaja. Hazlo para entender cómo es el mundo, y también para dar ejemplo. Nosotras podemos viajar solas porque nos da la gana, porque no pasa nada, porque somos adultas, porque viajar te enseña mucho y no tiene sentido dejarlo porque otros lo desaprueban. Otras pueden verte, y quizá pensarlo, y puede que reivindicarlo.

No es que el mundo se tenga que llenar de mujeres dando vueltas por ahí, pero viajar sola es también otro acto simbólico que abre puertas y posibilidades a otras. Por ti y por las demás, viaja. Y sal a la calle el 8 de marzo.


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