Llegas a Gozo y sientes que el ritmo cambia. Lo ves a la legua, enseguida. Mucho más tranquilo. Te das cuenta de que es un acierto reservar un par de noches, y que hubiera estado bien que fueran tres. Una isla rural, llena de encanto. ¡No te pierdas todo lo que se puede ver en Gozo! 😊
Qué ver en Gozo en dos días
El moderno ferry y la terminal escupe a los viajeros. No vamos con prisa, nos adaptamos al ritmo que ya se respira.
✍ El autobús 301 te lleva del puerto llamado Mgarr a Victoria, la capital de Gozo. Es un trayecto de unos 15 minutos, seis kilómetros, y se coge justo a la salida de la terminal del ferry.
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La conductora del bus es española. Lo descubres cuando oyes que dice «ni puto caso» porque ha pedido a los pasajeros que se vayan para atrás y así pueda subir más gente. Lo hace en inglés pero nadie se mueve. Hablo un poco con ella. Es del País Vasco y lleva aquí un buen puñado de años. Me explica que los buses llevan un contador y por eso sabe cuántas personas más pueden subir sin llenar el vehículo hasta los topes.
Gozo es el reino de Calipso, la ninfa hechicera que cautivó con sus encantos al mismísimo Ulises en su viaje de regreso de la guerra de Troya. El héroe de Ítaca, cautivado por los encantos de la ninfa, se quedó a vivir aquí durante muchos años, demorando así el regreso.
Victoria, la capital de Gozo
LLamo por teléfono al señor Joe, el dueño del hostal donde me alojo. Es una casa antigua en pleno centro de Victoria, en el cogollo de callejuelas que recuerdan a una medina árabe. Para que no me pierda hemos quedado en la plaza del pueblo, Pjazza San Gorg (plaza de San Jorge). Me la encuentro engalanada para la fiesta de la Inmaculada con grandes pendones con la imagen de la virgen. Aquí la religión está más que presente…
Victoria se llama así desde el 60 aniversario de la reina Victoria, en 1897. Antes se llamaba Rabat, como aún puedes ver en algunas señales, y así prefieren llamarla sus habitantes.
El centro histórico de Victoria, Il Borgo
Toca perderse por esa medina que parece llamarte. Las esquinas de muchas calles son redondeadas. La piedra pulida y de color beige abunda, igual que en la isla grande, Malta.
Hay pequeñas fuentes, callejones sin salida, patios que recuerdan a Andalucía, talleres de artesanos como el de la chica que hace colgantes y pendientes de bronce y cobre que evocan a los adornos neolíticos encontrados en los antiguos templos, preciosos.
Muchas calles están silenciosas, vacías, y no importa qué hora es. Poco a poco, casi sin darte cuenta, te acercas a la Ciudadela llamada Il-Kastell, que desde una pequeña colina domina toda la isla.
La ciudadela Il-Kastell
La Ciudadela es un lugar que lleva siendo habitado desde la Edad del Bronce, seguramente por su situación estratégica, privilegiada. Después fue ciudad fenicia y luego romana. Ah, el Mediterráneo y su historia…
Más adelante fue utilizada como refugio de la población. Aquí venían las familias a dormir por miedo a los turcos, que hicieron de las suyas en la isla.
Junto a la entrada del museo etnográfico de Victoria un escudo de piedra da fe de que esa fue la casa de Bernardo de Opuo, un siciliano allí afincado.
Cuando en 1551 la ciudad cayó por los embistes de los turcos, este hombre decidió «morir de manera noble» antes que ser esclavo. Mató a su mujer y a sus dos hijos para librarles también de ese destino, y después provocó a las tropas turcas para caer bajo su cimitarra. Sin comentarios.
Desde lo alto de la Ciudadela se ve toda la isla. Recorriendo sus murallas a pie, con total comodidad, vas recorriendo la costa de punta a punta.
✍ La entrada es libre, gratuita, y está abierta de día y de noche. Es entonces cuando se queda silenciosa, y cuando es una delicia pasear sin rumbo por sus cuatro calles estrechas y bonitas.
Pero antes o después te recomiendo que visites algunos de sus museos.
✍ Por 5 € puedes visitar cinco museos, lo que no está pero que nada mal. Yo decidí entrar a tres 😀
- El Museo Arqueológico es pequeño pero tiene algunas piezas interesantes como las damas gordas encontradas en la isla, o el pequeño sarcófago con una momia infantil.
- El Museo Etnográfico muestra piezas y trajes de la vida rural en la isla. Encajes de bolillos, telares, un molino igualito a los que vi en acción en Yazd (Irán), y redes de pesca como las de Omán. Además es una buena oportunidad de recorrer por dentro una casona antigua.
- Muy interesante también es el tercero y último de los que visité: la antigua prisión. Está llena de grafittis hechos por los presos de hace siglos. Dominan los dibujos de los barcos en los que vinieron y también las siluetas de sus manos. El señor amable de la puerta me contó que las hicieron los que no sabían escribir. Eran como su firma. También marcaban los días haciendo rayitas en la pared ¡como en los tebeos de mi infancia!
Por cierto que el señor me invitó a que entrara en algunas celdas quitando los cordones que prohíben el paso. No había nadie más visitando el lugar.
En los carteles explicativos dicen que se cuidaba mucho las condiciones de higiene, los presos tenían revisiones médicas y una dieta variada. La mayoría no estaba mucho tiempo encerrado y se controlaba el número para que no hubiese hacinamiento. Funcionó entre el siglo XVI y 1904. Una cárcel de lo más moderna, vaya.
- La Catedral de la Asunción, en pleno centro de la ciudadela, guarda también un museo. Me la encuentro cerrada. Veo salir a unos cuantos curas vestidos con sus sotanas negras apresurándose hacia el pueblo, seguramente porque hay procesión. Ya suenan las campanas de todas las iglesias de Victoria, en cadena, como las mezquitas de los países musulmanes. Suena algún cohete también.
- El Centro de Visitantes de la Ciudadela no es uno de los cinco museos que incluyen en ese ticket, pero es otro sitio interesante. Está situado en sus bajos, junto a la entrada principal. Allí hay paneles donde cuentan en detalle la historia de la isla y de Malta.
Parece ser que Gozo era parte de Sicilia, pero después de la última glaciación el mar subió de nivel y quedaron separadas.
Me ofrecen ver un audiovisual en español. Sólo para mí, pues no hay nadie más. Un joven me acompaña al principio por unos pasillos. Nada más entrar un holograma a tamaño natural muestra a una mujer danzando en círculos. Parece que flota en medio de una gran sala. Me recuerda a la princesa Leia de la Guerra de las Galaxias cuando es proyectada por R2-D2, y me río por dentro.
Después me quedo sola en una sala que forma parte de la fortaleza. Es espectacular con sus techos altos y arcos. Ahí empieza el espectáculo, proyectándose en las paredes.
Gozo debe su independencia a un Papa, y desde entonces son más que devotos de la Iglesia.
Marsalforn y las salinas romanas que no encontré
El primer día quise ir a Xharga pero se me escapó el bus casi en las narices. Como salen cada hora, tuve la feliz idea de coger otro a Marsalforn. En el mapa se veían muy cercanas ambas poblaciones, así que pensé que podría coger otro bus allí. Error. No es que no haya buses que conecten una con otra, sino que, digamos, no están muy compenetrados para hacer bien el enlace.
Marsalforn es un pueblo vacacional que en el mes de diciembre está casi vacío. Le faltan los arbustos rodando de un lado a otro de la calle. Los edificios son bastante feos y los restaurantes que miran al mar están cerrados en esta época del año. El típico sitio vacacional desangelado fuera de la temporada alta.
Había leído que cerca hay unas salinas romanas excavadas en la roca de la costa y yo quería verlas al atardecer.
Al llegar a media mañana y comprobar que no había buses en los próximos 45 minutos o más a Xharga, pero que la distancia es de sólo dos kilómetros, decido ir andando. Luego te lo cuento.
El caso es que cuando volví a Marsalforn, después de comer, cogí el paseo de la costa. Efectivamente cuando ya salgo del pueblo veo unas salinas, pero son bastante pequeñas.
Están labradas en la roca de la costa, en una plataforma alzada sobre el mar. Cuando la marea sube, se llenan de agua. Cuando baja, el agua se evapora y aflora la sal. No estaban locos estos romanos… ¡porque es una obra de los antiguos romanos!
Aunque las fotos pueden quedar resultonas, el lugar me pareció que no merecía la pena el esfuerzo a no ser que vayas en coche.
Aun así decidí seguir andando como otro kilómetro más, porque lo que describía mi guía era un lugar más grande, más espectacular. Pasé delante de urbanizaciones veraniegas vacías, tristes y feas. Algún pescador en el acantilado, algún señor paseando a su perro, y ya.
Hubo un momento en que empecé a sentirme inquieta. Me sentía observada, como si alguna extraña presencia estuviera espiándome a través de las cortinas de alguna de esas casas. Y no veía nada que indicara que iba a llegar a mi objetivo. Decidí pues dar la vuelta, podemos decir que con el rabo entre las piernas. Además, no quería arriesgarme a perder el último autobús ya que en invierno hay menos servicios.
Tiempo después, ya en casa, curioseando la zona en google maps, me encuentro con que me quedé a ¿300 metros? de las verdaderas salinas 😫
Te dejo el mapa con su situación. Verás que he señalado el pueblo, las salinas pequeñas, y las grandes a las que no llegué (con el icono de foto), por poco…
Los templos de Xharga
Como te contaba antes, decidí ir andando por la carretera para andar ese par de kilómetros hasta Xharga. El problema es que era media mañana, el sol pegaba de lo lindo y la subida que me encontré, de aúpa. Además tuve que sumar otro kilómetro más para llegar al punto al que me dirigía.
¿Qué hay en Xharga? Pues este pueblo que parece también desierto está junto a los templos de Ggantija. El lugar es una pasada y las piezas que muestran en el pequeño pero muy moderno centro de visitantes, también.
Eso sí, la entrada cuesta 9 €, lo que me pareció un poco excesivo. Es cierto que es Patrimonio de la Humanidad, pero no me gusta ver cómo se limita la entrada a estos sitios de esta forma, sin tener en cuenta que el interés de la persona debe de ser más importante que su bolsillo, y no todo el mundo tiene el mismo bolsillo. En fin. Aquí te dejo el enlace a la página oficial.
Ggantija significa «giganta», y el nombre les viene al pelo porque son los templos megalíticos más grandes de las islas maltesas, con muros de más de 6 metros de altura.
Además de ser los más grandes, se calcula que son los templos más antiguos del país, con unos 5.000-5.500 años a sus espaldas. Hay altares con dibujos en espiral, y extraños agujeros en las enormes losas de la entrada.
¿Cómo pudieron mover esas moles de piedra en aquellos tiempos? Hay una teoría dominante: con ayuda de las bolas de piedra, como balas de cañón, que se han encontrado en todos los yacimientos de este tipo. Utilizadas como rodamientos podrían ser la ayuda que necesitaban para transportar estas moles desde las canteras. Por ejemplo las de estos templos vienen de una cantera situada a 1 kilómetro de distancia.
Justo lo mismo que se ha encontrado en la isla de Menorca, en los yacimientos talayóticos.
Recorrido por los acantilados de Gozo
Los acantilados de la costa oeste es la parte más bonita de Gozo. Son increíbles y más vale que te guardes un día completo para andarlos, parando a comer en el coqueto puerto de Xlendi, por ejemplo.
👉 Aquí puedes leer más sobre la ruta de los acantilados de Gozo que yo hice
✍ También puedes reservar aquí el pase del autobús turístico de Gozo, un recorrido en 4×4 por la isla, o un día de navegación en barco.
Qué me faltó por ver en Gozo
Hubiera estado bien quedarme un día más en Gozo porque…
- Podría haber hecho la ruta costera andando por los acantilados hacia el norte desde Dwejra. En esa dirección está Gharb, el pueblo donde se concentran varias de las iglesias más bonitas del país, según dicen. Ahí está la Basílica de Ta’Pinnu, un santuario nacional dedicado a la Virgen María que es un importante centro de peregrinación.
- O podría haberme entretenido un poquito en Mgarr, el pueblo donde arriban los ferries que van y vienen de Malta, y visitar su fortaleza llamada fuerte Chambray.
- O mejor aún, ir a Mgarr ix-Xini, un pueblecito estrecho y rodeado de acantilados que la Orden de San Juan utilizó como puerto principal en la isla. Dicen que es muy buen lugar para hacer snorkel.
- Y ya puestos, me habría acercado a Xewkija donde está la gran cúpula de la iglesia de San Juan Bautista conocida como la Rotunda. Debe de ser espectacular, con esos 74 metros de altura que la hacen ser la tercera más grande del mundo. Por cierto, la construyeron los feligreses y se costeó con donaciones locales.
Desde luego si vuelvo a Malta, dedicaré más tiempo a esta isla y de paso me acercaré a la pequeña isla de Comino, que no pude ir por falta de tiempo y está al lado. ¡Espero que este post te sirva de ayuda para saber qué ver en Gozo!
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Muchas gracias Alicia.. tengo una duda que no sé si podrás resolver. Me he encontrado el destino de Gozo cuando buscaba destinos que no fueran demasiado turísticos pero tras informarme un poco creo que debe ser un error …no??? No quisiera ir a pasar unos dias y encontrarme rodeado de turismo , grupos con guias…etc…
gracias
Hola Marisa, pues depende de la época en la que quieras ir. Si es verano, todo Malta parece ser que es bastante turístico… la gente va sobre todo a las playas, pero siendo un sitio pequeño, obviamente lo ocupan todo. Gozo, en cualquier caso, tiene fama de ser mucho más tranquila que Malta. Si vas en otra época (yo fui en el puente de Diciembre), incluso Semana Santa, no creo que sea tan turístico como temes porque lo que pasa en casi todas las islas del Mediterráneo es que el turismo masivo quiere ir a bañarse en el mar y poco más. Incluso en verano es probable que en las ruinas arqueológicas, museos, y pueblos del interior no haya demasiada gente, pero desde luego los precios suben bastante en general y todo lo que esté en la costa estará bastante lleno.
Espero haberte ayudado,
Saludos
Alicia