La escapada a Amsterdam que hice en un mes de abril fue todo un acierto porque así puede ver en su máxima expresión Keukenhof en primavera. ¿No sabes de qué te hablo? Pues Keukenhof es un jardín inmenso que en primavera se llena de miles y miles de tulipanes floridos de todos los colores y formas. Una gozada que no deja indiferente. ¡Sigue leyendo!
Keukenhof en primavera
Gracias a un sorteo que hizo Minube durante la Quedada de Viajeros de Fitur, que ya es una grata tradición. Y gracias a KLM, cayeron en mis manos dos vuelos a cualquier destino de esta compañía.

El premio, no creas, tenía su letra pequeña. Nada de aprovechar festivos, gastar antes del 30 de Julio tanto la ida como la vuelta, determinadas plazas, etc. La verdad es que me costó varias semanas encontrar cuándo podría disfrutarlo, y eso que Amsterdam era lo más fácil. Pero al final cuadramos y ¡Muchas gracias a ambas empresas desde aquí!!
La idea fue hacer un viaje relámpago de tres días a Amsterdam. No podía más por razones laborales, pero insisto ¡»ni tan mal»!! Y si es tu caso, decirte que «se puede» 😉

Elegí el mes de Abril por un motivo muy claro: asistir a la plena floración primaveral. Tendría la oportunidad de ver los campos de flores que se cultivan en Holanda desde hace siglos ¡¡Bieeeeeennn!!! Pero para ello, para ver los campos, hay que salir de la ciudad.
¿Dónde y cómo ir a ver campos de flores cerca de Amsterdam?
Dentro de las muchas opciones que hay para salir de Amsterdam al encuentro de la primavera, nosotras decidimos ir en transporte público al Parque de Keukenhof.
El Parque de Keukenhof es una especie de «centro primaveral» en el que se dan cita cientos de personas cada día en esta época del año. Sólo abre en estos meses. Ojo, las colas que se forman para entrar son enormes, así que te aconsejo que compres las entradas online en la página de Civitatis antes de ir.
¿Por qué es tan famoso? Este parque es conocido por las composiciones florales que realizan sus jardineros.

Cómo ir a Keukenhof en transporte público
Para ir a Keukenhof en transporte público tienes varias opciones:

Desde el aeropuerto salen los buses que te venden un ticket mixto que incluye el viaje en bus + la entrada al parque. Preguntando allí te indican sin problema.
Lo hagas de una forma u otra, debes saber que la visita a Keukenhof no es nada barata. Como casi nada lo es en Amsterdam, por otro lado. No pongo aquí el precio porque va variando cada año.
En la web oficial de Keukenhof puedes informarte de las fechas de apertura, horarios y precios de la entrada y parking. Si viajas en transporte público, debes añadir el precio de dicho transporte, que suele duplicar el precio de la entrada.
También desde saber que el parque de Keukenhof está equipado con servicios públicos y varios restaurantes donde comer o tomar algo.
Además del parque en sí, hay invernaderos y un lago con algunos canales de agua que siempre aportan frescor y un ambiente más agradable. También hay enormes árboles, preciosos, de distintos tipos. Sin llegar a ser un jardín botánico, se le parece mucho 😊 Además, el parque se completa con un molino tradicional al que se puede acceder «gratis» (aunque con la entrada que cobran, no me parece que sea gratis).
¿Cuánto tiempo dedicar a la visita de Keukenhof?
Nosotras habíamos leído que la visita te lleva unas dos horas y media o tres horas. Supongo que será así si no vas haciendo muchas fotos. Yo me volví loca con la cámara, así que estuvimos más tiempo.
A esto hay que sumar la ida y la vuelta. Según mi experiencia, debes contar con una hora y media para cada trayecto, ya lo hagas combinando tren+bus, o sólo con un autobús. No es sólo por la distancia, también se suelen formar atascos, o tienes que esperar en la parada del bus hasta que salga el siguiente.
Conclusión: piensa en que se te va a ir casi todo el día. Si luego te sobra tiempo, lo aprovecharás en la ciudad seguro, por ejemplo visitando estos rincones de Amsterdam que te recomiendo aquí.

Vayas como vayas a Keukenhof, la visita es toda una experiencia
Cuando vas por la carretera y empiezan a aparecer los brillantes colores, las mariposas te bailan en el estómago.
Ya no podrás apartar la vista de la ventanilla, ni pensar. Sólo llenarte con el espectáculo del COLOR, y emocionarte ante cada uno de esos campos que se van sucediendo junto a la carretera. De verdad que no te lo imaginas hasta que lo ves.
Hay tulipanes, sí, pero también lirios, azucenas y muchos tipos de flores. Se despliegan en franjas que cubren todo el terreno como si de una gran alfombra se tratase, y eso es lo que hace único a este paisaje.


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La visita al Parque de Keukenhof
Por fin llegamos. Reconozco que no me gustó lo primero que vi. Cientos de personas entrando y una glorieta que te recibe con una gran fuente de agua y cafeterías a los lados. Todo a rebosar de gente.
En un lado, un quiosco de música antiguo emite un soniquete folklórico que me sacó de mis casillas en los diez minutos que estuvimos por allí. Compramos unos sandwiches porque se acercaba el mediodía y pensamos que quizá dentro del parque no habría otra cosa (falso). No llevábamos nada por nuestra cuenta, otro pequeño error.


Sin embargo, en cuanto empezamos a andar por uno de los senderos, la muchedumbre más o menos se disipó. Más o menos. Es cierto que de vez en cuando se reconcentra en los puntos donde más flores hay, pero en general no tiene por qué ser excesivamente molesto.
Todos andamos concentrados en las flores y, eso sí, los «mejores sitios» para hacerte una foto están bastante disputados.
Una curiosidad: la gente no habla alto, ni grita, ni nada por el estilo. Todo eso ayuda bastante a disfrutar de la sensación de tranquilidad que se respira en el lugar.

Una vez me repuse del deleite de ver flores y flores artísticamente dispuestas, me fijé en las personas que había a mi alrededor.
Postureos de mil tipos y de gentes de muy distintas procedencias se sucedían ante mis ojos, así que empecé a fotografiarles también a ellos y ellas.

Desde un grupito de jóvenes indios con pinta de cineastas de Bollywood (y con una pedazo de cámara que les señalaba como tal). Hasta monjas. Por supuesto familias, grupos de amigos y amigas, ingleses, españoles, japoneses, chinos…




El molino de Keukenhof
Cuando llegamos al molino, que está en un extremo del parque, nos encontramos con una concentración de gente mucho mayor. La plataforma-terraza del molino parecía estar abarrotadísima e incluso temblé con la idea de que podía venirse abajo.
Alrededor del edificio todo eran cabezas. Sin embargo, de cerca no era para tanto, y entonces vino lo mejor. Una vez subimos a su terraza comprobamos que desde allí se divisan los campos de cultivo floral.


Esto es muy curioso. Un campo de cultivo, en este caso de flores, es totalmente artificial. Las flores están dispuestas en cuidadísimas hileras que parecen dibujar una tela de rayas de colores. Y sin embargo, resulta mucho más natural que la jardinería del parque en el que estamos.



Los invernaderos del parque de Keukenhof
Un lugar que no hay que perderse son los invernaderos. Están los principales, al lado de un restaurante bastante decente, y luego hay otro dedicado a las orquídeas.
Aquí podrás ver todo tipo de variedades de tulipanes y otras flores, y creéme si te digo que muchos te van a sorprender 😉



Entre todas las variedades que vimos, me quedé prendada de unos tulipanes con pétalos que parece que han sido recortados por las mismísimas manos de Eduardo Manostijeras.



Colándonos en los campos de flores holandeses
Aunque voy a contar esta anécdota, soy consciente de que no está bien hecho, y quizá las cosas hayan cambiado desde que fuimos nosotras.
Desde el mismo molino, vimos que por los campos andaban algunas personas (turistas como nosotras), así que empezamos a cavilar sobre la idea de salir del parque e ir allí para verlos de cerca.
Miré el plano que había cogido al llegar y sí, hay una entrada al parque justo en la posición opuesta al acceso principal. La siguiente pregunta es ¿podrás volver a entrar?
Efectivamente, podíamos salir y volver a entrar del parque de Keukenhof pero teníamos que decirlo a los que controlan la entrada para que nos pusieran un sello en el dorso de la mano, como en las discotecas ¡¡Acuérdate la pasta que has pagado por la entrada!!
Resuelto esto, salimos y nos desviamos a la derecha para andar por el arcén de una carretera estrecha hasta llegar a la linde de los campos. Un cartel advertía de que es zona privada y no se puede pasar, pero todo el mundo lo hacía y la atracción era más que poderosa. No había nadie para impedirlo así que… Sí, está mal, lo sé.

Por fin estábamos allí, frente a esa fantasía de color tan sorprendente. Me sentía como una niña pequeña, no podía apartar la mirada ni dejar de pensar en buscar encuadres y composiciones diferentes con la cámara.


Hasta que el dueño del campo vino a echarnos a todos, lógico
Al cabo de un rato, cuando ya habíamos avanzado bastante, oímos cómo un señor con su perro, de manera muy calmada pero firme, iba diciendo a las personas que andábamos por allí que nos fuéramos. Que era propiedad privada.
Me dio pena, porque aunque todos obedecimos, mientras nos iba «barriendo» hacia el lado opuesto por el que habíamos venido, otro grupo de gente llegaba desde la parte más próxima al parque. Cuando se aseguró de que habíamos salido, volvió sobre sus pasos para volver a empezar.
¿Se pasaría así el fin de semana?

Después volvimos a entrar en el parque y seguimos paseando hasta que decidimos volver. Podríamos habernos quedado más tiempo, pero llevábamos ya unas cuantas horas y si nos quedábamos hasta la hora del cierre, quizá la vuelta sería muy larga. Así que tras soportar una nueva cola de unos 20 minutos para coger un autobús, pusimos fin a este mundo de fantasía.
En las calles de Amsterdam y sobre todo sus jardines, en esta época, también podrás admirar los tulipanes y el resto de flores, pero es realmente en el campo, y en Keukenhof, donde hallarás la máxima expresión de esta maravilla llamada Primavera.
En resumen: no te pierdas Keukenhof en primavera si vas a Amsterdam en esta época del año, pero ármate de paciencia porque no vas a ser el único. Si puedes evitar el fin de semana, genial.
¿Quieres leer más sobre esta escapada a Amsterdam?
- Qué hacer en Amsterdam: entre canales y museos
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