Kirguistán es una de las antiguas repúblicas de la Unión Soviética y un país fabuloso. Viajé por primera vez en 2007 y me dejó tan buen sabor de boca, que he vuelto unos lustros después, en el verano de 2023. Mis sospechas se han confirmado: sigue siendo espectacular y voy a tratar de contarte aquí por qué.
Impresiones de Kirguistán
Kirguistán huele a hierba fresca en verano, a pan recién hecho y carne a la brasa en sus bazares. También “huele” a sonrisas como la que se te pone al ver sus tremendos paisajes coronados por altas montañas. O saludando a su gente con o sin idioma compartido.
Lo he pasado tan bien, me he reído tanto y he vuelto a sentirme tan feliz, que Kirguistán ha vuelto a subir puestos en mi top de lugares remotos a los que no me importaría volver una y mil veces.
Además tiene una historia realmente interesante, en especial la de las últimas décadas, a partir de su independencia. Ese periodo oscuro en el que las repúblicas de la URSS parecieron diluirse, si cabe más aún.
Aunque suene muy grandilocuente, creo de verdad que viajar a Kirguistán es invertir en vida y felicidad. El corazón se ensancha en sus tierras altas, compartiendo una comida, admirando las estrellas en los cielos sin contaminación lumínica. Se trata de una tierra remota que te hace sentir como en casa y a la vez te genera ese choque cultural que da sentido a un viaje así.
No te pierdas mis consejos para viajar a Kirguistán, aunque ahora voy a seguir convenciéndote de que, repite conmigo: tienes que ir, tienes que ir, tienes que ir.
Las montañas y lagos de Kirguistán
Decía que las montañas de Kirguistán son preciosas. Así las recordaba, y así las he vuelto a encontrar, aunque con menos nieve y glaciares.
Me contaron que de los 8.000 glaciares que había en el año 1985, sólo quedan 6.000. Quizá no parezca una cifra muy apabullante pero, si lo piensas bien, en sólo 38 años han desaparecido 2.000 glaciares. Algo más de 52 glaciares por año. De hecho empiezan a tener algunos problemas de agua, cuando Kirguistán siempre ha exportado agua sin problemas.
Pero volvamos a las montañas. Kirguistán comparte con China y Tayikistán un poquito de la mítica cordillera del Pamir. En mi primer viaje pude llegar hasta el campo base del Pico Lenin, y también llegar a los pies del Muztagh Ata, ya en territorio chino.
Puedes ver y leer aquí cómo fue mi experiencia en el Campo Base del Pico Lenin, y aquí cómo fue la visita al lago Karakul junto al Muztagh Ata.
La majestuosidad de las montañas altas, puntiagudas, coronadas por glaciares y con rocas que parecen estar a punto de precipitarse es siempre un gran espectáculo.
Te sientes muy pequeño, y es que lo eres. Lo somos. Insignificantes ante la naturaleza. Son paisajes para amar y temer.
Normal que los antiguos las adorasen y relacionaran el poder con los animales que habitan sus cumbres, como el leopardo de las nieves y la cabra montesa.
En este segundo viaje no he ido al Pamir, pero he recorrido muchos rincones de la cordillera Tian Shan, las “Montañas Celestiales” según su nombre chino. En kirguís se llaman Ala Too o “Montañas Coloridas” y no sé con cuál de los dos nombres me quedo, porque ambos son preciosos y acertados 💕.
Las Tian Shan también superan los 7.000 metros y se esparcen por una buena parte del territorio kirguís. Ya desde Bishkek ocupan una parte del horizonte y resultan impresionantes en contraste con los más o menos modernos edificios de la ciudad.
Pero más allá de las cumbres, en las Tian Shan hay valles encantadores. Son animados por ríos que bajan de los glaciares con aguas lechosas, de azul tan pálido que parece irreal.
Y es un verdadero placer caminar subiendo y bajando por sus laderas, entre los abetos, cruzándote con el ganado veraniego y con las gentes que hay por allí. Desde pastores que pasan el verano en las tierras altas, a los turistas tanto kirguises como de países vecinos. Uzbekos, rusos, kazajos y qué sé yo.
Está claro que hay que esforzarse, pero siempre hay un premio. Puede ser la meta que te marcaste, por ejemplo una cascada que se despeña desde lo alto de la montaña. O puede ser simplemente el camino.
La mano amiga, los descansos, las nubes que hacen bajar la temperatura rápidamente, un poco de lluvia, el calor del sol, la hierba jugosa, las flores, la sombra de los árboles, las raíces y las rocas. Todo es precioso.
Y si te cansas de las montañas, no te preocupes, que tarde o temprano llegarás a las estepas. Un paisaje dominado por suaves lomas que al final del verano adquieren un color pardo. En ellas viven las marmotas. Las hay por miles y no dejan de saltar al paso de cualquier vehículo. También es frecuente ver rebaños de camellos y caballos que viven en libertad aunque tengan dueño. Ay qué bonito 🥰.
Pero en Kirguistán no sólo hay montañas. Tienes el lago Issyk Kul. Un perfecto mar interior con sus olas, sus gaviotas, sus conchas en la orilla y su salinidad del 6%. No sé si tiene mareas, pero bañarte en esas aguas con las altísimas montañas a un lado y otro es impresionante.
Y hay pequeños desiertos. Cañones de arenisca y yesos de colores, con formas que invitan a jugar con la imaginación. El Konorchek y el Kazka son dos buenos ejemplos que, por cierto, se visitan desde hace pocos años porque antes… no se sabía de su existencia ¡!
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Las ciudades y pueblos
Una de las cosas que prácticamente no recordaba son las ciudades y pueblos. Entre las impresiones que me he traído de Kirguistán, estas son la excusa perfecta para conocer a los kirguises y su vida cotidiana.
En los pueblos, al caer la tarde, la gente sale a pasear. Algunos hombres apilan balas de heno para alimentar a los animales en invierno. Los jóvenes y niños vienen y van en busca de sus amigos. Puede que suene la música de una fiesta de compromiso o de una boda. Huele a humo de chimenea. En los huertos las frutas penden de los árboles esperando a ser recogidas. A la hora prescrita, también suena la llamada a la oración.
En las ciudades el centro se ve ajetreado y los restos de la antigua URSS están ahí, como punto curioso para nuestra mirada.
El tráfico va y viene. Hay coches con el volante a la izquierda y otros a la derecha. Hay semáforos y pasos de peatones, pero el tráfico no es tan ordenado como en España, así que debes prestar atención.
Bishkek, la capital, ha cambiado. O eso creo, porque no la recordaba mucho. 16 años no pasan en balde, para ella y para mí. La he encontrado más cuidada y atractiva que en su día, pero insisto, en el viaje anterior pasé en ella un día escaso.
A los parques de siempre, porque es una ciudad con muchos parques, ahora hay muchas estatuas. Modernas y de la época soviética. Algunos edificios nuevos se abren paso y las enormes plazas de corte soviético permanecen, empezando por la de Ala Too donde dos soldados custodian la bandera nacional y hacen el cambio de guardia cada hora. Dan un poco de pena cuando hace mucho calor. Ahí, tan quietos, esperando el relevo.
El Bazar Osh de Bishkek me trajo recuerdos de la Ruta de la Seda. Un gran mercado que se despereza y bosteza los lunes por la mañana.
Llámame loca, pero en estos mercados siempre encuentro ecos de las antiguas rutas caravaneras en sus tiendas de especias, frutos secos, telas e incluso panaderías.
En verano, ya lo he dicho, mucha gente está de vacaciones. La plaza Ala Too ilumina sus edificios por la noche y adquiere un ambiente festivo. Hay un trenecito lleno de luces y cochecitos eléctricos que hacen las delicias de los más pequeños, vendedores de algodón de azúcar y turistas llegados de distintos lugares de Asia paseando relajadamente.
Durante el día es normal ver a gente comiendo helados y bebiendo alguna de las variedades de bebida fría que están disponibles en unos puestos que andan por muchos sitios. Hay tres sabores: de cebada, de leche (salada) y bebida de pan. Mi favorita es la de leche porque es como el ayran de Irán 🤤.
Mientras, algún que otro borracho grita a los cuatro vientos que él es el Presidente de Rusia y se ríe al vernos pasar.
Bishkek, cuyo nombre significa “el palo para fermentar la leche de yegua”, es una ciudad para pasar un par de días o más estudiando sus museos, estatuas y ambiente. Ya hablaré de ella más largo y tendido.
Los nombres y las leyendas
En Kirguistán se venera a la Naturaleza desde siempre. Un país con poco más de 7 millones de habitantes y 199.952 km2. Tiene corazón nómada y lo demuestra a cada paso.
Los nombres de los lugares son poéticos o descriptivos, pero todos tienen su significado. “El lago caliente”, “las montañas coloridas”, la cascada de “las trenzas de la chica”, la montaña del “corazón partido”, “la mano negra”, “martillo grande”, “cuento de hadas”.
Muchos lagos, ríos, valles y montañas se explican con una leyenda. Héroes, príncipes y princesas, reyes antiguos, lágrimas, sangre, romanticismo y drama, mucho drama, pueblan sus historias. Te acompañan en las caminatas mientras observas el paisaje.
Sobre todos ellos planea la sombra de Manas, el héroe nacional.
Manas o Manás es el protagonista de una epopeya que se compara con la Odisea para describir lo mucho que la supera en número de versos y épica. Es veinte veces más largo que el poema de Homero. Poca broma, te advierten cuando dan este dato.
La primera versión escrita de la epopeya de Manas es de 1885, pero hay referencias que datan del siglo XV. Es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Sea como sea, Manás está en estatuas, nombres de personas, negocios, y así se llama también el aeropuerto internacional de Bishkek.
Los kirguises
La gente de los países que visitamos son los hijos de la historia de esas tierras, el alma, el corazón, el carácter. Por eso siempre les reivindico, trato de entenderlos y de retratarlos.
En Kirguistán muchos se esfuerzan en hacerte sentir como en casa. Desde el chico con flequillo divertido de la recepción del primer hotel donde pasas la noche, hasta el guía y el chófer que te acompañan.
La chica del mercado que posa para tu foto antes de que te des cuenta, la abuela que te pide que hagas una foto a su nietecita, las señoras que te miran divertidas mientras se toman un descanso a la puerta del bazar.
El señor que olía a vodka y muy ufano te da la bienvenida a su país. El pastor que te pide que le envíes las fotos por whatsapp mientras separa la leche de la nata de sus vacas con una máquina del siglo pasado.
Una anécdota:
Uno de los pocos sitios que he vuelto a visitar en mi segundo viaje a Kirguistán es el lago Son Kol. Allí hice una foto a la familia que tenía el campamento de yurtas donde nos alojamos en 2007. Publiqué su foto en el blog, y la llevaba descargada en el móvil.
Pregunté a unos y otros, y todos decían que sí les conocían y seguían teniendo ese campamento. Como estaba a unos tres kilómetros del nuevo en el que nos alojábamos, fuimos a buscarles.
Sin embargo, justo habían vuelto a la ciudad el día anterior para preparar la vuelta al cole. ¡Por unas horas no pude saludarles! Nos atendió la hermana de ella.
Me dijo que la niña ya está casada (tendrá ahora unos 25 años, puede que algo menos), tiene un hijo y vive en Rusia con su marido. Le mostré otras fotos con gente de allí y ella me decía lo mismo: todos los jóvenes se han casado y tienen familia propia.
La mujer fue encantadora y nos despedimos con un abrazo, además de llevarnos la mano al corazón.
Saliendo de la anécdota, me encanta el humor de los kirguises, ya lo he dicho antes. Compartimos bromas y chascarrillos de todo tipo, y muchos de sus chistes son bastante comprensibles para nosotros, algo que no siempre sucede. Ellos se doblan de la risa cuando te enseñan su idioma y tú lo pronuncias, y viceversa.
Por supuesto que hay gente seria, gente que no quiere que le hagan fotos y gente a la que le incomoda “tanto turista”.
Los nómadas quieren mucho a su tierra y se enfrentan a cualquiera que quiera domarla a su antojo. Bien por ellos. Hay cosas que no deben cambiar mucho o no demasiado. Ojalá encuentren el camino al desarrollo sostenible del turismo, en caso de que algún día llegue a ser un destino popular.
La historia, ay la historia rocambolesca de Kirguistán
La historia de Kirguistán se remonta al Neolítico, pero yo no voy a ir tan atrás, aunque sí quiero mencionar que por estas tierras pasaron los Escitas, los Hunos, y los Mongoles que arrasaron con casi todo. Tras su pertenencia a la URSS, desde finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI es un país independiente y ha dado unas cuantas vueltas. En esto me quiero centrar.
➡️ Advertencia: el siguiente relato de acontecimientos forma parte de las notas que tomé en el viaje a Kirguistán y escuché de nuestro guía. Proviene, por tanto, de la mirada subjetiva de un ciudadano kirguís, y no es una relación extraída de un libro de historia. La historia, en cualquier caso, raras veces es realmente objetiva. Dicho esto, te invito a que lo leas porque creo que te puede sorprender.
Aterrizamos, pues, en el día de la proclamación de su independencia el 31 de agosto de 1991. Esta es la fecha oficial, pero el gobierno de Kirguistán aún tenía su sede en Moscú.
Poco después se hizo un referéndum y el 77% de la población votó a favor de quedarse en la URSS. Sin embargo, el 31 de diciembre de 1991 Gorbachov anunció la disolución de esta. La historia les pasaba por encima y ya no había vuelta atrás.
EL PRIMER PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA KIRGUIS: AKAIEV (1992-2005)
El Partido Comunista de Kirguistán, que ya te adelanto que hoy en día tiene muy poca fuerza en el Parlamento, eligió un presidente: Akaiev.
Akaiev era un científico, un físico muy reputado que se dio cuenta enseguida de que el cargo de presidente era una fachada. Creo que llegó a decir que no quería ser como “la reina de Inglaterra”, o eso dicen en la calle. Es decir, no quería ser un representante del país sin ninguna capacidad de decisión.
Total, que un año después de su nombramiento reformó la Constitución para convocar elecciones y que votara el pueblo. Hasta ahí todo bien. Y no sé si fue por este gesto, o porque no había más candidatos «conocidos», el caso es que ganó él.
Los primeros años de la salida de la URSS y por tanto del mandato de Akaiev fueron los de la gran crisis económica en la que se vieron sumidos Rusia y el resto de repúblicas que la conformaban. Nada bueno para un mandatario.
En el año 1996 convocó las segundas elecciones y Akaiev volvió a ganar, pero dicen que en esta ocasión tuvo más que ver el hecho de que los funcionarios estaban obligados a votar al partido en el gobierno. Como lo oyes.
A todo esto, Akaiev llegó a un acuerdo con EEUU para que pudieran abrir una base militar en Kirguistán. Uy, qué detallito más chungo para Rusia.
Y por otro lado, fue montando una gran mafia con ayuda de sus familiares (vaya con el científico). También realizó una nueva reforma de la Constitución para derogar el límite de dos mandatos que se había planteado en la anterior.
Pasaron los años y, más de una década después de que llegara al poder por primera vez, en el año 2005, la gente estaba realmente harta de Akaiev y sus tejemanejes corruptos, así que salieron a la calle para exigir que se fuera.
Fue en Bishkek.
Se enfrentaron a la policía delante de la Casa Blanca, el edificio desde donde gobernaba. Las fuerzas del orden no pudieron detenerlos y lograron entrar. Subieron al séptimo piso, entraron en el despacho del presidente, cogieron su retrato y lo tiraron por la ventana.
Esta es la llamada Revolución de los Tulipanes porque así la nombró el propio Akaiev en un discurso. Antes de que se fijara este nombre, se había llamado un poco de todo: «revolución rosa», «revolución del papel de lija», «revolución de seda», etc.
Akaiev huyó a Moscú y allí sigue viviendo, dando clases de Física en la Universidad de Moscú.
EL SEGUNDO PRESIDENTE DE KIRGUISTÁN: BAKIEV (2005-2010)
Los líderes de los manifestantes eligieron a un presidente temporal. Fue el 24 de marzo de 2005 y se llamaba BAKIEV. El segundo presidente del Kirguistán independiente. Esta vez era un político.
Bakiev apuntaba maneras, pero no muy buenas: se hizo famoso por su táctica en las manifestaciones. El tipo se fue a un restaurante a comer dumplings porque no confiaba en que el asalto de la Casa Blanca tuviera éxito. Es decir, no confiaba en sus camaradas, en el pueblo. Y si la policía iba a por él, tendría la excusa de que “estaba comiendo dumplings”.
Aún se hacen bromas sobre esta maniobra cobarde y de ahí ha salido la frase popular “anda y vete a comer dumplings” ¿Tienen o no tienen humor los kirguises? 😀
Después de dos meses siendo el presidente temporal, Bakiev convoca elecciones y las gana.
Tuvo suerte, porque entre 2006 y 2007 la economía despegó. Igual que en Rusia. No nos olvidemos de que estos países siguen intrínsecamente unidos al gigante.
El problema es que al ir las cosas tan bien, a Bakiev se le subió el cargo a la cabeza. Y muy rápido.
Entre 2007 y 2010 Bakiev se convirtió en una especie de dictador y ejerció una fuerte represión limitando la libertad de expresión. Dicen que se quitó de enmedio a varios periodistas y políticos opositores. Asesinatos de esos de “que parezca un accidente”.
En el año 2009 Putin, en su momento álgido de popularidad, le llamó a consultas. Le propuso perdonarle la deuda de Kirguistán con Rusia, que ascendía a 270 millones de dólares, si a cambio Bakiev echaba a los EEUU de esa base militar tan molesta para sus intereses.
Bakiev aceptó y volvió a su país, pero no cumplió su promesa. Su hijo Maxim controlaba todas las administraciones y había creado un aparato de gobierno que estaba por encima del Estado. Por otro lado, el hermano de Bakiev era el jefe de la Inteligencia.
Total, que en vez de echar a los americanos, decidieron cambiar el nombre de la base militar por “centro logístico” para despistar a Putin. Resulta hasta extraño su «inocencia». No debían de conocer bien a Putin. Por supuesto este lo supo enseguida y se cabreó. Mal asunto llevarse mal con Rusia.
El descontento del pueblo volvió a cristalizar y en 2010 salieron de nuevo a la calle miles de personas. Esta vez la mecha prendió en una provincia del sur, en Talas.
El Ministro del Interior fue allí a intentar controlar la revuelta, pero los manifestantes lo capturaron, lo desnudaron y lo ataron a un árbol. Le querían obligar a decir algo así como que “el Presidente es un capullo”, pero no lo consiguieron. No me queda claro si le liberaron o qué hicieron con él.
En represalia, Bakiev capturó y mandó a prisión preventiva a varios líderes de opinión y políticos de la oposición.
Al día siguiente de este hecho, en Bishkek se montó otra gran manifestación exigiendo que se fueran Bakiev y toda su gente (el hijo, el hermano, etc.). La Revolución Popular estaba en marcha y esta vez sería más cruenta.
Se ve que si algo había aprendido Bakiev era que no podía tomar a la ligera al pueblo kirguís. Y el pueblo que salió a manifestarse se encontraron con que había francotiradores en el tejado de la Casa Blanca. Todo se complicó mucho más. Murieron 89 personas. Hoy puedes ver el monumento que les han dedicado junto a dicha Casa Blanca, muy cerca de la plaza Ala Too.
Aun así, los manifestantes no se rindieron. Fueron al edificio central de Inteligencia y liberaron a los opositores encarcelados mientras la “batalla” continuaba en la plaza.
De madrugada, consiguieron entrar en la Casa Blanca y… la historia se repitió. Subieron a la séptima planta, entraron en el despacho del presidente, cogieron su retrato y lo tiraron por la ventana.
Bakiev huyó al sur del país, su tierra natal, con la intención de organizar un nuevo gobierno y volver a Bishkek para retomar el poder. Logró mantener cierto control en las provincias del sur, Osh y Jalal-Abad, pero no consiguió reunir los apoyos que buscaba. Unos días después EEUU reconocía al nuevo gobierno provisional y Bakiev huyó a Bielorrusia desde donde firmó su dimisión.
Ya van dos presidentes huidos a otro país, y los kirguises dicen que ellos “exportan presidentes”.
Otra cosa que dicen es que Putin financió esta rebelión por el asunto de la base militar americana. Spoiler: ya no existe dicha base.
Años 2011 a 2020
De nuevo tuvieron que formar un gobierno temporal y, «de paso», volvieron a cambiar la Constitución. Eligieron a una mujer llamada Rosa Otunbaeva. Era una figura respetada que había trabajado en la ONU. Estuvo en el cargo 1 año y 8 meses. Después no se quiso presentar a las elecciones. Chica lista.
En las elecciones de 2011 ganó Atambayev, del partido socialista de allí. Estuvo en el cargo hasta 2017. En este periodo el país se desarrolló bastante a nivel de infraestructuras, pero a costa de contraer una gran deuda con China.
En 2017 Atambayev (el 4º presidente) decidió no presentarse a las elecciones. Había otros dos candidatos, y uno de ellos era su mejor amigo, así que Atambayev le apoyó para que ganara. Se cree que el plan era que el amigo fuese su títere, pero le salió rana…
Sooronbay Jeenbekov, el mejor amigo de Atambayev, ganó las elecciones de 2017. Sí, la llamada a las urnas son cada seis años. Ya tenemos al 5º presidente. Lo primero que hizo fue meter en la cárcel a su antecesor por delitos de corrupción. Toma ya. Ten amigos para esto.
Parece que unas oscuras relaciones de “amistad” habían mediado en esta maniobra. Un tal Raim Batukaev, apodado “Raim Million”, financió al nuevo presidente. Se trata de un mafioso muy conocido en Kirguistán por sus artes y fortuna, pero no fue por esto exactamente. Cuentan, y esto son rumores de la calle, que la hija de Aziz se encontró con la de Atambayev, discutieron y Raim Million orquestó el castigo a su padre.
Jeenbekov, el 5º presidente, era por otra parte un tipo apocado. Salía muy poco por la tele, no daba discursos, y no parecía reaccionar a nada. La gente decía cosas como “mi ex aparece más que el presidente” 😂😂.
En el año 2020, el año de la pandemia de covid, Kirguistán recibió 200 millones de dólares de las organizaciones internacionales. La gente se preguntaba dónde estaba el dinero.
Una parte pensaba que Raim Million se lo había quedado y pedían que lo encarcelaran. Pero ojo, este mafioso también tenía sus partidarios.
El caso es que en el verano de 2020 los diputados se fueron de vacaciones y terminaron su mandato. Debieron de acabar cansados de la pandemia y aunque no habían pasado seis años, decidieron que hasta ahí habían llegado. En octubre hubo elecciones parlamentarias y las ganaron… ¡cinco partidos! Tres se llevaron el 80% de los escaños, y dos el resto.
Uno de esos partidos era el del propio mafioso Million (por eso decía que también tenía sus partidarios). Así pues, la mafia entró en el gobierno.
Los kirguises volvieron a salir a la calle para protestar y volvió a haber enfrentamientos con la policía. Esta vez murió un chico de 19 años, lo que enervó más a los manifestantes que otra vez consiguieron entrar en la Casa Blanca y… Sí, subieron al séptimo piso, llegaron al despacho del presidente y tiraron su retrato por la ventana. Ya es toda una tradición, aunque puede que sea la última vez porque el Presidente actual ha trasladado su despacho a otro sitio.
El presidente Jeebekov había intentado disolver a los manifestantes llamando al ejército, pero estos no quisieron disparar contra el pueblo. Entonces propuso quedarse en el cargo unos meses más para preparar las siguientes elecciones, pero le dijeron que no, que se largara. Aceptó dimitir.
Cuentan que la revuelta se organizó entre 13 partidos políticos (¡cuántos partidos tiene esta gente ¿?) y tras ganar la protesta, se pusieron a organizar un gobierno temporal. Pero no juntos, sino en grupitos. Es decir: tres partidos organizaron su propio gobierno, otros tres partidos su gobierno, etc. Un lío fenomenal.
Uno de esos partidos aprovechó la situación y sacó de la cárcel a uno de sus líderes. Anularon su condena y consiguieron que le eligieran como Primer Ministro. Se llama Sadyr Zhaparov.
¿Y qué pasó con Atambayev, el que fue encarcelado? Pues agárrate: ahora está en España porque era del partido socialdemócrata y Pedro Sánchez, siendo presidente de la Internacional Socialista, escribió una carta al presidente actual (el antiguo mejor amigo), para pedirle que le excarcelara por motivos de salud. Puedes leer aquí la noticia de la excarcelación, que se ha producido a principios del año 2023. Otro presi exportado, por cierto.
AÑOS 2021 a 2023
En el año 2021 el Primer Ministro Zhaparov se hizo nombrar también Presidente «temporal» y estuvo dos años como tal. Después se volvieron a celebrar elecciones y las ganó con el 87% de los votos.
Zhaparov es, por tanto, el 6º presidente de esta joven República. Y es otro que también ha cambiado la Constitución, en este caso para revestirse del mayor poder posible.
Kirguistán es ahora (año 2023) un país “superpresidencial”. Esto quiere decir que el Parlamento tiene muy poca fuerza y actúa más bien como notario del Presidente. Veremos a dónde les lleva todo esto.
A diferencia del presidente anterior, Zhaparov es un tipo bastante populista. Se hizo famoso por Whatsapp, algo de lo que le gusta presumir, a través de grupos que poco a poco se fueron extendiendo. Tomad nota, políticos del mundo.
Zhaparov va por la calle, habla y se hace selfies con la gente, escucha las peticiones de los ciudadanos y les promete que les va a hacer caso. Al día siguiente se desdice porque los expertos le informan de que eso no se puede hacer. Total, que se está ganando la fama de “hoy dice una cosa, y mañana otra”, pero de momento mantiene las simpatías de mucha gente.
Es de línea conservadora, tiene 53 años, y dicen que no es proamericano ni proruso, pero sí tiene bastante simpatía por Erdogan (Turquía), que no pierde el hilo en los asuntos de Asia Central.
➡️ Resumen: en 32 años de independencia Kirguistán ha cambiado 8 veces de Constitución, 6 veces de Presidente y 31 veces de Primer Ministro.
De todo esto me quedo con que los kirguises pueden ser de armas tomar, tienen sus límites y que si hay que rebelarse, se rebelan. Además de estos altercados políticos, lo han demostrado cuando se han unido contra proyectos industriales que ponían en peligro unas u otras regiones. De momento lo van consiguiendo.
No obstante, también dicen que la gente está muy cansada de tantas revueltas y que al final no sirven para nada porque los que vienen no son mejores que los anteriores.
Ojalá llegue algún político honesto y con ganas de hacer las cosas bien, aunque a día de hoy, eso es una rara avis en todo el mundo.
Termino estas impresiones de Kirguistán enviando un gran abrazo a su gente y en especial a los que más conocí. Sabéis quiénes sois y sabéis que os llevo en mi corazón 💕.
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