Si has elegido la costa vizcaína para una escapada, déjame que te felicite. De todos es sabido que el País Vasco guarda rincones preciosos, además de llenos de verdor, pero lo que hay en esta provincia es casi una locura. Y Bermeo es un gran ejemplo de belleza, además de un buen sitio de base para ir a la afamada San Juan de Gaztelugatxe o conocer la Reserva de Urdaibai ¿Te vienes?
Bermeo, el pueblo marinero
Fernando el Católico otorgó el título de “cabeza de Bizkaia” a la villa de Bermeo en 1476, y lo mantuvo durante más de cien años. Era la confirmación de su tamaño, la localidad más grande del territorio, que como todo título, traía consigo una serie de privilegios. Sin embargo, a principios del siglo XVII fue superada clara y contundentemente por Bilbao, y por ello perdió dicho título.
Bermeo estaba completamente amurallada en el siglo XV. Tenía siete puertas para entrar y salir, pero cuando empezó su declive la muralla se fue deshaciendo. Algunos vecinos incluso vendieron la piedra. Otros construyeron sus casas sosteniéndose en ella, o utilizando la misma muralla como una de las paredes. En el siglo XIX se derribaron las puertas. Todas excepto una.
No sé si vendrá de aquellos tiempos, pero Bermeo tiene un calendario de fiestas que ya quisieran muchos: San Juan, San Pedro, San Roque, etc. Todas son de tradición marinera, pero dicen que la más especial es la del 22 de julio, dedicada a Santa Magdalena. Yo llegué justo un día después 😫
⚓ El Día de la Magdalena, después de misa, los barcos parten del puerto de Bermeo engalanados. Su destino es la isla de Ízaro. Al llegar el alcalde lanza una teja para reivindicar la pertenencia de la misma a Bermeo y dice la siguiente frase “¡hasta aquí llegan las goteras de Bermeo!”. En euskera, por supuesto. Después se van hasta Elantxobe, por la tarde llegan a la vecina Mundaka y a la noche vuelven a Bermeo.
Qué ver en Bermeo
El puerto de Bermeo
Desde luego si por algo hay que empezar a contar qué ver en Bermeo, es el puerto. Con forma de arco abierto, las casas marineras de fachadas estrechas y muy juntas entre sí forman un conjunto precioso. Parecen resguardar a las barcas y barcos de recreo que llenan los muelles. Y al fondo, la iglesia y el antiguo palacio que hoy es el Museo del Pescador se disputan el horizonte con los montes verdes.
Este fue el puerto más importante de Bizkaia entre los siglos XIII y XIV. Aquí había astilleros, ferrerías, y el comercio era una de las principales actividades. El mar daba sus frutos en forma de pescado que se conservaba en salazón o en hielo para venderlo tierra adentro, y era la principal vía para transportar el carbón y la madera extraídos de las zonas rurales.
El comercio llegó a extenderse a nivel internacional. Inglaterra, Francia y Flandes eran los destinos para la lana castellana, el vino de Gascuña y el hierro del País Vasco. Tan importante fue, que se creó la Hermandad de las Villas de la Marina, conformada por nueve puertos cantábricos entre los que estaba Bermeo. Su principal objetivo era defender los intereses de los comerciantes para proteger su actividad por encima de conflictos, guerras y asaltos de piratas.
Fue en el siglo XIV cuando se decretó que todo el comercio que llegaba por Orduña se desviara a Bilbao y la Ría del Nervión. Fue el principio del fin, aunque Bermeo siguió siendo un puerto importante durante varios siglos más, como he dicho antes.
👉 Te hablé de Orduña y su papel en el comercio entre el País Vasco y Castilla aquí.
Si quieres verlo bien, recórrelo hasta situarte de frente a las casas y después date la vuelta y sigue andando por el espigón que se adentra en el mar hasta el faro. Desde allí podrás contemplar la isla de Ízaro y la Ría de Urdaibai, además de parte de la costa que sigue en dirección a Guipúzcoa.
La isla de Ízaro
La isla de Ízaro se alza en la desembocadura de la Ría de Urdaibai y es un peñón con forma casi geométrica.
A lo largo de los siglos ha tenido muchos usos. Desde simple atalaya para ver la costa y lo que pudiera venir (temporales, piratas, o los barcos balleneros regresando a puerto). Hasta lugar de retiro de monjes franciscanos, ya que en el s. XV tuvieron un convento cuyas ruinas aún permanecen allí.
No tengo claro que haya posibilidad de visitarla, pero sí he visto barcos que se acercan hasta sus orillas.
Las calles del viejo Bermeo
Para entrar en el casco viejo de Bermeo nada mejor que subir por alguna de las callejuelas con escaleras jalonadas de muretes encalados. Lo de esta subida es como una ilusión óptica. Por un momento podrías pensar que te has trasladado a una isla griega 🥰
Después las calles corren paralelas al puerto, no muy inclinadas, adoquinadas, estrechas, casi siempre en sombra. Hay algunas tabernas, tranquilidad, ropa tendida, algún vecino mirando quién viene y va. Me recordó mucho a Getaria.
Monumento a los pescadores y Museo del Pescador
Tarde o temprano saldrás a la calle-balcón que vuelve a bajar al mar.
El Monumento a los Pescadores es un sitio perfecto para hacer una buena foto del puerto, y junto a él está el Museo del Pescador. Lo encontramos cerrado por la hora, pero puedo contarte que se ubica en la Torre de Ercilla, edificio del siglo XV que es Monumento Nacional desde 1943.
Este es uno de los pocos museos de todo el mundo dedicados a explicar la vida y organización del gremio de los pescadores. Seguro que está chulo y espero no perdérmelo cuando vuelva a Bermeo.
✍ Horarios del Museo del Pescador o Arrantzaleen Museoa: abre de 10 a 14 h todos los días excepto los lunes, que está cerrado. De martes a sábado también abre por la tarde de 16 a 19 h., al menos en verano.
💡 Puedes apuntarte a una visita guiada con reserva previa en el email arrantzaleenmuseoa@bizkaia.eus o llamando al teléfono 946881171.
Plaza del Ayuntamiento con la Iglesia de Santa María
La Iglesia de Santa María es un edificio de mediados del siglo XIX bien curioso. Su campanario, terminado en cúpula como muchos otros de la región, contrasta con un frontón neoclásico con columnas dóricas. Una mezcla interesante.
Frente a ella hay un bonito quiosco de música, y al otro lado el Ayuntamiento de Bermeo. Alrededor, algunas casas con balcones de estilo modernista, pintadas de colores. Desde luego bien vale que pases por ella!
Puerta de San Juan
Esta es la única puerta de las siete que había para entrar en el recinto amurallado de Bermeo. Sólo por su simbolismo, más que otra cosa, merece la pena acercarse a verla. Está al final de la calle Doniene, saliendo de la plaza Arana Goiri que es donde está la iglesia de Santa María.
Se llama así porque de aquí parte el camino hacia San Juan de Gaztelugatxe.
Si te fijas bien, podrás ver un par de cosas curiosas:
- En el suelo hay una huella. Se dice que es la huella de San Juan Bautista, que en sólo tres pasos llegó a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Ojo que hay una distancia de 11 kilómetros, así que es… un paso portentoso.
- En el portal se pueden ver los orificios y la ranura por la que se deslizaba la puerta de madera.
Mirador de Tala
Subiendo hacia arriba, de espaldas al puerto, llegarás al Parque de Talako y al mirador de Tala. Esta es una zona genial para hacer un picnic, resguardarte del calor, y sobre todo observar el litoral y la isla de Ízaro. Son cinco minutos andando desde las calles de detrás del puerto ¡no te lo pierdas!
Convento de los franciscanos e Iglesia de San Francisco
Ya nos íbamos de Bermeo cuando me llamó la atención la estatua de una mujer. Estaba rodeada de obras, así que no pude ver quién es, pero un poco más allá, junto a la puerta de una iglesia, había otras esculturas que representaban a campesinos con asnos y cestos llevando manzanas.
Al acercarnos, nos dimos cuenta de que al lado se veía un claustro protegido con una reja. Nos asomamos. Estaba todo cerrado por la hora. Una lástima, porque lo que vi me encantó. Al menos pude leer el cartel explicativo que cuenta lo siguiente:
“San Francisco fue fundado el 30 de enero de 1357 por los señores de Bizkaia doña Juana y don Tello. Se trata del monasterio más antiguo del Territorio Histórico, el único que perdura desde el medievo y uno de los pocos edificios religiosos que conserva el claustro de toda Bizkaia”
Un lugar que no siempre fue lugar religioso, pues también sirvió de cárcel, cuartel militar, escuela, juzgado, mercado…
✍ Aquí tienes la información de los horarios para que no te lo pierdas.
Información práctica para tu escapada a Bermeo
Dónde dejar el coche en Bermeo
Bermeo no es un sitio fácil para dejar el coche. Y lo mismo te puedo decir de Mundaka. Sin embargo, hay un par de parkings públicos y gratuitos.
Uno está en la parte alta y el otro en la parte baja, muy cerca del casco viejo. Nosotras escogimos este, y aunque es bastante angosto e incómodo para maniobrar, no perdimos nada de tiempo en aparcar, que es de lo que se trataba. Así que ya sabes, no des más vueltas al tema. Bueno, espero que tengas suerte y no estén completos, claro.
Dónde alojarse en Bermeo
Bermeo es una de las localidades con más oferta de alojamientos de la zona. No obstante, y sobre todo si vas a ir en verano o en otras épocas como Semana Santa y puentes importantes, conviene reservar con antelación.
👉 Aquí puedes reservar tu alojamiento en Bermeo.
Dónde comer en Bermeo
Nosotras optamos por una de las terrazas en el mismo puerto, y no fue nada del otro mundo. Creo que un buen sitio es la taberna Batun-Batun, pero estaba muy llena cuando quisimos ir.
Te recomiendo que busques los mejor puntuados en internet y reserves, al menos si son fechas en que hay muchos visitantes.
Si te gustan los helados no te pierdas Yogurissimo Bermeo, a la entrada del puerto ¡Toda una experiencia para los más golosos!
Qué hacer en Bermeo
Desde el puerto de Bermeo salen barcos para hacer una ruta hasta San Juan de Gaztelugatxe y verla desde el mar, o para avistar delfines y ballenas. Reconozco que me quedé con esta espinita, y mira que el tiempo acompañaba, pero nosotras teníamos sólo un fin de semana y nuestro gran objetivo era ir por primera vez a San Juan de Gaztelugatxe, teniendo ya la reserva para esa tarde. Todo no se puede.
👉 Puedes reservar un paseo en barco por la costa de Bermeo a muy buen precio y otras opciones muy chulas aquí.
En resumen: no puedes dejar de visitar este emplazamiento vizcaíno tan emblemático y disfrutar de sus atractivos al menos durante unas horas. Por mi parte, tengo claro que aún me faltan algunas cosas que ver en Bermeo, además de disfrutar mejor de su gastronomía ¡Yo volveré!
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