Actualizado el 14 enero, 2019
Tengo unas cuantas cosas que contar de la ciudad de Quito, pero hoy quiero detenerme en uno de sus rincones. Se trata del Museo Guayasamín, también conocido como la Capilla del Hombre. Es un lugar que no me esperaba, sobre un hombre y su historia que no me esperaba. Que no sabía, que no conocía, y que nunca olvidaré.
Guayasamín es un gran artista que emociona
Así sin preámbulos y sin paliativos, un gran artista lleno de sensibilidad, mensaje, ideología y actitud política. Siempre militante en las causas de los pueblos oprimidos. Sin afiliación política a ningún partido. De ascendencia indígena. Con un pasado duro, pobre. Con un amigo asesinado. Y una madre que muere joven, pero de la que recuerda que le cedía la leche de su hermano recién nacido para disolver la acuarela con la que pintaba ya a los 7 años.
Oswaldo Guayasamín, este es su nombre, nació en 1919 en Quito, Ecuador. Era el mayor de diez hermanos, de una familia humilde. La década de los años 30 le rodean con la Revolución mexicana, la Guerra Civil española, la crisis, el asesinato de su amigo, la pobreza. Años que forjan su mente comprometida, sin remedio.
Guayasamín significa «ave blanca volando».
En 1942 y 1943 pudo viajar al exterior, a Estados Unidos, donde visitó todos los museos que pudo. Ya se había graduado en la Escuela de Bellas Artes, y ganado un premio importante.
Entre 1944 y 1945, mientras la II Guerra Mundial terminaba en Europa, viajó de México a la Patagonia. Ahí fraguó su primera colección: Huacayñan, palabra quechua que significa Camino del llanto, y en la que pintó indígenas, personas, injusticias humanas…
No dejó de viajar. China, India, la Unión Soviética, Egipto, Europa y Cuba, donde se hizo amigo de Fidel Castro y le pintó varios retratos.
Últimamente descubro que los grandes artistas han sido grandes viajeros ¿por qué será?
La visita al Museo Guayasamín, un imprescindible de tu visita a Quito
Este museo comenzó su historia con la creación de la Fundación Guayasamín en 1976. La hizo él con sus hijos, con la intención de donar toda su obra al estado de Ecuador. Protegió así la localización de su arte en el país y la ciudad que le dio la vida. No quería que su obra se dispersara más de lo que ya lo había hecho.
La Capilla del Hombre es el edificio principal, un espacio grande y diáfano que fue declarado por la UNESCO como «prioritario para la Cultura». Como ves, no estoy hablando de un artista desconocido.
Y yo aún me pregunto por qué no tenía ni idea de su existencia antes de viajar a Quito. Incluso dudé de hacer esta visita, pero mi compañera de viaje y amiga Marita insistió en ir, y al final me animé. Menos mal.
Guayasamín no llegó a ver inaugurada la Capilla del Hombre, el sueño en el que trabajó mucho tiempo, pues murió en 1999, tres años antes de su finalización.
A Guayasamín le gustaba pintar formando colecciones. Además hizo cuadros móviles, como puzzles, con hasta ocho millones de combinaciones. También hizo escultura, y escribió poesía, clara y preciosa.
La edad de la ira, colección pintada entre 1964 y 1984
«La edad de la ira» es su colección más importante y está en la Capilla del Hombre. Es la que concentra todas las ideas e imágenes que le provocaron las guerras, torturas y dictaduras de esos años.
Contemplar los cuadros, a menudo grandes murales, que reflejan las horribles historias de la Guerra Civil, Hiroshima, las invasiones de la CIA en Playa Girón, República Dominicana o Panamá, las torturas y genocidios de las dictaduras de los países latinoamericanos, mientras escuchas las explicaciones de la visita guiada, emociona.
Es un paseo por el horror que el ser humano es capaz de infringirse a sí mismo, a todos nosotros, a lo largo y ancho de este mundo. Un paseo lleno de sensibilidad. Y es un alivio que alguien lo denuncie así de claro, y todo junto. Todos los horrores juntos. Para que entendamos sus dimensiones.
«Lloré porque no tenía zapatos, hasta que vi a un niño que no tenía pies»
Guayasamín
Hubo al menos tres momentos en el museo de Guayasamín en el que se me escaparon unas lágrimas. Fue frente a los enormes cuadros Mestizaje, Ríos de Sangre, y Mutilados (sobre la Guerra Civil española este último). Quizá fue porque ahí me desbordé, o porque estos fueron, en especial, los que más me impresionaron.
«A mi me toca pintar para indagar, para que la gente vea las monstruosidades que se cometen contra los seres humanos y se decida a actuar»
Guayasamín
Guayasamín te recuerda a El Greco y a Picasso.
Pregunté al guía si Guayasamín conocía a Picasso, ya que fueron contemporáneos, aunque Picasso era ya bastante mayor. Me dijo que sí, que de hecho llegó a tener un encuentro con él. Guayasamín le admiraba y está claro que hay mucha influencia del maestro malagueño en su obra. Sin embargo Picasso, por lo visto, se mostró un tanto antipático en aquel encuentro.
La pintura de Guayasamín tiene fuerza, expresión, color y negrura. Tiene denuncia y tiene vida. Tiene emoción, mucha emoción.
Estoy intentando explicártelo pero la verdad es que es difícil. Tampoco puedo aportar más que unas cuantas fotos que la dirección del centro me permitió hacer (está prohibido), porque desde que llegué supe que quería mostrarte este lugar aquí, en el blog y así se lo conté.
La casa de Guayasamín, parte del museo
La entrada incluye también la posibilidad de visitar, de nuevo de forma guiada, la casa del artista. Aquí vivió sus últimos años.
Mientras esperábamos para entrar en la próxima visita guiada, un gran árbol del jardín atrajo poderosamente nuestra atención. Tenía muchas cosas colgadas. Delicados cristales, plumas, flores. Allí se respiraba, lo juro, una atmósfera distinta. Energía. Y es que allí está enterrado Guayasamín, junto a las vistas de Quito que también pintó una y otra vez. Su querida Quito.
La casa guarda más obras suyas, parte de su colección de arte precolombino, y el taller donde pintó sus últimas obras. De nuevo, y como me ocurrió con el taller de Miró en Palma de Mallorca, sentí que estaba en un lugar especial donde el espíritu del pintor sigue impregnándolo todo.
En ese taller, de repente, te encuentras con un cuadro de Paco de Lucía, y como punto final de la visita puedes ver un vídeo de cómo lo pintó. Allí mismo fue. Dos grandes artistas que tanto nos han dado, juntos. Sus rostros, su manera franca de abrazarse al finalizar la sesión… Volví a aguantarme las lágrimas. Dos grandes personas que ya se han ido.
Me fui de este museo con la sensación de haber hecho un gran descubrimiento. Con sensación de plenitud también. No me fui triste, me fui en paz.
¿Cómo puede ser que no conociera a Guayasamín?
Un detalle: al volver a España, apenas un par de días después de visitar el Museo Guayasamín, me encontré con un mural en la T4 del Aeropuerto Madrid Barajas Adolfo Suárez. Lo reconocí al instante, y ahora siempre que paso por allí, le saludo. Está justo cuando bajas del tren que comunica con la T4S.
…Siempre voy a volver, mantengan encendida una luz…
Guayasamín
Datos prácticos para la visita al Museo Guayasamín en Quito
La Capilla del Hombre y casa-museo Guayasamín está en el barrio de Bellavista, no muy céntrico.
Abre todos los días de 10 a 17 h., excepto los festivos regionales y nacionales.
Nosotras optamos por subir y bajar en taxi. Al salir, por cierto, llevad cuidado. Nos ofrecieron un coche privado. Uno de los vigilantes del museo lo avalaba como seguro, pero en Quito la seguridad con los taxis -todo el mundo te advierte de ello- no es mucha, y a diez metros hay una parada de taxis oficiales. No me gustó nada la cara de ese chófer supuestamente «seguro» y el precio de la carrera era superior al que habíamos pagado al venir, así que lo rechazamos. El taxista oficial que nos llevó de nuevo al centro nos dijo que son piratas y que uno nunca sabe si pueden secuestrarte, robarte, etc.
Hay visitas guiadas cada poco rato, en varios idiomas.
Está prohibido hacer fotografías, aunque al final de la visita en la Capilla del Hombre pueden permitirte hacer algunas generales. En el jardín se puede sin problema, pero no en el interior de la casa museo.
El precio de la entrada al museo Guayasamín es de 8$ los adultos, 4$ las reducidas (estudiantes, etc.) y niños gratis hasta los 12 años (Abril 2017).
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Hola, gracias por presentar al Mundo el Ecuador, ya que los ecuatorianos no podemos hacerlo, esta demás decir que, con la información que tienes hagas un video y le pongas de fondo la canción PINTA PINTOR dedicada a Guayasamín, espero mi comentario no haya sido exacerbado.
Gracias Leticia