Seguro que cuando busques qué hay que ver en Malta, encontrarás fotos de barcas de pesca pintadas de colores y con unos bonitos ojos pintados en la proa. Ojos que parecen del Antiguo Egipto. Es probable que te preguntes dónde encontrar ése lugar, y a nada que busques, encontrarás la respuesta: Marksaxlokk. Yo lo tuve claro desde el primer momento. Quería ir y fotografiar esas barcas. Y ya de paso conocer el mercado de pescado que se celebra todos los domingos. Lo que pudiera encontrar además de estos atractivos, lo dejaba al azar ¿Te vienes? 😊

Cómo ir a Marksaxlokk desde La Valeta en transporte público
Como no pensaba alquilar coche, tanto porque hace años que no conduzco, como porque me parece lo menos sostenible que puede haber si viajas en solitario, lo primero que hice fue informarme de cómo ir desde La Valeta a Marksaxlokk en autobús. Y resultó que es muy fácil, además de ser un trayecto corto.
El autobús nº 85 te lleva en una media hora. Hace unas cuantas paradas por el camino pero ¿no estás de vacaciones?
El autobús te deja en una plaza del pueblo que es rotonda y cruce de caminos y ya sólo te queda caminar hacia el mar, que está a dos minutos. ¡No hay pérdida! Para la vuelta, lo mismo, debes ir a dicha plaza.
Por cierto, si quieres puedes coger ahí mismo otro bus que te lleva a los templos de Hagar Qim y a los acantilados de Dingli. De hecho, esto es lo que hice yo.
El camino hacia Marksaxlokk discurre entre campos delimitados por vallas de piedra. Campos con viñas, chumberas y olivos que me recordaron a las islas del Egeo.
Hay muchos pueblos con alguna calle curiosa y todos con una buena iglesia, pero domina la construcción moderna. A pesar de ello se mantiene la costumbre de hacer hornacinas en las esquinas de los edificios para albergar a vírgenes y santos entre flores. Parecen saludar a los viajeros, o por lo menos son una distracción para tu mirada mientras piensas que están ahí para proteger a los vecinos.


La historia de Marksaxlokk
Empecemos por este nombre que se antoja poco amable para recordar cómo se escribe, con tantas “k” y una “x” ahí como estorbando.
Marsa-shloc viene de marsa sirocco y significa “puerto del sureste”. Resulta que sirocco, el nombre de ése viento que tiene fama de volverte loco, está en su denominación.
Yo imaginaba encontrarme con un pueblo típico tópico, de arquitectura tradicional en toda su extensión, y ya me veía perdiéndome en sus calles después de visitar el mercado. Pero me encontré con un pueblo como los del camino, donde la arquitectura es más bien actual excepto las fachadas del muelle y la iglesia que da al mar. Bueno, menos da una piedra 😊

Leo en mi guía que en Marksaxlokk se concentra el 70% de la flota pesquera de Malta, que ya es decir, y en efecto un poco más allá del puerto de toda la vida se advierten una serie de estructuras industriales. También hay una planta eléctrica o algo similar que contribuye a afear el paisaje.
En Marksaxlokk fue donde amarró la flota turca que vino a invadir Malta en el año 1565. Este es el año del Gran Sitio, cuando los malteses se vieron cercados por los temibles mamelucos.
También fue en Marksaxlokk donde desembarcó el ejército de Napoleón para hacer lo mismo, invadir la isla, ya a finales del siglo XVIII. Y ojo, que aquí no acabaron los grandes hitos históricos.
Durante la II Guerra Mundial fue la base de la Armada Británica, y en 1989 nada más y nada menos que Bush (padre) y Gorbachov se reunieron en un barco de guerra fondeado en esta bahía.

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El mercado de Marksaxlokk de los domingos
Aunque madrugué con la idea de no encontrarme con muchos turistas, y con la idea de ver la lonja de pescado en plena actividad, no llegué a tiempo. Ellos madrugan mucho más. Aun así, me quedaba el mercadillo del muelle, donde me encontré no sólo con pescado…
Las mesas llenas de gambas, langostinos, pequeños tiburones, peces voladores, doradas, sardinas y muchas más especies, compiten con los puestos de aceitunas aliñadas de mil maneras. Y con los montones de alcaparras, pepinillos y otros encurtidos. También hay quesos, dulces de muchos tipos y todos con claras raíces árabes, miel de la isla y tarros de especias preparadas para los turistas (a precio de oro).









Los vendedores gritan con alegría en esa su lengua mixta de italiano, inglés y árabe. Las personas se saludan, sonríen y ríen, preguntan por el precio, piden, compran. El ritmo cotidiano y local se interrumpe muy de vez en cuando con la torpeza de los turistas como yo, que andamos un poco como los borrachos. Al final opto por comprar unas pastas para media mañana, porque qué mejor que hacerlo allí.




Todo lo anterior da paso a puestos de ropa, juguetes y cacharros varios. Lo típico de un mercadillo de fin de semana de cualquier barrio, vaya.
También es fácil ver en el muelle a los pescadores desenredando las redes. La mayoría son migrantes que imagino llegaron aquí en patera y lograron establecerse. Subsaharianos y norteafricanos, con sus monos de pesca y gorritos de lana, se afanan entre murmullos y alguna sonrisa. Me pregunto cuál será su historia y pienso en la tragedia del Mediterráneo, en la que Malta no se muestra más generosa que otros. Más bien lo contrario. Todos tienen miedo de compartir su prosperidad con los que la buscan, pero cuando el precio son decenas de miles de vidas, hay que hacérselo mirar o directamente juzgar en los tribunales.

Por otro lado, en los edificios de piedra que hay frente al mar se empiezan a preparar los restaurantes. Sus cartas llenas de promesas de pescado fresquísimo son famosas. Por lo visto es un lugar muy popular entre los malteses de la capital, que acuden a comer aquí los fines de semana.

Las barcas luzzu con los “ojos de Osiris”
El gran atractivo de Marksaxlokk, presumo que visible aunque no vayas en domingo, es la flota de luzzu que se balancean en el antiguo puerto. Las hay de distintos tamaños pero todas tienen la misma forma acabada en punta en ambos extremos, y los mismos ojos pintados en la proa.

Las luzzu son barquitas de pesca, de madera, pintadas con los colores primarios azul, rojo y amarillo, y con la curiosidad de los “ojos de Osiris”, un elemento que se cree se remonta a la época de los fenicios. Y ahora es cuando me acuerdo de los vestigios fenicios que contemplé en Líbano.

Sea así o no, los ojos de Osiris protegen de los malos espíritus y eso, en el mar, siempre va bien ¿no crees?
Por cierto, no confundir a las luzzu con al menos otros dos tipos de barcas tradicionales de Malta que seguramente veas en La Valeta y en otras localidades, algunas utilizadas como taxi acuático.

Y poco más que añadir, excepto que echo mucho de menos la luz mediterránea de lugares como Marksaxlokk ¿Qué te parece? ¿lo incluyes en tu ruta por Malta? :)
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