
Actualizado el 26 mayo, 2023
Una de mis actividades favoritas en Madrid es andar por el centro de la ciudad disfrutando de los espacios ya conocidos y no por eso menos bonitos. Me gusta observar sus detalles, más si llevo la cámara conmigo. Con el correr de los años me he dado cuenta de que hay un itinerario que me encanta y es el que más repito, así que he pensado ¿qué tal si lo comparto? Pensando sobre todo en los que venís a visitar “el foro” por primera vez, y también en los que queráis recuperar la mirada sobre vuestra ciudad. Una ciudad que no es de nadie, pero que acoge a todos con hospitalidad. Y no lo digo sólo yo 😍 ¡Vente conmigo, que te llevo de paseo por el centro de Madrid!
Ruta por el centro de Madrid a pie
Esta ruta por el centro de Madrid es para hacerla a pie en un día y sin correr. Iremos de la Puerta de Alcalá al Templo de Debod dando unas cuantas vueltas por unos cuantos básicos imprescindibles.
Esto quiere decir que no te vas a privar de hacer fotos, curiosear en los escaparates, y por supuesto comer y beber algo (sin tirarte dos horas, o no te dará tiempo a verlo todo, je, je).
Te advierto de que no están todos los imprescindibles de Madrid porque es un paseo de varias horas, no de días, pero por algo se empieza.
En otras palabras, esta es una propuesta que sirve de complemento a visitas tan interesantes como los museos, parques y jardines, terrazas con grandes vistas, teatros, conciertos y un largo etcétera.
Y ya que me he puesto, no sólo te voy a sugerir un itinerario, sino que te voy a contar algunas cosillas de cada parada + un mapa con todo situado.
Puerta de Alcalá y una breve mirada al Retiro
Empezamos en uno de los tantos lugares emblemáticos de Madrid. Sí, son unos cuantos y por alguno hay que empezar.
La Puerta de Alcalá se llama así porque era una de las entradas a la ciudad. Hubo hasta cinco puertas reales o de registro, esto es, puertas en las que había que pagar impuestos para entrar en la ciudad. Una regulación para comerciantes venidos del campo, quizá de otros países.

Otra de sus funciones era y es, pues no ha perdido tal categoría, cañada real. O sea, que por aquí pasaban los rebaños trashumantes con miles de cabezas de ganado en busca de nuevos pastos. Igual que por la plaza de Cibeles, de la que te hablo después.
El diseño que podemos ver ahora es de 1778, a cargo de Francesco Sabatini y por orden del rey Carlos III para conmemorar su entrada en la ciudad.

En Madrid conocemos a Carlos III como “el primer alcalde”. Por lo visto fue un tipo vividor, que le gustaba ir de incógnito visitando tabernas o lo que se terciara, y que mejoró la ciudad en muchos aspectos.
Por ejemplo, a él se atribuye la ordenanza de servir un plato de comida del tamaño del vaso de la bebida que eligiese el cliente. Es lo que hoy entendemos por una “tapa”. La idea era que el personal no cayera redondo al suelo tras unos vinos, tanto porque no tenían dinero para pagar comida y bebida, como porque los que lo tenían preferían gastarlo sólo en bebida. El caso es que si a uno le ponen el plato delante, incluido en el precio de la consumición, no dice que no ¿verdad? pues en aquéllos tiempos, tampoco 😉
Volviendo a la Puerta de Alcalá, otro dato curioso de su historia es que fue el primer Arco de Triunfo que se construyó en Europa después de la caída del Imperio Romano. Pero más allá de estos datos históricos…
La Puerta de Alcalá es todo un emblema para los madrileños, un monumento que forma parte de la identidad de la ciudad. Así lo plasmaron los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel en la célebre canción que lleva su nombre. Pocos nos olvidamos de este homenaje cuando escuchamos su nombre. “Mírala, mírala, mírala, mírala… la Puerta de Alcalá!”
Hasta hace unas décadas los coches pasaban a través de sus arcos. Con el tiempo se cerró y quedó protegida del intenso tráfico del centro de Madrid por un pequeño jardín. Hoy tenemos hasta un banco de piedra ideal para hacerte un selfie o retrato con esta bonita puerta neoclásica de fondo.
Junto a la Puerta de Alcalá, además, se halla uno de los principales accesos al Parque de El Retiro. Traspasando las puertas de hierro antiguas, y andando en línea recta por el paseo principal, enseguida llegarás al lago del parque. Puedes incluir en esta ruta una pequeña caminata por los sitios más bonitos del parque, te dará tiempo, pero para no extenderme aquí te recuerdo que tienes una guía de El Retiro en este blog, siguiendo este enlace.

Plaza de Cibeles
La siguiente parada que te propongo es la Plaza de Cibeles. La verás desde la Puerta de Alcalá y sólo has de caminar poco más de 5 minutos hasta ella. ¡No tiene pérdida!

Este es el encuentro del Paseo de Recoletos, el Paseo del Prado y la Calle Alcalá, y lo preside la diosa Cibeles, nuestra diosa particular. Una estatua que se hizo en 1782 y es fuente.

Cibeles era la Diosa de la Madre Tierra, adorada en Anatolia (hoy Turquía) y asociada a Rea, esposa del titán Cronos y madre de Zeus, Hera, Deméter, Hades, Hestia y Poseidón.
Montada en su carro mira impasible al frente. Le hagan lo que le hagan, que no siempre son cosas buenas. Durante la Guerra Civil fue protegida de los bombardeos con sacos terreros, después ha sufrido ataques de energúmenos y celebraciones futboleras en las que la gente se pasa de rosca. ¿Por qué dañamos lo que queremos?

Además de contemplarla a placer, párate a mirar a su alrededor, pues no es moco de pavo. Cada esquina de la plaza está ocupada por un gran edificio: el antiguo Palacio de Comunicaciones que hoy es el Ayuntamiento de Madrid, el Palacio de Linares, el Banco de España y el Cuartel General del Ejército de Tierra, el más antiguo de todos (más que la propia fuente).

Consejo: puedes subir a la terraza del Ayuntamiento de Madrid por 3 € para ver las vistas de la plaza y los tejados del centro de Madrid desde esta perspectiva. Además tienes un restaurante donde tomarte algo, aunque no sé cómo estará de precio, pero el mirador y sus vistas ¡está muy bien!

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Continuamos andando hacia el puro centro de Madrid por la Calle de Alcalá (con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera, la florista viene y va y sonríe descará por la acera de la calle de Alcalá… dice la letra de una famosa zarzuela).
Dejamos para otro día bajar por el Paseo del Prado hacia la fuente de Neptuno, el museo del Prado, el Jardín Botánico, y un largo etcétera, porque hoy nos vamos a concentrar en este otro paseo. Ya te lo advertí, hay que elegir.
La Calle de Alcalá merece su propio apartado en este paseo. Según vas subiendo verás edificios admirables. Destaca el que está coronado con una cúpula, estatua alada y un gran cartel: Metrópolis. Hace esquina con la famosa Gran Vía, a la que luego vamos pero desde otro lado.


¿Sabías que el edificio Metrópolis fue construido en el solar que quedó tras derribar la “Casa del Ataúd”? El edificio anterior era muy estrecho y de ahí el apelativo siniestro. ¿Y que su cúpula es de estilo “pompier” por su semejanza con los cascos de bomberos franceses de principios del siglo XX?
En la acera de enfrente, por otro lado, está el Círculo de Bellas Artes, un lugar que sólo por su nombre siempre me atrajo. El Círculo es una institución privada sin ánimo de lucro que lleva más de 100 años trabajando a favor de la cultura y las artes.
En las salas de lo que es un verdadero palacio siempre hay exposiciones de pintura, fotografía, escultura y otras disciplinas artísticas, y en su planta baja hay una estupenda librería. También podría destacar la terraza situada en la misma acera de la calle de Alcalá. De ambiente romántico, es frecuentada por escritores, actores y músicos. Eso sí, prepara la cartera y no esperes mucha amabilidad de los camareros.
Ahora bien, en mi opinión lo mejor es la azotea. La terraza del Círculo de Bellas Artes de Madrid fue una de las primeras que se abrieron al público y puedes subir a ella previo pago de 5 € (4 € si tienes carnet joven). Con dicha entrada puedes pasar a las salas de exposiciones. Consulta los horarios aquí y trata de subir al atardecer. Si vas en fin de semana ármate de paciencia porque las colas son importantes.
Esta calle también suele formar parte del itinerario de innumerables manifestaciones reivindicativas, fiestas y sigue siendo testigo de la trashumancia una vez al año.

Te invito a que descubras tú mismo otros edificios de este tramo de la Calle de Alcalá con un consejo: no dejes de mirar hacia arriba (con cuidado de no caerte, claro), porque hay muchas cosas interesantes en los tejados.

Puerta del Sol
Desde la calle de Alcalá entramos en el centro-centro de Madrid, y lo primero que vemos es la estatua del Oso y el Madroño.

El Oso y el Madroño lleva desde 2009 en esta su ubicación original, pero durante unas décadas estuvo en el inicio de la Calle del Carmen. Esa es la que más recuerdo porque era el punto de encuentro con mis amigos cuando íbamos al centro (y el de cientos de personas más, claro). Ojo, creo que lo van a cambiar de sitio con las obras de 2023.
El Oso y el Madroño es otro de los símbolos de Madrid. ¡Será por símbolos! En realidad es una imagen del escudo heráldico de la ciudad, datada en el siglo XIII. Por lo visto antes sólo aparecía el oso.
Otro punto muy popular en esta gran plaza es el Kilómetro Cero. Una placa en el suelo marca el inicio de las carreteras radiales de España desde el concepto centrista que instauró Felipe II allá por el siglo XVI. Está casi en la puerta del edificio del reloj, para más señas.
De todas formas la plaza de la Puerta del Sol no es, desde mi punto de vista, bonita. Es cierto que tiene una gran carga emocional para los que vivimos en Madrid. Todos la identificamos con el lugar de las campanadas de Nochevieja y con el punto de encuentro de las grandes y pequeñas manifestaciones, por poner un par de ejemplos. Pero bonita, lo que se dice bonita… yo no la veo así.

Si pienso en ella fuera de los recuerdos y símbolos, para mí es más un lugar de paso hacia otros puntos bonitos del centro histórico. Además, a pesar de que se ha restringido mucho el tráfico (menos mal), no me parece especialmente acogedora. No hay bancos para sentarse, por ejemplo, algo que me parece básico para hacer un sitio amable.
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Plaza Mayor
Tomando la Calle Mayor y enseguida la Calle de Postas y la Calle de la Sal, entrarás en el Madrid más antiguo y auténtico. Llegamos a la Plaza Mayor por una de sus puertas arcadas.


Tómate unos minutos para contemplarla desde la sombra de los soportales y decide si tiras a la izquierda, a la derecha, o avanzas hacia su centro.

La Plaza Mayor es… uf, uno de los sitios más bonitos del centro de Madrid con diferencia.

Voy a empezar contándote una pequeña historia personal:
Cuando era niña me enteré de que la familia de mi madre tenía un apodo en el pueblo: los Bataneros. Yo, que no tenía ni idea de a qué podía referirse esa palabra nueva para mí, pregunté. Su respuesta fue que hubo un tiempo, que mi madre ya no había vivido, en que los Martínez tenían batanes o telares. Con ellos fabricaban paños de lana que iban a vender a la Plaza Mayor de Madrid. Esta era la materia prima con las que se hacían las famosas capas que llevaban los caballeros (y aspirantes a) de Madrid. No sé si sería una vez al mes o en determinadas épocas del año, pero sí sé que cada cierto tiempo emprendían el viaje a Madrid con las mulas cargadas de paños. Un viaje de poco más de 100 kilómetros por el campo, seguramente de varios días. Y lo mismo para volver.
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Madrid siempre se nutrió del campo y el mercado de la Plaza Mayor fue el primer receptor de mercancías necesarias para su subsistencia. Más tarde fue la ciudad a la que emigraron miles de campesinos en busca de una vida mejor. Mis abuelos entre ellos, los mismos de la familia de los Bataneros, nietos de aquéllos comerciantes de paños de lana.
Más allá de la historia familiar de una servidora, la Plaza Mayor guarda tanta historia y tantos relatos que cabría hacer un sólo post y seguramente sería parcial.

Quedémonos en la contemplación de la fachada de la Casa de la Panadería. Fue Tahona General de la Villa y de ahí su nombre.
Es la más espectacular porque todos los muros están cubiertos de pinturas de estilo clásico. No son las originales porque aquéllas fueron deteriorándose con el paso de los años (y la contaminación, ya que hubo un tiempo en que el tráfico rodado invadía la plaza). En el año 1992 se encargó una renovación y de ahí el aspecto actual. En ellas encontrarás representaciones de personajes mitológicos y algunas escenas inspiradas en la historia de la ciudad.

Frente a la Casa de la Panadería está la Casa de la Carnicería, que era el depósito general de carnes del que se abastecía a toda la ciudad. Desde luego el carácter de mercado y abastecimiento de materias primas está más que suscrito con los nombres de los edificios ¿no crees?
Mientras te desplazas por el centro de la plaza, fíjate en las farolas con asientos. Son de la última remodelación y en ellas hay unos relieves en bronce con escenas históricas. ¡Confieso que nunca había reparado en ellos hasta que fui a hacer algunas fotos para este artículo!
Las escenas son variadas. Desde ajusticiamientos hasta Carnavales, pasando por los toros y los planos de la plaza que se han utilizado para las distintas reconstrucciones. Y es que la Plaza Mayor de Madrid ha sufrido al menos tres grandes incendios.

En estas farolas, por cierto, podrás parar a descansar mientras te comes un bocata de calamares, como manda la tradición. Para eso te recomiendo que te acerques al bar La Campana, en la calle de Botoneras. Está ahí mismo y merecen mucho la pena.
Antes o después del bocata, recorre los soportales y fíjate en las tabernas, la tienda de sombreros de toda la vida, las de filatelia, y por supuesto asómate al Arco de Cuchilleros. De entre los diez accesos a la Plaza Mayor éste es el que más me gusta. Las escaleras que salvan el desnivel con la Cava de San Miguel, las farolas, los muros de sillares grises con forma inclinada, que son como de muralla antigua, me hacen retroceder en el tiempo.

Plaza de la Villa y Calle Mayor
Ya subas por la Cava de San Miguel o salgas por otro de los arcos en esa dirección, te toparás con el mercado de San Miguel.
Hoy es un mercado lleno de puestos gourmet de lo más llamativos, finos y caros. Hace no tantos años, aún lo recuerdo, era un mercado normal y corriente guardado por la estructura de hierro tipo modernista que le ha llevado a convertirse en el reclamo turístico actual.


Desde ahí te propongo seguir andando por la Calle Mayor. Enseguida te toparás con la Plaza de la Villa, el sitio donde estaba el Ayuntamiento de Madrid hasta que se les quedó pequeño.
Es una plaza recogidita, de estilo herreriano, como el Monasterio de El Escorial. Las calles que salen de ella formaban parte del trazado medieval. Y en una de esas calles estaba el centro de exámenes de mecanografía al que íbamos todos y todas a examinarnos, je, je.


Seguimos andando por la Calle Mayor y nos vamos fijando en los detalles.

Aquí te puedes encontrar la casa de Calderón de la Barca, que es el piso en el que vivió y murió el famoso escritor del Siglo de Oro. Enfrente de la misma está la calle en su honor.


Más abajo, en la misma acera, una placa conmemora el asesinato del Secretario de Don Juan de Austria: el señor Escobedo. Este fue uno de los crímenes más famosos de la ciudad. Estuvo implicado el mismísimo Felipe II (años después reconoció haber dado su consentimiento) y la princesa de Éboli, cuya casa se anuncia en otra placa muy cerca de este punto.

En la misma esquina de la placa del asesinato se hallan las ruinas del ábside de una antigua iglesia. Aunque se aprecia poco del edificio que fue, hay una bonita «maqueta» en bronce, y junto a ella una curiosa estatua. Detalles, detalles…



En fin, como en la Plaza Mayor, en esta calle hay muchísima tela que cortar a nivel histórico. Te recomiendo leer, pero también recorrerla con los ojos bien abiertos, tratando de sentir la Historia.
Al final de la Calle Mayor aparece el templo más famoso de Madrid. No es mi catedral favorita, la verdad, pero sí la visité una vez. Fue para subir a la azotea, en un programa de visitas relativamente reciente y que se habilita todos los años en los meses de verano. Las vistas desde allí arriba son fabulosas.

El caso es que pasarás delante de ella, eso seguro, y en el cruce con la calle Bailén deberás tomar una decisión.
Si te diriges a la izquierda llegarás enseguida al Puente de Segovia y después de cruzarlo al Jardín de las Vistillas. Toda esa zona es muy castiza, histórica y en fin, te la recomiendo tanto como el Madrid que estamos recorriendo. Pero nos vuelve a pasar un poco lo de antes, hay que elegir.
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Palacio Real y Plaza de Oriente
Tomando la calle Bailén a la derecha iremos hacia el Palacio Real y la Plaza de Oriente. Son muy pocos metros, el palacio está comunicado con la Catedral por una plaza.

¿He dicho ya Madrid Monumental? Puede que éste sea el rincón de máxima expresión de este apelativo. El Palacio Real no es donde viven los reyes actuales, pero sí donde se organizan todo tipo de actos de recepción a nivel de Estado. Aquí tienes el enlace a la web oficial donde puedes consultar la lista de cierres por estos eventos. También te puedes informar de los horarios, exposiciones temporales y los precios de las entradas. La visita a su interior también la tengo pendiente, igual me arranco un día de éstos.

Pero si nos quedamos en el exterior, te diré que la fachada es espectacular. Más durante el atardecer y la hora azul.
Dicen en su web que el Palacio Real de Madrid es el más grande de Europa Occidental y uno de los mayores del mundo con sus casi 3.500 habitaciones. Se asienta sobre los cimientos del Alcázar medieval y fue Felipe II el que decidió convertirlo en residencia real.
Aunque no entres, no dejes de asomarte al enorme patio, por el lado de la Catedral. Y en el otro extremo puedes bajar a los Jardines del Campo del Moro, de estilo francés, entre otras cosas porque José Napoléon (Pepe Botella para los amigos) ordenó adecentar este jardín con paseos arbolados.


En cuanto a la Plaza de Oriente, es el espacio que se extiende delante de la puerta principal del Palacio Real. Además de completarse con el Teatro Real y un par de cafés de lujo, la plaza es bastante agradable.
No te pierdas la hilera de esculturas de diferentes reyes que hay en los paseos laterales. Tampoco la estatua ecuestre del centro de la plaza, que dicen es la primera del mundo que se sujeta sólo por las patas traseras del caballo.

Calle Preciados
Pasando junto al Teatro Real en pocos minutos llegamos a la Plaza de Ópera, y si seguimos todo derecho enfilando la calle del Arenal, pasaremos junto a la iglesia de San Ginés. En un callejón adyacente está, por cierto, la famosa churrería de mismo nombre. Pero para no hacer eterno este post, que un poco ya lo está siendo, vamos a continuar.


Resulta que volvemos a salir a la Puerta del Sol. Bien. A continuación nos vamos a dirigir a la Calle Preciados, pero antes pasamos junto a la estatua de Mariblanca.
La estatua representa a la diosa Venus y aunque la de hoy en día es una réplica, la original es del siglo XVII. En cualquier caso es preciosa y bien vale una mirada.

Como decía, nos dirigimos a la Calle Preciados. Otra calle que ha cambiado con el correr de los años, aunque yo siempre la he conocido con su marcado carácter comercial. Hoy está llena de franquicias de grandes marcas y en condiciones normales suele estar abarrotada de viandantes.

Para mí es un acceso directo y rápido a la Plaza del Callao y la Gran Vía, que es a donde dirigimos nuestros pasos en este día por el centro de Madrid.
Plaza del Callao
La plaza del Callao es otro punto muy popular del centro de Madrid. En mi opinión es más fea que la Puerta del Sol, de largo. Pero al mismo tiempo es como el balcón de la Gran Vía.
Fue construida a principios del siglo XX y yo destacaría el famoso edificio con el anuncio de Schweppes que fue disparado a la fama en la película de Álex de la Iglesia El día de la bestia.

Un secreto, si no eres de Madrid: puedes subir a la cafetería del centro comercial que hay enfrente de dicho edificio. Está en la última planta y desde allí tienes unas vistas maravillosas de la plaza del Callao y la Gran Vía. Mejor si es de noche, no es una terraza abierta y los cristales no siempre están muy limpios. Ah, y no tienes por qué consumir nada 😎
En los últimos años se han instalado pantallas enormes que emulan a ciudades “futuristas” como Tokio, la famosísima Times Square de Nueva York, o alguna escena de Blade Runner. Sí, las referencias cinematográficas son inevitables a la hora de pensar en este rincón de Madrid.
También se mantienen en pie y abiertos los cines Callao, en los que se celebran muchas premiere de películas con su alfombra roja y todo.
Ojo al dato: por la plaza del Callao pasan más de 100 millones de personas al año.
Gran Vía de Madrid
Como decía, Callao es como un balcón que se asoma a la Gran Vía pero al nivel del suelo. En esta ocasión vamos a recorrer la también famosa calle girando a la izquierda, en dirección a la Plaza de España. Tampoco es un paseo muy largo y es el tramo en el que se “concentran” los teatros y cines. Lo entrecomillo porque no es ni la sombra de lo que fue. Antes había unos cuantos establecimientos más y fíjate que se ganó el apelativo de “mini-Broadway”…

La Gran Vía se ha ido poniendo bonita en los últimos años y aún sigue en ello. Los edificios ya arreglados lucen brillando al sol, con sus aires modernistas, neoclásicos y llenos de detalles decorativos. Estatuas que desafían a los cielos, cúpulas, azoteas espléndidas y algunas visitables (hoteles).
Ya ha cumplido sobradamente el siglo de existencia, siendo el 4 de abril de 1910 la fecha de su nacimiento con un primer golpe de pico a manos del rey Alfonso XIII.
Para la construcción de la Gran Vía hubo que derribar más de 300 casas, desaparecieron unas 15 calles, y por supuesto se levantaron metros y metros de aceras, cañerías y conductos varios.
¿Sabías que la Gran Vía no se llamó así hasta 1980? ¡Yo no tenía ni idea! En realidad éste era su nombre popular, pero no oficial.
La última reforma, por cierto, en la que han ensanchado mucho las aceras y han puesto algunos bancos en los que parar a descansar, me ha hecho verla con más amabilidad. Eso, y mi afición a la fotografía de los últimos años 😉
Templo de Debod
Recorremos pues la Gran Vía hasta llegar a la Plaza de España. Es un trayecto de un cuarto de hora aproximadamente, pero no nos quedamos ahí.
Esta es otra plaza que personalmente no me emociona, pero es el sitio de paso para llegar al Templo de Debod. Tienes que cruzar la plaza de España en diagonal y subir un poco por la calle de Ferraz, cruzando a la acera de enfrente para entrar en los jardines del templo (Parque de la Montaña).
Este sitio sí que me emociona, aunque como ya escribí un post donde te cuento su historia e historietas, voy a ponerte el enlace aquí y una foto de muestra, sin dejar de recomendarte fervientemente que no lo dejes para otra, porque es maravilloso.

Pues hasta aquí mi ruta favorita por el centro de Madrid. Espero que te haya gustado y por si te animas, aquí te dejo el mapa para ponértelo más fácil aún 😊
Mapa con el recorrido por el centro de Madrid
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Oye que geniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal 😦 😦 pero que triste que no pueda viajar a Madrid, tenia planeado hacerlo este año y ya ves como pasó todo con el COVID-19. No obstante, gracias por compartir todo en tu blog. Me encanta mucho.
Gracias Marialis!! Los planes se estrellaron para todos 😪 así que toca disfrutar del mundo por internet… me alegro de que te guste el blog! Abrazo!!
Gracias por la información es muy interesante. Un saludo
Un placer, gracias por tu comentario!!