isfahan

Actualizado el 7 abril, 2024

Isfahan es una de mis ciudades favoritas, indiscutiblemente. Junto con Estambul, Bukhara en Uzbekistán, o Tombuctú en Malí, Isfahan es mágica. Se está bien allí. La visita no se agota en unas tardes. Es uno de esos lugares en los que apetece quedarse y conocerlo palmo a palmo. Entenderlo, participar de él… 

Rescatando estas fotos antiguas que no le hacen justicia, os cuento lo que sé y recuerdo de ella.

Isfahan, perla de Oriente

Isfahan fue un centro intelectual y de saber durante nuestra era oscura, la Edad Media. Mientras aquí, en Europa, no sabía leer casi nadie ni se producían libros.

sala de la música con huecos en forma de instrumentos en las paredes en isfahan

Cuando en Europa no se desarrollaba y compartía el conocimiento, Isfahan estaba llena de universidades y escuelas coránicas por las que circulaban ideas y eruditos que venían desde la India y Al-Andalus. Por ejemplo, se producía y circulaba papel masivamente.

El ejemplo más destacado fue Ibn Sina o Avicena. Médico, filósofo y astrólogo que nació en Bukhara pero que desarrolló su carrera en Isfahan. Por lo visto, tuvo sus encontronazos con la ortodoxia islámica ya que era un librepensador, pero pudo desarrollar aquí su saber y su obra (más de 150 títulos) cuando en otros lugares hubiera acabado en la hoguera.

Otro insigne nombre, al que se le debe el legado estético de la ciudad (palacios, bazares, mezquitas, puentes) es el Sha Abbás, fallecido en 1629.

Aunque resulte cansina, lamento no disponer de fotos con las que mostraros su belleza. Tan sólo un atisbo rescatado de los antiguos negativos.

El lugar más fantástico de esta fantástica ciudad es, sin lugar a dudas, la Plaza del Imam Jomeini, o Plaza de Naqhsh-i Jahan, o Plaza Real. Es Patrimonio de la Humanidad y en mi opinión merecidísimo. Es aquí donde se reúnen varias obras de Abbás.

collage de fotos de las mezquitas de isfahan llenas de azulejos de colores azules

Desde el exquisito Palacio de Ali Qappu podemos contemplar la plaza en toda su extensión. Una plaza que en aquél entonces servía de campo de juego de Polo.

En las miniaturas realizadas en hueso y papel, de los reconocidos artesanos isfahaníes, podréis encontrar esas escenas, una y otra vez.

Desde el balcón de este palacio las mujeres del harén y los dignatarios disfrutaban de los partidos de polo. Hoy lo podemos hacer nosotros, porque esta sigue siendo una plaza viva, muy viva.

pinturas florales en el palacio de ali kapu de isfahan

Os hablo de una plaza de 510 m. de largo por 165 de ancho, una de las plazas más grandes del mundo. Está flanqueada por corredores o soportales donde se ubican las entradas a los palacios, y sobre todo tiendas y comercios de alfombras, joyería. El gran bazar se abre paso en uno de sus lados.

cúpula de mezquita por dentro con azulejos amarillos y azules

Entre conversaciones con los iraníes

Aquí pasamos momentos muy plácidos, alegres, e interesantes.

En cuanto decides sentarte a descansar, por ejemplo, es muy probable que se acerquen a preguntarte si te apetece charlar un poco en inglés. O sencillamente, como también me ocurrió, un chiquillo te trae un papelito donde alguien ha escrito «Wellcome to Iran. I hope like you». Alzas la mirada y te encuentras con una chica que tímidamente está mirando tu reacción.

La enseñanza del inglés no es (o era, ahora no lo sé), oficial. Muchos iraníes quieren hablarlo porque quieren comunicarse con el mundo exterior, y desde luego los guiris somos una oportunidad de practicarlo.

Gentes de Asia en Irán

Recuerdo una conversación, a la caída del sol, en medio de la plaza con unos estudiantes universitarios. Nosotros nos habíamos sentado a comernos un helado (riquísimos, en los soportales hay una heladería muy popular y que no se te puede escapar!), y se acercaron dos chicos jóvenes preguntando si queríamos hablar un poco con ellos.

Les dijimos que sí, por supuesto, así que se sentaron con nosotros en la hierba y empezaron las presentaciones. Enseguida lo llevaron hacia el tema político. Ellos se presentaron como un estudiante «progresista» y un estudiante «conservador». El primero apoyaba al entonces Presidente Jatamí. Precisamente ese otoño iba a ser reelegido.

Hablamos de la posición de la mujer en su sociedad y del hecho de que formaran parte del Gobierno (había varias ministras). Estuvimos un par de horas, hasta que ellos mismos se excusaron porque tenían que volver a casa.

Otra tarde, ya prácticamente de noche, los comerciantes de uno de los rincones de la plaza nos invitaron a sentarnos con ellos y compartir un té. Ellos lo hacen todas las jornadas, al finalizar, para intercambiar impresiones y charlar un poco antes de ir a casa. Son colegas, son una pequeña comunidad dentro de la gran comunidad, un gremio en sí mismo. Sacaron unas alfombras e insistieron en que nos sentáramos en ellas.

De manifestación en Irán

Y uno de esos días, asistimos a una manifestación contra EEUU e Israel por la dureza de la represión israelí hacia Palestina en aquel verano de 2001. Por supuesto era una manifestación convocada por el gobierno pero fue muy interesante, la verdad.

mujeres de negro en la plaza de isfahan manifestándose ante carteles de jomeini

Las mujeres empezaron a entrar en la plaza por uno de sus lados, todas vestidas con el chador negro. Todas, sin excepción. Aunque no visten así en el día a día, en los acontecimientos donde hay mucha gente no está bien visto que se pongan otra cosa.

También es, aunque nos resulte chocante, un signo de identidad femenina, una manera de significarse o hacerse visible pero sin encontrar problemas.

Insisto en que era una manifestación convocada por el gobierno, así que aquí no creo que se encontraran las mujeres que quieren realmente rebelarse contra esta prenda.

Ellas gritaban sus consignas, bastante alto, y alzaban sus puños. Pero a la vez había un ambiente de relajación, positivo, como las manifestaciones pacíficas que hacemos aquí.

mujeres de negro en manifestación en la gran plaza de isfahan

Por el otro lado de la plaza, de tal manera que caminaban en paralelo, entraron los hombres. Se les oía bastante menos.

Todos caminaron en dirección a la mezquita del Shah, en el lado sur de la plaza. Allí habían erigido un pequeño escenario con megáfonos donde un orador dio una charla en farsi. Acto seguido la dio en inglés para los extranjeros que estábamos por allí (lo dijo él, no me lo invento). Al terminar, todos se fueron a rezar a dicha mezquita.

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Pasear por el bazar que arranca en la plaza del Iman Jomeini siempre será motivo de curiosidad y satisfacción

Por cierto, aquí es donde encontré más pañuelos de colores para cambiar de «modelito» :-), y es uno de los mejores lugares para comprar recuerdos. Platos esmaltados con los dibujos de los azulejos de las mezquitas, miniaturas, telas. Eso sí, hay que regatear concienzudamente y sin prisa!

puesto de especias en el bazar de isfahan
artesano estampando telas en el bazar de isfahan

En uno de los callejones laterales de la plaza están los caldereros. Trabajan sin cesar produciendo los cacharros que se utilizan en las cocinas isfahaníes…

artesanos del cobre con gran caldero sujetándolo entre dos en isfahan

artesano del cobre sentado en el suelo limpiando un cacharro en su taller de isfahan
cabeza de camello cortada en carnicería de isfahan
Aquí se come carne de camello, no hay duda…

La antigua Mezquita del Viernes

Otro lugar fantástico de Isfahan, más antiguo y menos ostentoso es la Mezquita del Viernes.

Ir y volver por el dédalo de  los bazares ya es toda una experiencia, y visitar su interior una maravilla.

patio de la mezquita del viernes de isfahan desde un arco

Grandes pilares de diferentes tipos y estilos de arquitecturas, rincones donde los feligreses descansan, comen, duermen, o los más pequeños juegan…

retrato con velo en la antigua mezquita de isfahan

El río Zayandeh-rud, el agua que da la vida

El puente de los 33 arcos es el más visitado y el más bonito de Isfahan. Parece casi un palacio y no sólo se emplea para cruzar el río, sino que en sus bajos también se encuentran desde una tetería donde degustar los dulces típicos junto con el té, hasta simples ciudadanos que cantan y recitan poemas mientras los demás escuchan. Sentados en las bases de los pilares del puente, viendo y escuchando el agua pasar.

puente antiguo de isfahan con muchos arcos

Precisamente el día que lo visitamos nos contaron que era el primer día de verano en que las aguas volvían a discurrir. La sequía no había permitido abrir las compuertas de la presa que kilómetros arriba regula estas aguas.

La alegría era patente, todos se daban un chapuzón (sobre todo los más pequeños). Yo también aproveché y descalzándome me arremangué el uniforme islámico y estuve paseando en paralelo a sus arcos por la base del puente. Una sensación maravillosa.

iraníes bañándose en el río de isfahan

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