
Actualizado el 13 febrero, 2023
Chad es un país increíble. Con todas las letras. Injustamente desconocido, mucho menos difundido. Es cierto que no es para cualquiera, que faltan hasta carreteras y las distancias son enormes. Pero si te gusta la aventura y África, este destino da muchísimo más de lo que promete. Aquí vengo con unas primeras impresiones de mi viaje a Chad de 26 días ¿te apuntas?
Viaje a Chad, la locura maravillosa del centro de África
Chad es casi sinónimo de Sahel y tiene una buena porción del desierto del Sáhara dentro de sus fronteras. Sólo por eso ya merecía estar en mi lista de viajes soñados.
Cuando vi la oportunidad de viajar con la agencia Kumakonda y su artífice Austerio Alonso, no me lo pensé dos veces. Contaré todo en detalle en un post-guía, pero aquí vamos a lo que vamos.
Es cierto que viajar a Chad después de dos años de pandemia de Covid, cuidando nuestros movimientos y relaciones, ha hecho que las sensaciones de este viaje sean más intensas.
Pero también es cierto que a mí me va esta marcha y que seguramente lo habría disfrutado de la misma forma si hubiera sido en otro momento.

La alegría de volver al desierto. La maravillosa sensación de libertad. Estrechar cientos de manos, desplegar todas las sonrisas posibles para transmitir confianza. Sentir su acogida. Curiosear en sus mercados. Alucinar con las formaciones rocosas de Ennedi y los lagos de Ounianga.
Todo esto y más ha hecho que haya vivido Chad y que se haya quedado en mi corazón y mi mente como uno de los grandes viajes de mi vida.

Algunos datos de Chad
- Población estimada: 17 millones
- Media de edad: 16 años
- Mortalidad infantil: 85/1000
- Tasa de alfabetización >15 años: 40%
- Lenguas oficiales: árabe chadiano y francés
- Alrededor de 220 grupos étnicos
- 80 millones de cabezas de ganado
Chad es un país con relativa estabilidad, aunque en Abril de 2021 sufrió el último golpe de estado hasta la fecha. Las ciudades, en especial la capital Djamena, están muy militarizadas. De hecho hay que ser muy cuidadoso con las fotografías si no quieres meterte en un lío. Las suspicacias policiales y militares están a la orden del día, y no sólo por dicho golpe de estado.
La guerra con Libia y las guerras civiles de su historia contemporánea, hacen que este sea uno de esos países obsesionados con la seguridad.
Lo mejor es no sacar la cámara del hotel. Fuera de las ciudades sí puedes, pero siempre con tranquilidad.

También es uno de los países más pobres del mundo. Y uno de los últimos de la cola en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora la UNESCO. Este índice mide factores sanitarios, educativos y económicos. En 2019 Chad se situó en el puesto 187 del total de 189, y creo que en 2020 ha subido al 186, pero siempre está bailando entre estos dos puestos. 👉 Lo puedes ver en este link.
El gobierno actual, de la tribu Dagawa, es musulmán y afirma que la mayoría de la población es musulmana. Sin embargo, en el sur de Djamena nos contaron que no es así, que la mayoría son cristianos. Teniendo en cuenta que el sur concentra la mayor parte de la población y que es de mayoría cristiana, es posible que sea cierto. También quedan algunas comunidades cien por cien animistas, pero ya son franca minoría.
El caso es que la religión del gobierno militar marca los favoritismos y las inversiones en educación, sanidad e infraestructuras para la población. También algunas normas sociales, pero no todas.
Por ejemplo, el alcohol es legal y puedes encontrarlo en bares y restaurantes de cristianos por todo el país, aunque muchas veces esté en un rincón escondido.
Por otra parte Chad es un país “indocumentado” en el sentido de que hay muy pocos libros publicados, incluyendo guías de viaje, y menos en español.
Ir allí y preguntar con paciencia y muchas paradas en el camino es, por tanto, un ejercicio necesario, aunque no definitivo. Las respuestas no pueden ser muy contrastadas, o sí, pero tendrías que pasar años dedicado a esta actividad.


A pesar de toda la pobreza y precariedad, Chad es un país tremendamente interesante por toda la amalgama de distintas culturas, cosmovisiones y medios naturales entre los que puede presumir de paisajes espectaculares.


Curiosidades de Chad
- En Chad se habla árabe, pero es un árabe muy diferente al de los países del norte de África y de Oriente Medio. Suena tan distinto que no parece árabe. A veces me sonaba al hindi.
- Sólo las palabras más comunes como por ejemplo “aiwa” (sí), “la” (no), “shukran” (gracias), “afwan” (de nada), y las fórmulas típicas del Islam (salam aleikum, bismilah, alhamdulillah), son las mismas. Menos mal, porque mi árabe se reduce casi casi a estas palabras 😅
- El idioma se ve salpicado también de algunas palabras de francés e inglés, pero no hay mucha gente que hable con fluidez alguno de estos dos idiomas. Sí, el francés es lengua oficial junto con el árabe pero el nivel de escolarización es bajo. Por si fuera poco desde octubre de 2020 el gobierno no paga a los profesores así que las escuelas públicas están cerradas a fecha de febrero de 2022. Creo que es una consecuencia de la pandemia, pero el cambio de gobierno no lo ha arreglado. En cualquier caso, un desastre. Sin educación no hay futuro.
- Ya he dicho que Chad es un país inmenso. Muchísimos kilómetros a recorrer sin apenas carreteras de asfalto. Esto significa tener que orientarse entre las innumerables pistas de tierra y arena que surcan las estepas desérticas o los campos de cultivo del centro y sur.

- Los vuelos internos regulares no existen hoy en día. Los hubo. Hay algunos aeropuertos testigo de ello, pero no operan a no ser que puedas pagar miles de euros para fletar un avión privado o un helicóptero. Aeropuertos cuyas pistas son de tierra batida y que se utilizan como campos de fútbol. Y eso que el fútbol no es “el deporte rey”, a diferencia de otros países africanos.
- En Chad hay más ganado que población. 80 millones de cabezas, me dijeron allí.
- El norte está dominado por los rebaños de dromedarios, que se cuentan por decenas de miles. Siempre acompañados por los burritos y las cabras.
- Ya cerca de Djamena, el entorno del Lago Chad y todo el sur está dominado por las vacas. Las hay de distintos tipos, y yo destacaría las kauri o kuri, endémicas del Lago Chad. Son vacas con enormes cuernos curvados que recuerdan a los grabados del Antiguo Egipto.

- El ganado es su riqueza. El equivalente a nuestro dinero en el banco. Y este es un concepto extraño para nosotros. Antes que para comer o utilizar su leche, las vacas y dromedarios se utilizan para pagar la dote del matrimonio y para venderlo en los mercados obteniendo ganancias que les permitan comprar más ganado. Es su patrimonio, y punto.


- Para comer recurren a las cabras y los pollos, aunque algún dromedario puede caer de vez en cuando. Y digo de vez en cuando porque un solo dromedario da una gran cantidad de carne y hay que darle salida, contando con que las cámaras frigoríficas brillan por su ausencia. O es una ocasión muy especial y hay un buen número de invitados confirmado, o es un restaurante con mucho trasiego.
- La comida no se tira en Chad. En muchas regiones sufren hambrunas de manera regular, y la desnutrición se ve a golpe de vista en mucha gente. Ese índice de pobreza está ahí y aunque hay una parte de la ciudadanía que se gana bien la vida, no es la mayoría. Es raro que no haya nadie dispuesto a comerse tus sobras, ya sea en un restaurante a pie de calle o en el mismo desierto. Realmente llama la atención y te lleva a pensar en lo mal que lo hacemos aquí.
- Chad es un país muy complejo a nivel social. Son más de 200 grupos étnicos con sus diferencias y sobre todo sus disputas por el control del territorio. En dicho territorio está el agua y los pastos, básicos para mantener el ganado y a sí mismos. La lucha por los recursos está a la orden del día. Conflictos que muchas veces se saldan con muertos. Bienvenidos al siglo X o XII.

- Entre los diferentes grupos étnicos destacan los toubou o tubu, que a su vez se dividen en distintas tribus: los dasha, los asawa, los kada… Y luego están los «árabes», que también se diferencian entre sí en distintos grupos con nombre propio. Además de los fulani o fallata, los nómadas del Sahel que serían un equivalente a los gitanos antaño nómadas de Occidente. Pero hay muchas más… los Kanembou, los Musgum, los Massa y un largo etcétera. El laberinto de identidades está servido.
- Por otro lado, en Chad hay distintos ecosistemas, arquitecturas, tradiciones casi perdidas y muchísimas otras realmente vivas. Los paisajes cambian a medida que haces kilómetros, pero la esencia de las acacias de pinchos, la presencia de nómadas, las ciudades destartaladas y el chai después de un plato de carne a la brasa están en casi todas partes. O al menos en todas las que he visitado, que no han sido pocas.
Algunos recuerdos e iconos de Chad
La gente de Chad
Los chadianos y chadianas no son un grupo común, ya lo he dicho ¿Lo es en algún lugar de África, o incluso de Europa, América…?
Las mujeres cargan con grandes bidones de agua, pilas de leña o lo que necesiten hacer. Siempre vestidas de colores alegres. Sus piercing, escarificaciones o tatuajes en el rostro señalan su identidad, el grupo de pertenencia. Las más musulmanas esconden su rostro o ni siquiera se asoman a la puerta de casa. Muchas otras, a menudo cristianas, sí te interpelan abiertamente, sonríen, charlan.
En muchos sitios ellas son las encargadas de los puestos del mercado y de pequeños negocios. No en las casas de chai, los restaurantes, bares y en general los espacios próximos a las carreteras.
Me consta que muchas jóvenes tratan de estudiar informática, grados de enfermería, costura o cocina para salir adelante. Con la ayuda de las ONGs y misiones cristianas, dicho sea de paso.


Los niños y las niñas se encargan de ir a por agua al pozo. Créeme que accionar la palanca de esos pozos no es nada fácil, porque yo misma lo probé. También se hacen cargo del ganado, incluyendo los altos dromedarios. Y se hacen cargo de los hermanos más pequeños. Pueden sacar su mejor sonrisa ante una gracia o al verse en la pantalla del móvil o la cámara, pero también son serios.
La vida no es nada fácil en Chad y esto incluye a los pequeños de la casa.


Los hombres que visten con la yalabía y el turbante aparentan una elegancia que ya quisieran los que van vestidos de occidental. De hecho, si quieren ser respetados deben vestir a la manera tradicional. Los toubou suelen llevar el cuchillo tradicional atado al brazo, que además incluye una aguja de coser y una varilla de metal para liberarse del cran-cran, unos pinchos que se encuentran en la vegetación. Incluso puede que lleven una espada.
Los hombres pueden ser muy amables o muy recelosos, incluso agresivos. Orgullosos, callados, serios, risueños, bromistas, hospitalarios, severos, con varias mujeres, recién casados y enamorados, ancianos que atesoran la historia de su pueblo… De todo, como en botica.

El transporte en Chad
Las carreteras y pistas de Chad ofrecen un casi constante espectáculo a nuestros ojos occidentales.
Los camiones abarrotados de mercancías llegan a superar con mucho los límites de carga de lo que nosotros consideramos razonable. Y eso que no pude ver los más grandes, porque en la época seca y de harmatán no circulan tantos.


No sólo los de mercancías. También están las pick ups que transportan a los viajeros con sus equipajes o sacos para vender. Otra imagen imborrable porque también sobrepasan los límites de nuestra razón en cuanto a la capacidad de los vehículos.

El ganado en Chad, siempre presente
Es extraño no encontrarte con al menos unos dromedarios en el camino, aunque en el desierto más remoto se les puede llegar a echar de menos.
Su silueta aparece por todas partes y no te cansas de verlos. Andando con las patas trabadas o libres, con carga, montura o sin ella. Siguiendo al líder de la manada que suele ser el dromedario más grande y viejo. Y si no hay dromedarios, hay vacas. Cientos y cientos de vacas de distinto pelaje.
Todos se mezclan con la vida salvaje que se sigue abriendo camino, como las gacelas, los fenec o los monos. Los campos y desiertos de Chad rara vez están inanimados.



Los mercados chadianos
Ay qué vuelta al pasado hice cuando me vi paseando por un mercado tradicional muy parecido al de Gorom Gorom en el Sahel burkinabés, que puedes leer aquí.
Los puestos se disponen bajo tejadillos de cañas sujetos con troncos de árbol bajo los cuales se extienden las mercancías. El ajetreo cotidiano no para.
Las miradas se posan en el extraño mientras terminan de realizar sus compras y ventas. Puestos de dátiles, cebollas, cacahuetes y chufas. Carne recién sacrificada y puesta a la brasa. Telas, cachivaches para la cocina, para el teléfono móvil incluyendo “centros de carga” de baterías si no hay luz en el pueblo, pequeños paneles solares ya adoptados incluso por los nómadas…


Son mercados que resultan cansados y agobiantes en las horas punta. Quizá por la gran cantidad de estímulos a la que te ves sometido. Pero son alucinantes.

Los paisajes de Chad
Los paisajes de Chad son de lo más variado si hablamos de todo el país. Hay zonas de transición donde la palabra “desolación” sería la más ajustada, pero los amplios horizontes pueden compensarla. Otros donde la boca se te abre a cada segundo, como los de Ennedi.
Arcos de piedra fantásticos, barrancos, cañones, oasis. Los ríos son amplios y calmados en la época seca. Llenos de vida, incluso con hipopótamos como el Logone. Un valle precioso el de este río, por cierto.



Yo he conocido el Chad de la época seca, justo es decirlo. Hay mucho más polvo y menos hierba verde, y aun así la vegetación fresca puede sorprenderte en muchos lugares insospechados.
En los días de harmatán, el equivalente a nuestra calima pero a lo bestia, todo cambia. La atmósfera se llena de polvo, el mundo se vuelve sepia. Estar en la calle implica ser agredido por los elementos, empezando por el viento que puede hacerte zozobrar en tus pasos. Y siguiendo por el polvo, que se cuela hasta el último rincón de tus pulmones. Todo el mundo tose en los días de harmatán.
Con los dromedarios y las vacas de enormes cuernos, los carros, las acacias, los troncos secos, o la arena sobrevolando el suelo, parece que te has trasladado a otro planeta. El Planeta Chad.

Hago una mención aparte a los atardeceres y amaneceres. Son espectaculares, aunque rápidos y cambiantes. Cuanto más polvo en suspensión haya, mejor para contemplar la bola solar en su mejor versión 🥰



Una buena idea es recurrir a los servicios de cambio de moneda con Exact Change antes de ir al país. Yo misma lo he hecho para varios viajes. Puedes comprar online en su página web o por teléfono en 900 103 740 / 683 597 459. Si lo haces por teléfono, o si entras en su web otro día, añade el código VIAJESDEALI para que sepan que vas de mi parte.
Un pequeño repaso a los lugares visitados
26 días de viaje a Chad han dado para más de lo esperado. Hemos recorrido unos 6.000 kilómetros a vuelo de pájaro, pero quizá me equivoque y hayan sido algunos más.

En muchos sitios o situaciones me he quedado con la boca abierta. Incluso estuve a punto de soltar alguna lagrimita de emoción, sobre todo en la primera semana. El contraste con España, la acogida entusiasta de la gente, las imágenes fantásticas que se desarrollaban a mi alrededor. Todo era emocionante.
Esas “mamás” africanas que me decían cosas sobre mi pelo, no sé si para indicarme que sería mejor que me lo trenzara o para preguntar cómo lo tenía tan liso. Cosas de no compartir el idioma.
Esos niños que sonreían si yo les sonreía, o que escapaban llorando porque les asustaba ver una cara tan blanca.

Las chicas coquetas, los chicos presumidos que navegan entre la tradición más absoluta y la modernidad de los móviles, el bluetooth y el pop sudanés y camerunés.
Y la emoción de empezar a distinguir las montañas del Ennedi en el horizonte, recorrer sus barrancos estrechos, dormir en estos escenarios y bajo la luna creciente que a duras penas permitía distinguir algunas estrellas…

Lago Chad
Nada más llegar a Chad nos metemos en la “zona roja” más roja del país. La amenaza de Boko Haram es una realidad en buena parte del perímetro del que fue el lago más grande de África. En Djamena nos aseguraron que era posible ir, así que lo hicimos. “Hemos venido a jugar” nos decíamos entre nosotros. Cuatro blancos andando por la zona roja. No pasó nada, pero podía haber pasado. Lo contaré con más detalle en su momento.

Década tras década, desde 1960, el tamaño de este gran lago que fue un gran mar interior ha ido decreciendo. El paisaje sigue anegado de agua con un laberinto de islas que sólo si haces mucho zoom en los mapas digitales puedes verlas. Antes, en las fotografías de satélite, se veía como una gran mancha azul.

Allí viven los Kanembou y los Buduma, pastores de las vacas Kauri y los únicos con derecho a explotar los pastos de las islas del lago en época seca. No obstante, hay un gran número de refugiados buduma que se han tenido que desplazar desde Níger por esa amenaza terrorista. Es una enorme catástrofe humanitaria de la que aquí no nos damos por enterados.
También hay fulanis o peuls, los nómadas del Sahel conocidos allí como “fallata”, y también divididos en distintas tribus como los yayai, mbororo, woodabe, y otro largo etcétera. No sería la última vez que nos encontráramos con los nómadas porque están por todo el país, por todo el Sahel.

Sur de Djamena: Bongor y Katoa
Tres días después hacemos cinco horas de carretera para un trayecto de 220 kilómetros en una pick up. El objetivo es ir al encuentro de los Moussgoum. Una experiencia tan alucinante que aún no me la creo.

De la mano de Joseph (chadiano) y su esposa Rahel (suiza), artífices del proyecto Akwada, nos introdujimos en esta región hoy cristiana que no recibe turismo pero tiene unas ganas tremendas de darse a conocer y propiciar así un futuro mejor para las generaciones venideras.
Los Musgum son un pueblo que vive junto al río Logone, la frontera natural con Camerún. De hecho están presentes a ambos lados de la orilla. Muchos la cruzan a diario para ir a trabajar. Sin visados ni controles fronterizos.
Las casas tradicionales de los Musgum tienen forma de obús o de cápsula. Responden a una arquitectura propia, original, única y casi perdida en el lado chadiano, no tanto en el camerunés. Perdida como tantas otras cosas de su cultura ancestral, que ya sólo recuerdan los más mayores.


El caso es que están entendiendo que el turismo puede ser una forma de recuperarlas. Lo contaré todo en detalle en el post correspondiente, pero sí quiero dejar aquí un enorme agradecimiento a su acogida, esfuerzo y cariño. Fue tremendo.
Ruta de los Pozos
Para subir a Ennedi hacen falta tres días y medio de viaje desde Djamena, y lo mismo para volver. Lo puedes hacer por la ruta de Abéché, que tiene una parte asfaltada en mejor o peor estado según el tramo. O lo puedes hacer por el lado noroeste, por la ruta de los camiones que suben a Libia, o bien por un off-road en toda regla en lo que se puede llamar “la ruta de los pozos”. Esta última fue la elegida por Kumakonda para la ida.
Cada ciertos kilómetros, a partir de Moussourou, te encuentras con un pozo y grandes rebaños de camellos con sus pastores toubou en la región de Bahr el Gazhel y después árabes en la región de Batta. Cada uno de estos distritos son controlados por el grupo étnico correspondiente, y en las regiones limítrofes hay disputas.


La belleza estética de estos lugares es innegable. Una estepa impresionante que me recordó a Mongolia, con dromedarios recortándose en el horizonte, gacelas cruzando las pistas, chacales. Y los propios pozos con su actividad diaria. Cada vez quedan menos pozos tradicionales pero aún quedan algunos.

Ennedi, el Patrimonio de la Humanidad chadiano
El Ennedi es otro planeta. Nos encontramos en un Patrimonio de la Humanidad absolutamente fantástico. Se trata de un macizo montañoso en medio del desierto que puede recordar al Tadrart y Tassili de Argelia, pero que es más variado y sus dimensiones son infinitamente mayores.
Un laberinto de roca que los elementos van puliendo día a día, año a año, siglo a siglo, creando una poesía difícil de transmitir en imágenes.




La imagen más conocida de Chad es la de los rebaños de camellos abrevando en el Guelta d’Archei, un cañón escondido en la región de Ennedi. Es espectacular, desde luego, pero no es más que una pincelada de todo lo que hay allí.



Entre sus tesoros yo destacaría los testimonios en forma de pinturas rupestres magníficas, que hablan de la vida nómada o seminómada de hace miles de años, muy similar a la actual. El esfuerzo por llegar allí se ve compensado cada día. En cada esquina. En cada vuelta de piedra.


Depresión de Murdi
Entre el Ennedi y los Lagos de Ounianga hay una gran extensión de puro desierto. Un lugar mucho más vacío que todo lo que has visto antes. Con grandes extensiones de dunas y algunos farallones rocosos.

Murdi es “la casa del harmatán”, el molesto viento cargado de polvo y arena que anega la atmósfera, borra la visión y se cuela en todos los rincones sin que puedas hacer mucho para evitarlo. Su belleza es primigenia.

Lagos de Ounianga
Uno de los puntos más remotos de Chad, con permiso del Tibesti (no incluido en este viaje), es el de los Lagos de Ounianga. Una rareza que a día de hoy es candidata a ser Patrimonio de la Humanidad.
¿Te imaginas encontrarte de repente con una serie de lagos en medio del desierto? con sus palmeras y montañas en las orillas. Incluso con acantilados. Y con aguas de distinto color según los microorganismos que habitan cada uno. Nadie sabe cómo se originaron y no está nada claro cómo se mantienen, pero ahí están. Lo dicho, una rareza bellísima.



Parque Nacional de Zakouma
Volviendo al centro de Chad, al sur de la ciudad de Mongo se encuentra el Parque Nacional de Zakouma repleto de fauna salvaje.
Sin ser de grandes dimensiones como los de Kenia, Tanzania o Botswana, aquí se concentra una gran cantidad de vida salvaje. Es el hábitat de los elefantes del desierto, de distintos tipos de felinos y de cientos de especies de aves. Además no está nada masificado a nivel turístico, como todo en Chad. Desde luego es un buen broche a este fantástico viaje.


Las ciudades chadianas
La capital de Chad es Djamena. No es una ciudad especialmente atractiva. Aun así, es un buen punto de “aclimatación” y de observación de la vida urbana en Chad. Es recomendable darse una vuelta por la zona del Gran Mercado. Para nada el barrio de los ministerios, embajadas y hoteles. El resto de las ciudades son de menor tamaño, aunque Abéché es bastante grande.
Son ciudades que se extienden en el terreno a base de edificios bajos. En muchos casos parecen pueblos, o lo son desde nuestros parámetros. Allí se concentran los mercados más y menos tradicionales, la vida alrededor de la carretera, los puntos de abastecimiento, los puntos de cobertura telefónica y de internet en el mejor de los casos, los bares donde venden cerveza…
Como todo en este viaje, tienen interés. Qué rabia no haber podido hacer más fotos allí, pero lo dicho, no es nada recomendable.

✍ No te olvides de viajar con un buen seguro de viajes. Yo te recomiendo IATI porque son los que más cobertura dan, con mejor precio, y su servicio es muy bueno. ¡¡Tienes un 5% de descuento en todos sus seguros si lo haces desde aquí!! ¡Haz click en la foto! 👇👇👇

Aunque falta un apartado del post que considero importante y que trata de la cara B de un viaje a Chad, creo que va siendo hora de poner imágenes en movimiento de esta aventura. ¡Dentro vídeo!
Chad no es para todo el mundo
El viaje a Chad no es un viaje idílico ni mucho menos. Tiene una cara B muy importante y es justo que lo entiendas.
- Un viaje a Chad es caro. Las tarifas de los coches con chófer y cocinero, los permisos de viaje, y muchas otras cosas son caras para el extranjero. El transporte público y comer en sus restaurantes es, en cambio, muy barato en general. Pero hacer un viaje como este por tu cuenta no es viable en un plazo de 26 días. Quizá si vas dispuesto a invertir varios meses lo consigas, pero aun así no te podrás internar en el Ennedi sin estos servicios.
- Es un viaje cansado. Muchas horas en coche y por pistas con baches. El “masaje” del bamboleo del vehículo puede descolocar a las cervicales más fuertes. Cuando termina la jornada hay que descargar los coches y montar las tiendas de campaña. Te levantas antes de la salida del sol, a eso de las 5 o 5.30 a.m. y tienes que desmontar el campamento y cargar los coches. Es un viaje cansado, no hay que negarlo.
- La higiene brilla por su ausencia excepto para lavarse las manos antes y después de comer, para rezar, y para limpiarse después de ir al baño. El resto del tiempo las uñas se llenan de mugre en menos que canta un gallo, y el polvo o la arena del desierto se adueña de todo. En tus manos y en las de la gente a la que saludas con un buen apretón.
- Hablando de duchas. Es raro disponer de una. Como máximo, podrás lavarte con un chacrán o tetera de plástico de unos 2 litros de capacidad. El agua es un bien necesario y escaso y como tal hay que tratarlo. Si dispones de suficientes bidones de agua podrás lavar la ropa también. Si no, olvídate. Y así dos o tres semanas.
- Lo mismo para el baño. La mayor parte del viaje tendrás que hacer tus necesidades en el campo, que por otra parte suele ser mejor opción que cualquier váter público con el clásico agujero, muchas veces inmundo.
- Y si te quejas, recuerda que la vida es dura para muchos chadianos. Ya he dicho antes que es habitual que haya alguien esperando a que termines de comer para pedirte las sobras del plato. Con amabilidad y con bastante dignidad la mayoría de las veces, pero ahí están. Aunque sea la ensalada de lechuga que tú no te atreves a comer para evitar una posible diarrea. El covid, el cuidado del medio ambiente y muchas otras cosas son las últimas de sus prioridades. Por supuesto que te puede afectar, es normal, pero es parte del viaje.
- La comida puede ser monótona en los días de expedición, no tanto en las ciudades. Para mí no es un problema pero soy consciente de que para mucha gente lo sería y por tanto creo que hay que advertirlo. En general hay que apañarse con lo que se puede o lo que hay. Olvídate de los lácteos y de muchas verduras frescas. Prepárate para comer con la mano de la bandeja común y para sobrealimentarte de sardinas, atún, verduras en lata y sopa de sobre. Insisto, siempre es mejor comer en restaurantes, pero en el desierto no los hay.

- Hay que cultivar la paciencia. Paciencia para soportar mil horas de coche por pistas y baches. Paciencia para ir a hablar con las autoridades cada vez que llegas a una localidad porque es preceptivo hacerlo así, aunque inviertas un par de horas en esa gestión. Por no saber dónde vas a dormir o qué vas a comer. Paciencia.
En resumen, un viaje a Chad tiene mucho de aventura, un poco de riesgo e incomodidades de muchos tipos. Pero es una experiencia fantástica que te da la oportunidad de conocer un país no explotado turísticamente y lleno de tesoros humanos, culturales y paisajísticos. ¿Qué te ha parecido? ¡Me encantaría leer tus sensaciones en los comentarios!
Te puede interesar…
- Etnias de Chad: los Moussey
- Acampando con nómadas wodaabe, los más presumidos del Sahel
- Retratos de Chad, un país con más de 200 grupos étnicos
- Parque Nacional de Zakouma, un perfecto ejemplo de conservación en África
- Ciudades de Chad, una vuelta por el panorama urbano del gran país africano
- Lagos de Unianga, un lugar remoto en el remoto Chad
- Depresión de Murdi: el desierto dentro del desierto en Chad
- Pinturas rupestres de Ennedi: un fascinante viaje varios milenios atrás
- Guelta d’Archei, el lugar por el que querrás ir al desierto de Ennedi (Chad)
- Sitios espectaculares de Ennedi: Ouimina y Djoulia
- Qué ver en Ennedi, el tesoro de Chad
- Los pozos de Chad, un viaje a la vida del desierto
➡️ Este post NO ha sido escrito por la IA (Inteligencia Artificial).
➡️ Este post contiene enlaces a sitios afiliados. Esto significa que si haces una reserva desde dichos enlaces, yo ganaré una pequeña comisión. En ningún caso tú pagarás más y en alguno conseguirás un descuento, como en IATI Seguros. Puedes leer más en este artículo.
¿Quieres seguirme en redes sociales? ¡Aquí las tienes! 😊
Excelente explicación y fotografías. Muchas gracias! Un gran viaje.
Gracias a ti Alfons!! Abrazo!!
¡¡vaya viajazo y qué maravilla de resumen y de fotografías!! A mí me viene genial porque es un viaje que no podré realizar y gracias a ti he podido disfrutarlo (y sin las incomodidades jejeje) Un placer leerte siempre
Gracias Cristina!! Maravilla leer tu comentario y saber que te gusta y que viajas con mis relatos aunque sea virtualmente! 🥰😘😘😘