Actualizado el 13 abril, 2019
¿Qué nos lleva a elegir un destino en vez de otro? A veces me pregunto esto, y hoy me he propuesto… ¿responder? bueno, disertar sobre ello, porque es realmente difícil o imposible encontrar una respuesta. Sólo nosotros sabemos cómo y por qué hacemos la elección del próximo destino.
La elección del próximo destino depende de… Nosotros y nuestras circunstancias
La elección, por ejemplo, creo que depende del momento y quizá de la compañía.
Sí, sí, el tiempo y el dinero son marcadores muy importantes, pero no son los únicos.
A veces son lo de menos. Tanto si es porque tenemos mucho de una cosa, o de la otra.
A menudo no se tiene mucho tiempo y dinero a la vez, pero esta es otra historia…
Todos los que viajamos con algo de frecuencia sabemos que cada viaje empieza en nuestra mente. Recibimos estímulos de nuestras lecturas, del curioseo en los libros y en Internet, de las revistas, de las conversaciones con otros. Del cine, de la televisión, incluso de la música.
Y el momento de tu vida en el que te encuentras es el marcador de todo ello.
Hay mucho de madurez (o inmadurez), de situación anímica, intelectual, por supuesto de edad y salud a la hora de hacer la elección del próximo destino
En mi caso
Yo no sé cómo escojo mis destinos en cada ocasión, pero con el tiempo me he dado cuenta de que sigo algunos parámetros:
El destino ha de tener algún atractivo concreto para mi
Puede ser sólo un lugar, monumento, cultura, o una experiencia que aún no he vivido. Por ejemplo, cuando me fui a Namibia y Botswana para vivir mi primer safari.
Nunca lo olvidaré y siempre será el mejor :)
La variedad
Si el año pasado fui al África subsahariana, a lo mejor este año cambio de continente.
Estoy convencida de que el cambio de aires en todo su significado ayuda a vivir el viaje más intensamente. Ayuda a abrir tus sentidos lo máximo posible, y a alejar las tentaciones de comparar con experiencias pasadas (aunque nunca se van).
En definitiva, mantener la ilusión primeriza por el viaje.
Lejanía o cercanía cultural
Depende del momento anímico que me impulsa a viajar, y/o de la duración del viaje, me planteo más o menos esta pregunta y las que le siguen…
¿Me apetece someterme a un gran choque cultural, o no? Quizá prefiera ir a un país similar en cultura y nivel económico al mío. Un destino europeo, o un país mediterráneo aunque de cultura diferente como puede ser Túnez…
¿O me apetece volver a una región del mundo en la que ya he estado (aunque no necesariamente en ese país)? volver al Sudeste Asiático por ejemplo.
¿O me apetece visitar un país y otro continente completamente desconocido para mi?
El clima
Suelo pensar si me importa o no pasar frío o calor, soportar lluvia torrencial o lo contrario.
Al fin y al cabo el clima puede afectar mucho a la vivencia de un lugar.
Pero está claro que si quiero ir allí y sólo puedo en esas fechas, no dejo de hacerlo aunque el clima «no acompañe». Hombre, ir al desierto del Sáhara en Julio o Agosto es prácticamente inviable, así que con todo el dolor de mi corazón lo he descartado en muchas ocasiones. Así, cuando cito aquí el clima no me refiero a estos casos extremos.
Más allá de esto, hay muchas cosas que te encaminan hacia un destino y no otro.
Mis inspiraciones
Mis padres
Algunos objetivos de viaje han sido descubiertos y marcados en «la lista» desde mi más tierna infancia.
Mis padres nos llevaban de viaje siempre que podían, con las vacaciones escolares. Además, y más cuando consideraron que podíamos viajar solos si queríamos, viajaban por su cuenta dejándonos en casa (ggrrrrr).
Destinos como el Tassili en el sur de Argelia, el Akkakus en Libia, Yemen, México, Cuba… no los he pisado de momento, pero los he soñado a través de lo que ellos me han contado. Y a través de las preciosas fotografías que me han mostrado a su vuelta.
Los he soñado en los libros que ellos compraban y leían (leemos) para preparar y disfrutar de sus viajes.
Aprendí a apreciar un buen té verde con hierbabuena con 8 años en Túnez, pero mucho más con 12 años cuando el amigo Cheij Ahmed, tuareg argelino, vino a visitarnos a Madrid aprovechando la Fitur (Feria de Turismo). Cuando volví a degustar un té similar en Malí recordé con alegría y emoción aquellos momentos.
Otros destinos sí he tenido la fortuna de visitar unos años después que ellos, siguiendo su estela: Mali y Burkina Faso, Jordania, Marruecos, Egipto… Y últimamente alguno en su compañía (de nuevo formando el círculo viajero familiar -que no cerrando-), como Islandia.
Aunque seguramente es la más importante, no ha sido ésta mi única fuente de inspiración.
Los estudios
Las clases de Historia. Especialmente las de Prehistoria, el Antiguo Egipto, Grecia, Roma, fenicios, etruscos. Ponían a mi alcance libros y enciclopedias en los que admirar fotografías e ilustraciones de monumentos que activaban mi mente, además de los contenidos.
Los que he visitado, cuando los he visitado, me han hecho recordar aquéllos momentos, siempre.
Más tarde, mis estudios de Antropología alimentaron el deseo primario por el viaje. ¿O escogí dichos estudios porque ya tenía claro que una de mis pasiones eran los viajes?
El caso es que leer a grandes antropólogos como Claude Lévi-Strauss en «Tristes trópicos», o el más actual Nigel Barley con su «Antropólogo Inocente» me han inspirado, vaya que sí!
Las lecturas
Otras lecturas como los relatos de viaje, las novelas y los cómics también me han llevado a pensar en cómo sería pisar un lugar concreto.
Es el caso de Tíbet y el Himalaya en general, desde que leí la saga de El Tercer Ojo de Lobsang Rampa. Por cierto, resultó que el autor no era hombre, ni tibetano, pero a mi aquéllos libros me parecieron maravillosos a mis 14 o 15 años.
Jordi Esteva con su libro «Los árabes del mar» me descubrió Omán, y ya he ido dos veces.
Internet y los blogs
Últimamente, Internet también es una fuente de inspiración para mi tanto como para ti, que estás leyendo este artículo.
Más en concreto los blogs de otros viajeros (tenéis una selección de los que sigo y recomiendo en el menú superior). A veces un título te llama la atención, o es el destino sobre el que hablan, y un día te encuentras pensando: ¿qué tal si voy éste verano? ¿por qué no?
En unos días empiezas a forjar una idea. Poco a poco se transforma en una decisión. Puede frustrarse, o retrasarse porque de repente se cruza en tu camino otra idea, o porque ocurre algo ajeno a tu voluntad. En circunstancias normales, una vez que haces la reserva ya no hay marcha atrás.
Quizá por eso sea el mejor momento del principio de los mejores momentos en torno a ése viaje. Cuando el deseo se corporiza con (ahora) un email, antes un trozo de papel.
La indecisión antes de la decisión
Me estoy liando, quizás apresurando! ¿es así de claro? ¿un día te acuerdas del Partenón y piensas que estaría bien ir a Grecia y unos días después haces la reserva del vuelo o lo que necesites? mmm…. a veces sí, a veces no.
A veces se han acumulado en tu mente varios destinos y todos te atraen por igual, aparentemente.
Otras, no se sabe por qué, te apetecen todos y ninguno. No tienes un objetivo realmente claro, ninguno destaca. No es que no tengas ganas de viajar, es que no tienes claro dónde ir en ése preciso momento.
Entonces lo mejor es dejarlo en barbecho.
Si no destaca ningún lugar en tu mente, si ninguno te hace desear realmente ir allí, si te da igual soñar con las islas griegas que con Machu Pichu o con el continente africano, o con la costa gaditana, tienes que parar.
Porque seguramente estás cansado, porque tu criterio no está activo y porque quizá tomes una mala decisión, aunque sea difícil pensar que eso puede ocurrir.
Date tiempo para pensar en otras cosas
Para leer algún libro que quizá abra una puerta a esa elección (de nuevo sí, la lectura). No te obceques en buscar por ejemplo en Internet, saltando de web en web o mirando vuelos.
Al menos a mi me ha pasado eso: «voy a buscar un vuelo barato a donde sea y me hago una escapada, la cuestión es viajar».
Y me pongo a mirar y mirar. Empiezo a cuestionar los destinos que aparecen dentro del presupuesto que he pensado para esos días. Les pongo «peros» porque en ése momento realmente no tengo el impulso de ir. Y acabo cansándome y dejándolo. Y al final no voy.
Ah! y no me vengáis con que «eso no pasaba antes porque no tenías Internet». Las búsquedas inútiles las hacía en las revistas de viajes y en los folletos de agencias que caían en mis manos, mirando la lista de destinos y precios que me pudieran orientar, ya fuera de vuelo, de vuelo+hotel. Sí jovencitos, antes las ofertas se publicaban única y exclusivamente en papel!! (y los billetes de avión, y en general todo).
Los destinos que sí, pero no
En paralelo están los destinos que no están en tu mente, pero que quizá un día salten a la palestra. Todo el mundo habla de Japón, o Brasil, o Australia, Indonesia o… qué sé yo, hay muchísimos.
Creo a pies juntillas a los viajeros que hablan maravillas de todos ellos, pero a mi no me ha llegado el impulso de ir. El interés y el deseo por viajar allí, sencillamente, no ha aparecido. Aún.
Es probable que un día lea un post de otro compañero blogger y me encandile. O mucho mejor, tenga una conversación con otro viajero, o acuda a una conferencia, o a una tertulia viajera, o visione un documental bonito.
Flash!! entrará en mi cabeza. Me empezará a perseguir, me empezará a llamar y quizá eso suponga postergar otro año más uno de los sueños «de siempre» a cambio de abordar éste nuevo que me ilusiona. Esto sí me ha ocurrido varias veces.
Lo importante, creo yo, es seguir las corazonadas
Intentar no apagarlas sino alimentarlas. Porque puede ocurrir que si las dejas morir, más tarde no puedas ir a por ellas.
Me ha ocurrido con Siria. Me ha ocurrido con Argelia. Con Tíbet. Quizá pueda ir, o quizá no. No es algo que dependa de mi, pero tendré que estar atenta por si la situación cambia.
Bueno, sin agobiarse tampoco eh? El mundo está vivo y loco. Demasiado a menudo también es cruel. No siempre se puede acertar con el momento, y si tu medio de vida no es el mundo de los viajes, por mucho que te empeñes no podrás alcanzar todos los sueños viajeros en el momento preciso en que te asaltan.
Lo importante es no dejarlos morir. Porque entonces no viajarás a pesar de que estés seguro de que es uno de tus mayores deseos. O eso te dices a ti mismo y a los demás. Ya sabemos que es cuestión de prioridades.
En mi caso, lo es y lo pongo en práctica, sólo hay que… elegir el destino ;)
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Como dices, el destino se puede elegir de muchas maneras; lo más importante es ¡ir y disfrutarlo!
Un abrazo.
Eso es Itziar! Qué te voy a contar a ti! Muchas gracias por pasarte y comentar desde tu viaje!
Un abrazo :)
Alicia
hermoso relato gracias por compartir tus sensaciones abrazo viajero ale
Muchas gracias Ale, guapa!! te deseo un buen verano y espero que esta bitácora te ayude a sobrellevarlo lo mejor posible, hasta que puedas volver a recorrer el mundo. Todo pasa guapa, ánimo y un besazo muy grande!
Alicia
Qué identificada me he sentido con este párrafo: "Si no destaca ningún lugar en tu mente, si ninguno te hace desear realmente ir allí, si te da igual soñar con las islas griegas que con Machu Pichu o con el continente africano, o con la costa gaditana, tienes que parar.
Porque seguramente estás cansado, porque tu criterio no está activo y porque quizá tomes una mala decisión, aunque sea difícil pensar que eso puede ocurrir. ".
Hay veces en que el ansia por viajar desluce el proyecto que supone un viaje: la ilusión, los preparativos, la espera previa….
Ahora bien, prefiero tener muchos destinos y no saber a cual ir que no el no tener ningún destino que me atraiga y no viajar…
Un saludo
Gracias Vadercup! Totalmente de acuerdo, mejor tener muchos destinos que ninguno, lo que quería decir es que el momento de saber cual suele llegar :)
Saludos!
Conjugar tiempo, dinero e intereses que complicado es a veces. Nosotros ahora estamos con el bombardeo de ideas. Yo he vuelto a sentir la llamada de África pero el resto del equipo vota por Sudamérica. Bienvenidos sean los proyectos. A ver que sale para la siguiente escapada larga.
Un saludo.
Pd: Genial tu fotografía.
Hola Javier!! pues sí, complicado es, jeje, pero como bien dices, bienvenidos sean los proyectos!! Entiendo perfectamente tu pasión por África ;)
Muchas gracias!
Saludos
Ali