No son raras las ocasiones en que etiquetamos a otra gente según cómo viaja. Supongo que es la traslación de «dime con quién andas y te diré…».
No estoy muy de acuerdo con ello, aunque hace años quizá sí pecara de ese tipo de prejuicios. Me voy a explicar, aun a riesgo de perder algún que otro lector, tratando de responder a la pregunta ¿y tú, cómo viajas?
La pregunta: ¿Y tú, cómo viajas?
A menudo me ocurre que cuando me preguntan por alguno de los últimos viajes que he hecho, me sorprendo a mí misma empezando por una disculpa: verás, fui con una agencia, en grupo, desde España…
Y sigo con «no es una agencia convencional, es una de esas que llaman «de aventura», grupos pequeños, sin prisas, sin lujos» (más disculpas, al fin y al cabo).
Algunas veces el interlocutor responde con un «ah», y su tono de voz y de interés decaen. Creo que se decepcionan. O a lo mejor soy yo quien lo percibe así.
¿Por qué me pasa esto?
Hay muchas formas de viajar
Hay muchas formas de viajar, y creo que cada uno elige la que más le convence, conviene, y se puede permitir en cada momento (tiempo, dinero). Según las circunstancias, según su carácter-personalidad, o según el destino sencillamente.
Creo que importa mucho más que tu forma de viajar sea respetuosa con el destino y sus gentes, y que aproveches la experiencia.
Viajando se aprende, se comprende el mundo en el que vivimos. Entiendes un poquito más a las gentes que lo habitan, el por qué de situaciones y problemáticas que se cruzan en el camino incluso del día a día.
Si uno aprovecha el viajar, probablemente se haga más cauto a la hora de hacer veredictos contra determinados países, contra determinadas culturas. Mirarás de otra manera a esa gente. Empatizarás con ellos. Quizá, incluso, mires de otra manera a tus vecinos, amigos, familiares, etc.
Viajar implica trascender lo que nos llega de los medios de comunicación en el sentido más amplio de la palabra, incluidos los blogs como éste.
Verlo con tus propios ojos, vivirlo, sentirlo, contrastar, comparar, sacar tus propias conclusiones de la fuente directa.
Yo lo siento, pero para mí viajar no es ir a una playa a tirarte a la bartola. O ponerte hasta arriba de cubatas en una lastimosa imitación de lo que se supone que es «la vida de los ricos». Aunque se haya cruzado «el charco», o «los charcos».
Me estoy desviando, disculpa. Yo quería hablar de las formas de viajar, haciendo un pequeño análisis de algunas y declarando mis preferencias. De paso, mi «historial» de viajera.
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En solitario
Creo que ésta es la forma de viajar que más se dignifica, a la que más se atribuye un «pedigrí» que en parte entiendo, pero que pienso que no es infalible.
No todos los que viajan en solitario, por el mero hecho de salir solos de su país, pueden arrogarse dicho pedigrí. Hay gente que viaja en solitario y sigue siendo igual de insolidaria que al principio, poco empática, o sencillamente antipática.
Pero sí creo que viajar en solitario es un acto de valentía, más en la sociedad adormecida en la que vivimos desde hace unas décadas (hablo de España). Valentía personal y social.
En mi caso particular he tanteado algunas veces, y cautelosamente, esta forma de viajar. La primera vez me gustó mucho, me quedé muy a gusto, pero la segunda vez no… y no porque me ocurriera algo concreto, sino porque quizá no lo había preparado, no era el momento, o qué sé yo.
Disfruté del viaje pero no fue tan pleno como el anterior, y eché de menos tener compañía.
Ha habido más ocasiones y la de más duración, tres semanas en Chile, lo he disfrutado casi todo el tiempo.
Creo que las ventajas de viajar en solitario son muchas. Decidir cuándo y qué hacer, qué tiempo invertir, qué pagar y qué no, etc. Te da una libertad tremenda. Puedes concentrarte más en el destino y te superas a ti misma porque tienes que sacarte las castañas del fuego sin apoyo de nadie.
Pero en general no opto por viajar sola porque no me apetece no tener con quién compartir impresiones, gastos, incluso defensa.
Hago muchas cosas en solitario en mi vida y quizá eso sume puntos al hecho de no querer viajar sola durante mucho tiempo. No obstante, lo seguiré haciendo porque es una buena experiencia.
Con amigos y/o pareja, por tu cuenta
Sin nada más que el avión reservado, o como mucho una primera noche de hotel. Esto es lo que prefiero.
Quizá porque viajé así con mis padres y hermanos desde mi más tierna infancia. Entonces, por razones de presupuesto, íbamos en coche y con tienda de campaña, alternando con ferry si era necesario y alguna que otra pensión.
Recorrimos buena parte del Mediterráneo, incluyendo Túnez, el norte de Argelia, o llegando a Yugoslavia (entonces se llamaba así) y Turquía.
Aprendí a moverme entre idiomas extraños, a usar mapas, a perderme en las calles del Estambul de finales de los años 80 y no tener ni idea de para dónde tirar mientras caía la noche.
A ponerme nerviosa por esta u otras situaciones, a pasar controles policiales o del ejército con mucha paciencia en determinadas fronteras, a desplegar recursos personales para entenderte.
Sobre todo aprendí que viajar no es tan difícil como algunos creen, y a que el mundo no es hostil como lo pintan en los telediarios. Más bien al contrario. También aprendí que lo que está en los libros de texto es muy relativo.
Cuando tuve recursos propios, viajé a India, Nepal, Guatemala, Irán, Marruecos… aparte de otros destinos europeos.
Alguna «amistad» se rompió en esos caminos, pero realmente es la mejor experiencia, además de económica, que he tenido en viajes. Tras unos cuantos años sin coincidir con nadie, y gracias a que el blog me ha permitido conocer a gente con las mismas inquietudes, he podido retomar esta fórmula. Omán, las Islas Galápagos, Rumanía… Ojalá se sumen más!
En viaje organizado, pero «con condiciones»
Las que he comentado al abrir el post: grupos no demasiado grandes, destinos no convencionales, sin lujos ni comodidades. Puedes contratarlo a una agencia española, con lo que contribuyes a la economía de tu país además la del destino, o puedes contratarlo a una agencia local.
Pero sí, vas con gente que no conoces (un riesgo a asumir), con un programa que se puede flexibilizar pero no deja de ser un programa. Con transporte y alojamiento resueltos. Pagando más que si fueras por tu cuenta y medios.
Este es el tipo de fórmula por la que he optado en muchas ocasiones, cuando empecé a no coincidir con los amigos viajeros de antaño, por destinos, número de días, dinero o circunstancias familiares.
Sé que renuncio a muchas cosas, pero también gano otras. Principalmente: conocer gente buena e interesante y acceder a destinos y rincones que quizá no iría por dificultades logísticas y limitación de tiempo.
Así he viajado con agencias españolas a Mali y Burkina Faso, Uzbekistán–Kirguizstán–China (Kashgar), Etiopía, Camerún, Benin y Togo, Omán, Mongolia, por ejemplo.
En viaje organizado estándar
Con todas las visitas, horarios de vértigo, grupos grandes para que les salga muy rentable a los empresarios que los organizan.
Lo hice una vez para ir a Egipto, con una oferta. Afortunadamente el grupo no pasaba de 12 personas, era temporada baja. Menos mal que fueron sólo 7 días y de ellos tres en El Cairo a nuestro aire. En este viaje me cabreé muchas veces y me quedó claro que «viajar a golpe de pito y tras el banderín», no es lo mío. Porque así, mirando el reloj para no pasarte de hora y teniendo que bregar con un programa tirano y nada respetuoso con los viajeros o turistas, sencillamente no puedo.
No voy a decir más sobre este tipo de viajes, y en cualquier caso trato de respetar a los que optan por esta manera de viajar, esperando que ellos sean respetuosos con los lugares y gentes que visitan.
Bueno, ya sabes cómo he viajado a los destinos que voy publicando y compartiendo por aquí, principalmente porque siento la necesidad de escribir y porque creo que siempre es bueno aportar inspiración, comprensión y empatía, que tanta falta hace en las secciones de Internacional de los telediarios y otros medios de comunicación.
Si así abro las ganas de ir a alguno de estos lugares, viajando de una manera u otra, genial.
Si así se relativiza tu mirada ante las noticias que generan opinión pública de manera injusta contra naciones enteras, mucho mejor
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Gracias a la invitación para la reflexión de tu post, se me ha ocurrido algo que se acerca bastante a evidenciar las diferencias.
Todos, más o menos, conocemos las diferencias, a todos los niveles, que sentimos cuando pasamos de que nos lleven los padres al cole (de la manita), a cuando vamos solos al instituto ¿verdad? Ni qué decir si lo comparamos con cuando empezamos a ir a la universidad.
Igual que si vas, a cualquiera de ellos, en "la ruta", o por tus propios medios. Es distinto.
Tomar decisiones, establecer y asumir responsabilidades (o no hacerlo), hacerlo bien, o lo mejor posible, admitir errores y aprender de ellos… En definitiva, lo que percibimos como crecimiento personal.
Habiendo probado todas las que mencionas, y alguna más, me quedo sin la menor duda con el modelo "en solitario, con mochila y sin objetivos, o con objetivos flexibles". Si yo quiero descubrir incluso los objetivos :)
Esa parte de viaje interior, se me hace realmente difícil en las otras modalidades.
Jajajajaja, lo de la valentía siempre me ha hecho mucha gracia. Yo acostumbro a desmentirlo. Simplemente es algo que está fuera del guión social. A mi me parece mucho más valeroso meterse en un hipoteca, o tener hijos (siempre argumento lo mismo), pero claro, eso si está en el guión…
Si, definitivamente, la respuesta se merecía un post en sí misma :/
Deseando leer la crónica emocional de esa semanita en solitario por Sicilia.
Gracias, Yola, me alegro de que sirva para reflexionar, no pretendía otra cosa y por supuesto las reflexiones no acaban aquí ;)!!
Bueno, no sé si el ejercicio de madurez o crecimiento personal acompaña siempre a los viajes, en una u otra modalidad. Insisto, también hay viajeros solitarios que no me parecen más maduros por ello. Quizá depende de los destinos que elijen, de cómo se comportan allí, del dinero que llevan en el bolsillo, etc.
Sí me da la sensación de que como bien dices, según el tipo de viaje se asumen más o menos riesgos, y por tanto el grado de "valentía" quizá vaya creciendo cuando menos preparado está, pero evidentemente hay muchas otras variables que intervienen: destino, condiciones del viaje, tiempo disponible… Así, y que quede bien claro, no me siento muy valiente por ir a Sicilia sola y moverme por allí durante una semana. No obstante, sé que he dado un paso que en otras ocasiones no lo he dado, así que guay. Ya veremos si son sensaciones dignas de contar, o no. Del destino seguro que hablo. :P
Si, creo que ahora, leyéndote, me he pasado con eso de "viajar solo es un ejercicio de valentía", aunque cuando apostillaba "social", me refería un poco a lo que tú comentas sobre si está o no en el guión.
Pero insisto, puede serlo, según para quién y en qué circunstancias… Ídem con la hipoteca o con los hijos. Hay gente que es valiente por asumir esos riesgos, y otros que no, ya sea porque se lo encuentran en el camino de sopetón (hijos) o porque no lo asumen, o porque lo hacen incluso repetidas veces sin considerar las consecuencias (hipotecas).
Al fin y al cabo, creo que uno es valiente en esto de los viajes (por no desviarnos más, ji, ji), cuando decide trascender sus fronteras -de una manera u otra- y enfrentarse a lo que hay fuera, en la medida en que se enfrenta a sus miedos… miedos de todo tipo: no entenderse con la gente de allí, o con los que le acompañan, contraer una enfermedad tipo malaria o lo que sea, o mil cosas más. Para mi estos miedos que he citado nunca han sido un freno, pero sé que para otra gente sí (mucha), y en la medida en que decidan -solos o acompañados- enfrentarlos, creo que dan un buen paso.
Y pensando en el siguiente comentario que ahora voy a responder, eso de aprender a compartir y convivir si viajas con más gente es otra parte de los viajes que puede ser muy valiosa, y que también forma parte del crecimiento personal.
Un abrazo
Ali
Qué fotos más preciosas las de cuando viajabas de pequeña con tus hermanos y tus papis. Estoy convencida que esas vivencias de aventura de cuando se es pequeño son las que más abren la mente y las que más ayudan a seguir ampliando miras y seguir teniendo experiencias viajeras. Y es que un viaje no es sólo conocer un lugar nuevo y gente nueva, también es conocerse más a sí mismo en los momentos de soledad y compartir y aprender a convivir si viajas con más gente.
El recuerdo del viaje de Etiopía con el maravilloso grupo que hicimos fue una de esas experiencias inolvidables.
Un abrazo guapa
Muchas gracias, Carmen! :-) completamente de acuerdo contigo, agradeceré siempre e infinitamente a mis padres que nos abrieran esas opciones, que nos regalaran esos maravillosos viajes de los que sólo tengo buenos recuerdos aunque sean difusos, incluso cuando me ponía enferma como la pedazo de gastroenteritis que padecí en Túnez por comer (creemos) ostras cogidas en las playas de la isla de Djerba, ja, ja, aunque mi prima (18 años) se puso peor…
Sí, los viajes son una buena fuente de aprendizaje sobre ti mismo y sobre los demás, aunque no es lo mismo un viaje a Alicante que a Etiopía ;).
Un besazo
Muy interesantes tus reflexiones Alicia, evidentemente las circunstancias personales y económicas de cada momento influyen mucho en la manera de viajar, elegir destinos, etc. Para los que tenemos ese "gusanillo" metido en el cuerpo lo importante es viajar, cada uno que lo haga como quiera o pueda, sobran las justificaciones.
Al final hay que quedarse con lo único que merece la pena de los viajes que son las experiencias (tanto positivas como negativas) que nos traemos, esos recuerdos no materiales que nos acompañarán toda la vida y que nos crean esa "adicción" que es el viajar, de la cual necesitamos cada vez dosis más grandes para satisfacernos, o al menos, ese es mi caso ;)
Muchas gracias, Anónimo :-), completamente de acuerdo! :)
Hola Ali,
Me ha gustado mucho tu post, desde que me hablaste de él estaba con ganas de leerlo ;-)
Como sabes, soy un viajero tipo 2, bueno, un poco más cabezacuadrada, culpa de tantos años en el imperio de Frau Merkel y me gusta llevar los hoteles y la estructura principal del viaje más o menos cerrada.
En cuanto a la evolución o madurez según viajes…no lo tengo claro. Cuando era más inmaduro me daba igual ir con una mochila al hombre y dormir en un sitio lleno de chinches, ahora que me he aburguesado, como que me cuesta un poco más. No creo que la evolución sea lineal, como bien dices, depende mucho de las ganas, circunstancias y porque no, del destino que haya en cada momento.
Pero eso no hace a nadie mejor o peor, al final, lo importante de un viaje es lo que te llevas a casa más allá de los recuerdos o las fotos. Desde siempre para mi "hacer camino" era la meta y ese camino se puede hacer y disfrutar de muchas maneras. Y todas las experiencias de ese "hacer camino" acaban suponiendo un viaje. Los medios con los que los consigas hacer, importan menos que lo que aprendes.
Como sabes este año hago mi primer gran viaje fuera de Europa. Podrás creer que estoy deseando ver como me apaño en las estaciones de tren, comiendo etc en un país lleno de simbolitos raros y con nadie que hable nada comprensible??? jajajaja
Un abrazo y sigue con post tan interesantes como este!
Muchas gracias Rubén!! Creo q es el post q mas comentarios largos hace emerger y la verdad es que todos tenéis cosas interesantes que decir asi que encantada de que sirva para la reflexión!!
Ya veras como es mas fácil y sobre todo divertido de lo que crees!! Eso si, con buen humor!! ;))
En fin, ahora si q me despido porque estoy a punto de empezar mi aventurilla en solitario, qué ganas!!! :D
Un abrazo
Alicia
Yo tambié viajé a Egipto en viaje organizado, y estaba deseando llegar a El Cairo para poder ir a nuestro aire… Al volver, me dije una y no más! Yo prefiero viajar a mi aire con mi pareja, aunque reconozco que destinos difíciles como los que has visitado es para hacerlo como tú.
Saludos
Gracias M.C.!! Si, esos viajes son terribles y en Egipto un crimen pero se las saben todas, llevan siglos recibiendo turismo!! En fin, yo pienso volver como se merece :) el resto de viajes, pues eso, si tienes pareja o amigos y coincides genial, y del destino depende tb del tiempo q tengas y dinero si no tienes tiempo, me temo…
Bueno, saludos desde el aeropuerto!! :D
Toda una aventurera desde bien pequeñita. Las fotos de los 80 me encantan! La parte en la que cuentas tus viajes de antaño , una pasada… Me habría gustado haberlo vivido;) y bueno yo he empezado tardíamente a viajar de la manera que más me gusta, de mochilera (que ojo algunos de mis amigos me miran y me dicen que no se van de vacaciones para dormir mal, tengo compañras de trabajo que me dicen que estoy como una cabrilla loca) perdona? Yo no duermo mal, de hecho duermo mejor! Y no duermo en el suelo, como ellos piensan, puedo ver y escoger donde, como y cuando puedo dormir.No entienden que solo reserve la primera noche,( obviamente eso no es siempre, en un viaje largo si, en uno corto no) Ahora los Destinos son destinls que aportan más a uno mismo. Años atrás por no quedarme sin vacaciones, sin viaje y por no ser tachada de loca aventurera y no tener gente con las mismas inquietudes y gustos cedí a viajar de una manera muy distinta a la de ahora, soy poco valiente y sola no lo he hecho nunca. Pero he tenido la suerte de que se me cha cruzado un aventurero que me conquistó. Probé y me encantó! Todas las formas que describes son buenas , yo no juzgo a nadie por su manera de viajar, pero que no nos juzguen tampoco a nosotros. Como el dicho dice, » para gustos los colores» ojalá hubiera conocido esta comunidad de viajeros antes! Tendría mucho más recorrido, y vivido… Ahora toca ponerse las pilas. xD Me ha gustado mucho tu post. Un abrazo
Irene, guapa! me alegro de que te haya gustado!! a mi me encanta viajar con la mochila y no saber dónde voy a dormir, claro que sí, siempre que lo he hecho me ha encantado, incluso aunque haya que pasar por nervios o estados de cansancio infinito, incluso algo de desesperación. Viajar sola está muy bien, pero en mi caso a traguitos cortos, ya lo he explicado… quizá un día pruebe a darle un trago largo y quién sabe, igual ya no puedo dejarlo, ja, ja, ja, pero de una manera o de otra, lo que tengo claro es que en casa no me quedo mientras puedo. Por supuesto que hay que respetar todas las formas de viajar, aunque no nos gusten, y tampoco creo que haya que alardear de unas más que de otras, si bien es cierto que cuando tú te sacas las castañas del fuego y nadie más, hay un punto de logro personal, de superar un reto, que no lo puedes tener cuando te llevan.
Un abrazo y a comerse el mundo!
Muack!
Alicia
Y justo ahora que no podemos viajar, en la primavera de 2020, paradojas de la vida, recalo en este post que me ha encantado. ¡Gracias por compartir estas reflexiones! Yo sí que me apuntaría encantada a un viaje de esos contigo, eso sí, ¡cuaderno en mano!
Un abrazo fuerte :)
Ay Rocío, ja, ja, sí, hay reflexiones que quedan muy en sombra en este momento y ojalá que las superemos. Pues un viaje contigo me parece un planazo, seguro que eres una gran compañera de viaje y además podría aprender mucho de ti cuaderno en mano… y no sólo por eso! Muchos besos y abrazos!!! :)