Actualizado el 30 marzo, 2022
La estrella de un viaje a Sudán es indiscutiblemente las pirámides de Meroe. Seguro que has visto alguna foto de este lugar levantado por los antiguos egipcios hace miles de años. Hoy parece el decorado de una película. Si no puedes o no te atreves a ir, esta es tu oportunidad de conocerlo virtualmente porque aquí te lo enseño con todo detalle :)
Entrando en las pirámides de Meroe a lomos de un camello
Llegamos a la entrada del recinto vallado de las pirámides de Meroe. Seif para el coche unos metros antes, y según nos bajamos vemos venir a galope tendido a un beduino sobre su camello. Viene directo hacia nosotros y no sé muy bien por qué.
Levanto la cámara animada por Shadia y Seif, sin estar muy segura. Quizá el señor se moleste… pero insisten en que no y acierto a hacer un par de fotos. Según llega, sonríe abiertamente y me invita a subir. Todos me animan, una vez más en este viaje.
Parece que estoy un poco lenta, no sé. Tú vas con tus nervios hacia un lugar soñado, impaciente por verlo, y la realidad se impone.
Creyendo que es un gesto más de cortesía sudanesa, me subo. Presto mi cámara a nuestro cocinero Mishal y a Shadia. Desde arriba les veo disparando sin parar, incluso adoptando «poses de fotógrafo». ¡Me hacen mucha gracia!
El camello y el beduino me encaminan hacia la entrada de las pirámides, que cruzamos sin pasar ningún control. Y seguimos, seguimos, seguimos, acercándonos cada vez más. ¡Y yo sin mi cámara! Menos mal que llevo el móvil, pero no es lo mismo.
Cuando llegamos al pie de las antiguas construcciones el camellero hace sentarse a mi montura. Entonces me dice que son no sé cuántas libras sudanesas. Ah! ya decía yo, la cosa tenía truco, truquísimo! Me siento como una turista novata. Muy muy novata.
Entre tanto llega Santi en otro camello y más atrás viene Shadia, que se ha negado a subir a uno por su vértigo. Hablo con ella y regateamos el precio, como no podía ser de otra manera. Menudos son estos hombres del desierto…
No hay que reprochárselo. ¿Cuántos turistas pasarán al día por aquí? muy pocos. Tampoco pasa nada por contribuir a la precaria economía local, digo yo.
Y a cambio, con la tontería, he hecho un pequeño viaje como lo harían viajeras de la talla de Rosita Forbes o Alexandra David-Néel si hubieran pasado por aquí.
Las pirámides de Meroe
Por fin contemplan mis ojos lo que he visto en fotos. Lo que he soñado tanto. Sin un alma a la vista. Sólo el viento y nosotros tres.
Empezamos a caminar hacia ellas. Pirámides que se disponen formando una curva amplia. Mirando hacia las montañas que están al otro lado de lo que puede ser el antiguo lecho de un río, hoy seco. Allí enfrente hay más pirámides, aunque en peor estado que estas.
La luz no es la mejor. Los restos de la gran tormenta de arena que asoló el país cuando estábamos en Karima aún permanecen en la atmósfera. Me da mucha pena no poder visitar este sitio con las mejores condiciones.
A la mañana siguiente, que está más despejado, pido a Shadia que nos lleve otra vez allí. La excusa es el clima, pero yo lo que quería era volver otra vez, retener más en la memoria ese lugar.
En Meroe hay más de 100 pirámides entre la necrópolis del Norte y la del Sur. Muchas ya no son más que una traza en la arena, pero otras siguen alzándose al cielo. Son mucho más pequeñas que las famosas pirámides de Giza en Egipto, y más verticales o estrechas. Se ve que los reyes kushitas tenían más prisa y menos recursos. También su propio estilo arquitectónico.
Todas tienen una capilla adosada, otra diferencia con las egipcias. Se cree que eran capillas funerarias para dejar ofrendas al muerto.
Dentro hay relieves que muestran a los dioses llevando al difunto a la otra vida. La barca que cruza de la vida a la muerte, y otras escenas del Libro de los Muertos. La diosa Isis, que era hermana y esposa de Osiris, el dios del Submundo, está en muchas de ellas.
La historia de Meroe
Meroe fue la capital de los Kushitas, los faraones nubios, y alcanzó su momento álgido allá por el año 270 antes de Cristo. Fue cuando los reyes decidieron mover su lugar de enterramiento a este sitio en vez de seguir construyendo pirámides en la cercana Nuri.
Giuseppe Ferlini pasó por las pirámides de Meroe en 1834. Este era un depredador de sitios arqueológicos y aquí se lució. Pregunta a cualquier sudanés y verás cómo cambia el gesto.
Ferlini decidió que la mejor forma de entrar a las pirámides para llevarse los tesoros que supuestamente contenían, era decapitarlas. Sí, abrir un agujero en su cúspide. Y lo hizo en todas las que pudo del Cementerio Norte. Encontró algunas joyas al principio y nada más, pero el destrozo que hizo fue (es) terrible.
Dos de las pirámides parecen construidas ayer mismo. Son el resultado de una intervención de los arqueólogos, no exenta de polémica, en los años 80. La idea es mostrar las pirámides tal y como debían de lucir en sus tiempos mozos.
Poco se sabe de este lugar, de los ritos funerarios y de cómo enterraban a reyes y reinas. Los saqueadores posteriores a Ferlini se llevaron todo lo que pudieron…
Hace poco he leído que hay otra gran amenaza para estas pirámides. La arena. Tanto porque es capaz de sepultar estas reliquias, como de erosionarlas hasta que terminen desapareciendo. Te dejo aquí este interesante artículo de National Geographic.
Dónde dormir en Meroe
Hoy, un campamento-resort que irónicamente es de propietarios italianos, ofrece la mejor experiencia de alojamiento junto a las pirámides. Gracias a una gentileza de la agencia local con la que viajábamos, Lendi Travel, nos alojamos allí. La razón es que el otro campamento, mucho más barato, no estaba en buenas condiciones por la tormenta de arena que se abatía sobre nosotros.
Impagable sentarte a la puerta de tu tienda de estilo colonial, en el atardecer, y ver la necrópolis difuminarse en la escasa luz y el polvo de la atmósfera.
Musawwarat Es Sufra
En el área de Meroe no sólo hay pirámides. También hay otros yacimientos muy buenos.
Es Sufra es el primero de los yacimientos que visitamos. Son las 9 de la mañana y el sol ya es implacable.
El templo número 100 de una vasta extensión llena de restos del pasado nos recibe. Inmutable. Es el templo dedicado a Apedemak, el dios león. Un dios nativo y no importado de Egipto como es el caso de Amón, Isis, Seth, Horus y muchos otros.
El Gran Recinto (Great Enclosure) tiene un muro que, doblado sobre sí mismo quién sabe si por un terremoto del pasado, está lleno de antiguos graffitis. Parece que aquí se entretenían los antiguos peregrinos que venían al templo a rendir culto a Apedemak. Es muy curioso. Podrías estar horas mirándolos. ¿Serían las paredes de una posada?
Se distinguen perfectamente figuras de elefantes, avestruces, una gran leona y monigotes varios. No todos tenían grandes dotes artísticas, eso está claro, ji, ji.
Un altar con forma de elefante cincelado en la roca nos recuerda que un escritor romano llamado Arrian decía que los kushitas llevaban elefantes en sus campañas guerreras ¿De dónde los sacarían? ¿Los capturarían más al sur? Desde luego no es este el único sitio donde vemos elefantes en la roca.
Y a todo esto, el lugar está lleno de pequeñas rampas que se dice que están ahí porque estaba permitido el acceso de animales.
Los templos de Naqa
Después nos vamos unos kilómetros más allá, a Naqa. Otro lugar del que no tenía ninguna referencia visual ni literaria.
Aún no se sabe para qué era este lugar exactamente, y se sigue excavando. En realidad se sigue excavando en todo Sudán y me temo que harán falta varias vidas para sacar a la luz, si nada lo impide como los proyectos de presas en el Nilo, todo lo que hay enterrado.
Hay varios templos dedicados a Amón, a cual más espectacular. También hay algunos restos de antiguos asentamientos y de un cementerio. El lugar está lejos del Nilo y sólo hay un wadi que como mucho llevaría agua en la época de lluvias.
Antes de llegar al primero de los templos pasamos junto a un pozo que está rodeado de acacias y arbustos espinosos. Allí unos cuantos habitantes del desierto se afanan en sacar agua junto a un pequeño rebaño de cabras. Son miembros de las escasas tribus que continúan llevando adelante su vida nómada.
Shadia me advierte, si quiero hacerles una foto la tengo que hacer de lejos y sin que se den cuenta, porque se cabrean muchísimo. Termino haciéndola, muy de lejos, porque es una escena que me cautiva. Les pido disculpas desde aquí…
El templo del León y el Quiosco romano
Nos plantamos delante del templo del León, que es el dios Apedemak con cabeza de felino. Un gaffir o guardián nos abre la puerta. La cerradura y la llave tienen la forma de anj, la llave de la vida. Bonito detalle.
Los muros laterales están cubiertos de enormes relieves que representan al rey Natakamani y a su esposa Amanitore. Me encantan estos nombres ¿a ti no? :)
En pose triunfante, agarran a los prisioneros por el pelo. Ojito con los faraones… A sus pies un león (Apedemak) devora a los vencidos. Estos aparecen con tres cabezas y muchos brazos. Se cree que pudo haber influencias de India, nada más y nada menos, en el arte de los kushitas. No es muy descabellado porque podrían haber llegado a través de las rutas comerciales del Mar Rojo y Eritrea.
Lo que no se sabe es quiénes eran esos pobres vencidos ¿tribus del desierto? ¿pueblos conquistados allende el Nilo?
También se ve a Apedemak con el cuerpo de serpiente emergiendo de una flor de loto, y en otro tramo de los muros aparece en compañía de los dioses Amón y Horus.
Observando los relieves te das cuenta enseguida de que no son exactamente iguales a los de Egipto.
Por ejemplo, la reina aparece con el mismo tamaño del rey ¿podría ser que tuviera una posición más igual a la de su marido? Eso es lo que opinan los arqueólogos.
Por otro lado, tienen rasgos mucho más africanos y las figuras son más gruesas, más fornidas.
Un poco más allá está el que llaman el Quiosco Romano porque tiene columnas con capiteles corintios y ventanas con arcos, aunque la entrada que mira al templo es claramente egipcia.
El templo de Amón
Precedido por una avenida de carneros que representan a Amón, entras en un templo que se parece mucho al de Debod, en Madrid. Se lo comento a Shadia y me dice que sí, que son de la misma época. De hecho el templo de Debod procede de tierras nubias, aquéllas que se inundaron con la presa de Asuán.
El templo de Amón fue también construido por el rey Natakamani, uno de los más prolíficos en esto de edificar, como ya estás viendo. Está lleno de relieves preciosos.
Por supuesto, la entrada se orienta al Este, el lugar por donde sale el sol, Amón Ra para los amigos del Antiguo Egipto.
La ciudad real o Royal City of Meroe
Terminamos la jornada de visitas en la ciudad real, antes de partir para Jartum. No sé si fue por el nombre, o porque mis ganas de contemplar más maravillas habían crecido. Como una adicta. El caso es que este sitio me decepcionó.
Los restos visibles son pocos para la mirada de alguien que no es arqueólogo ni de lejos.
Hablando de arqueólogos, una campaña de rezagados está trabajando cuando llegamos. Digo rezagados porque a finales de marzo todos ponen pies en polvorosa huyendo del tremendo calor y las tormentas de arena de la primavera sudanesa.
Contemplo a la fila de trabajadores que van y vienen con cestos al hombro, como a principios del siglo pasado.
La jefa (sí, una mujer, y estamos en Sudán!) es doctora de la Universidad de Jartum y mentora de nuestra guía Shadia. Se acerca ataviada con un gran sombrero de paja y un gran pañuelo debajo. Protección más que necesaria contra el implacable Amón Ra.
Habla de forma enérgica, decidida y a la vez calmada. Nos saluda muy cortesmente y continúa con su trabajo. Muy cerca otra compañera dibuja planos detallados del lugar que están excavando.
Cerca hay otro edificio que guarda unos antiguos baños romanos. Aún quedan restos de colores en las figuras que decoraban el lugar. Las canalizaciones de agua se observan perfectamente.
Volvemos al coche. Al otro lado de lo que fue la Ciudad Real los campesinos labran sus campos junto al gran río. Como lo hacían hace miles de años aquéllos que habitaron este lugar.
En resumen: las pirámides de Meroe no decepcionan, y los templos que hay en sus cercanías tampoco. Poderosas razones para visitar Sudán, aunque no las únicas 😊
Aquí tienes todos los posts de Sudán
- Jartum, la ciudad que no pudo ser
- Gentes de Sudán: si te lo cuentan, no te lo crees
- Viaje a Sudán: Las pirámides de Meroe
- Viaje a Sudán: los yacimientos arqueológicos de la región de Karima
- Viaje a Sudán: cómo es vivir bajo una gran tormenta de arena
- Cuarto día en Sudán: la antigua civilización de Kerma y una noche perfecta en el desierto
- Tercer día en Sudán: la tercera catarata del Nilo y grabados rupestres
- Segundo día de viaje en Sudán: el templo de Soleb y los pueblos nubios
- Primer día en Sudán: historias junto al Nilo y la ciudad de Dongola
- Guía de viaje a Sudán para 10 días: itinerario y consejos prácticos
- Sudán, imágenes y sensaciones de un viaje nada convencional
Hola,
Está espectacular!Tu blog sobre Sudan está buenísimo ! Muchas gracias por compartir tu experiencia de viaje a Sudan! Todo lo que leí aqui es información verdaderamente util sobre un pays totalmente desconocido y que espero ir en octubre! Y después de visitar tu blog mas ganas tengo de ir!!! una vez más: MUCHAS GRACIAS
Nuno
Me alegro Nino, espero que puedas ir 🙂
Muchas gracias Nuno, me alegro mucho y espero que puedas ir 🙂