Llevaba un tiempo dando vueltas a la idea de ir a Canencia y disfrutar de su entorno, y por fin cuadró con una amiga. Por fin. Después de casi dos meses y medio sin salir de la gran ciudad. Voy a adelantar que los planes no salieron como había pensado, pero resultó ser un día perfecto porque, ante todo, queríamos estar en la Naturaleza con la menor cantidad posible de gente a nuestro alrededor. Lo conseguimos y aquí te lo cuento 😊
Improvisando, que es gerundio, nada más llegar al Puerto de Canencia
El plan era subir directamente al Puerto de Canencia y hacer la Senda Ecológica entre cuyos atractivos se encuentra la Chorrera de Mojonavalle. Se trata de una de las cascadas más altas de la Comunidad de Madrid, y después de tanta nieve y lluvia pensé que estaría bien colmado.
El caso es que no madrugamos mucho y llegamos al puerto a eso de las 11.30 h de la mañana. Gran error. Nuestra idea era la misma que la de cientos o miles de madrileños deseosos de salir al campo después de varias semanas de borrascas, por no hablar del confinamiento por la pandemia.
Cuando llegamos arriba vimos que ya era imposible aparcar a esas horas, así que sin bajarnos del coche decidimos continuar carretera abajo en dirección al pueblo de Canencia. Este pueblo está a unos nueve kilómetros de curvas en descenso y lo mejor de todo: no es tan frecuentado como el puerto. Diría que casi nada frecuentado.
Mientras bajábamos pensé para mis adentros: podríamos subir al puerto después de comer, seguro que para entonces parte de la gente se habrá ido. En realidad es una lógica que me funcionó en Gavarnie, y justo entonces mi amiga Sara lo verbalizó. Genial, estábamos de acuerdo 🤗
Canencia pueblo, también conocido como Canencia de la Sierra
¿Por qué quería ir al pueblo de Canencia? ¿Qué hay allí? Yo había leído que en Canencia está la Ruta de los Puentes Medievales o Ruta de los Tres Puentes. Y desde que lo había «descubierto», era una de las cosillas que tenía en mi lista de deseos para conocer en la sierra norte de Madrid. De hecho era mi plan de complemento para la tarde en caso de que nos quedaran ganas, sabiendo que no es una ruta larga.
El nombre de Canencia podría venir de la existencia de unas perreras reales, según cuentan los cronistas.
¡Qué ganas teníamos de llegar a algún sitio y salir al campo!
Cuando llegamos a al pueblo dejamos el coche junto al Potro de Herrar, el lugar donde herraban el ganado hace muchos muchos años. Hoy es un sitio rehabilitado que dispone de unos bancos y mesas de madera. Junto al mismo está la Ermita del Santo Cristo, y muy cerca un arroyo que baja alegremente. Un sitio excelente para hacer un pic nic 😉😉
Caminamos por la calle principal por la que transcurre la carretera, contemplando las casas y la torre de la iglesia que se yergue con cigüeñas y sus crotoreos, el ruido que hacen con el pico.
El pueblo de Canencia se ve cuidado y tranquilo, con rincones muy chulos, pero no nos detuvimos demasiado porque como ya he dicho, queríamos rodearnos de Naturaleza.
La ruta de los puentes medievales de Canencia
Conscientes de la hora que era, nos dirigimos al Puente de Canto, el más cercano de la Ruta de los Tres Puentes. Si lo buscas en el google maps te orientas enseguida, pero te diré que cogimos la calle que baja junto a la iglesia, y unos metros más abajo ya estábamos en la dirección correcta.
Tras echar un vistazo a un cartel que señala la ruta, empezamos a caminar. Fue entonces cuando un paisano que estaba trajinando en su huerto nos saludó desde la valla de piedra que marca sus dominios, y nos indicó de manera muy amable cómo llegar al Puente Canto y también cómo ir a los otros dos puentes, el de las Cadenas y el de Matafrailes.
El hombre se entretuvo en explicarnos, sonriente desde el murete de su huerta, que como a él le preguntan cada dos por tres, ya está atento a todo aquél con pinta de excursionista y le ofrece su ayuda de motu propio. La verdad es que todos los lugareños con los que nos cruzamos fueron muy muy amables. Desde aquí les envío un saludo porque ¡así da gusto! 😊
Entre los datos que nos dio me quedé con el hecho de que el Puente de Matafrailes está a unos 5 kilómetros (en realidad no tanto, son unos cuatro kilómetros desde el Puente Canto), y enseguida decidimos que ése sería nuestro objetivo. Pero empecemos por el principio…
El Puente Canto
El Puente Canto es un puente medieval precioso, compacto y muy bien cuidado, con dos ojos desiguales. Se cree que fue construido entre los siglos XIV y XV.
Junto a él hay otro pequeño merendero con mesas y bancos de madera ¡Será por merenderos! En este fin de semana de febrero no había prácticamente nadie, aunque a la vuelta, cerca de las 15 h, sí había un grupo comiendo allí. El lugar es ideal.
Nada más cruzarlo hay una pequeña ribera de hierba y árboles entre los que puedes ver chopos, alisos y fresnos, y sobre todo puedes acercarte al agua y observar la figura del puente con Canencia un poco más arriba.
Desde el Puente Canto empezamos a andar hacia el Puente de las Cadenas. Por lo visto está a unos 500 metros tomando el camino de la izquierda que discurre pegado al arroyo. Sin embargo, dudamos si era o no la dirección correcta, ya que no hay cartel que lo indique (o no lo vimos).
El paisano, por otro lado, había señalado con la mano en dirección contraria para ir al Puente de Matafrailes, así que echando otro ojo al móvil, nos dimos cuenta de que en efecto así era y decidimos dejar para luego el de las Cadenas. Ya te adelanto que no hubo “luego” para este puente, así que es una de mis excusas oficiales para volver a Canencia 😏
El Puente Matafrailes
Puente Matafrailes… ojo con el nombrecito. Como mínimo sugiere una historia truculenta ¿Se habría caído algún fraile?
No se conoce exactamente su antigüedad, aunque ya se ha descartado la versión popular de que era un puente romano, porque es más probable que fuese construido entre los siglos XIV o XV.
Para llegar a él andamos por la pista que sale a la derecha del Puente Canto. Subiendo y bajando pequeñas lomas, divisando el Valle del Lozoya y las cumbres lejanas con algo de nieve en un horizonte precioso. El día estaba bastante nublado pero poco a poco iba despejando, y por lo que he leído en verano puede ser un poquito “infierno” porque casi no hay sombra.
A nuestra derecha discurre el Arroyo de Canencia, si bien la pista se va alejando de él poco a poco. Pronto estamos rodeadas de fincas ganaderas con vacas, toros y algún caballo pastando entre robles jóvenes.
Más adelante volvimos a dudas. La puerta de una finca estaba abierta y parecía dar paso a otro camino, pero vimos a un hombre sacando unas cosas de su furgoneta en la pista principal, junto a los edificios de una granja, y decidimos ir a preguntarle. El navegador se vuelve loco en ese punto y te dice que para ir al Puente de Matafrailes hay que volver al pueblo, rodearlo e ir por la carretera, indicando una distancia de 9 kilómetros. Ni caso.
El hombre nos explicó que teníamos que seguir andando hasta llegar al final de la valla de piedra que discurre a nuestra derecha sin interrupción. Después se trata de bajar hacia el río girando a la derecha, a partir del merendero que es un perfecto mirador del paisaje que nos rodea.
Sería cerca de la una de la tarde cuando las vacas y terneros que andaban sueltos por ahí volvían a los corrales para comer. No te asustes, no les molestes y no te harán nada 😉 Este es otro aspecto que me gustó del paseo, que tienes la vida rural a un golpe de vista. Los paisanos van y vienen con sus tractores y remolques, cuidando del ganado. Da igual que sea sábado, el campo no entiende de fines de semana y días laborales.
Un rato antes de llegar el camino pasa entre los edificios de una granja. Son feos, el camino puede estar muy embarrado si ha llovido hace poco y huele mucho a «caca de vaca», como es normal, pero no te preocupes porque ése es el camino y es un tramo corto.
Al final de la valla estaba el merendero que nos había dicho el hombre, y decidimos seguir por el camino bien marcado que pasa a su lado, pero ojo, da bastante vuelta y hace que el paseo sea más prolongado aún. Si no te interesa, te recomiendo que acortes campo a través. No es fácil que te pierdas y en cuanto llegues al río sólo tendrás que alcanzar el puente, que sí sale en el GPS.
El Puente Matafrailes es mucho más alto que el del Canto. Dicen que se haría así para protegerlo de las crecidas del arroyo de Canencia, y tiene un solo ojo que termina en un precioso arco apuntado. El rincón es precioso, con las orillas más abruptas y unas grandes vistas a tu alrededor.
Después de tomar un bocado para reponer fuerzas, volvimos por el mismo camino a paso más ligero y en una hora, incluyendo algunas paraditas para hacer fotos (qué pesada soy), estábamos de nuevo en Canencia. Fueron unas tres horas de excursión en total, pero según tu paso y número de paradas puede ser algo menos o algo más.
Antes de pasar a hablar de la segunda parte del día te diré que Canencia de la Sierra tiene más posibilidades de rutas por los alrededores, además del pueblo en sí mismo.
Un buen recurso es el apartado de Turismo de la página web del ayuntamiento de Canencia. En él tienes un “cuaderno” en Pdf con información sobre qué ver y hacer, y también una serie de audioguías de un minuto o incluso más cortas que son la mar de prácticas. Te dejo el link aquí.
Puerto de Canencia
Después de comer al sol y en solitario en el Potro de Herrar, decidimos volver a subir al Puerto de Canencia. Ya estábamos un poco cansadas, pero no nos resignábamos a perdernos el entorno de bosque que habíamos visto al pasar con el coche.
Efectivamente, cuando llegamos había un sitio para aparcar en el área recreativa del puerto, junto a la Fuente de la Raja. Desde ahí parte la senda que va hacia la Chorrera de Mojonavalle aunque no es la única opción de senderismo.
Al principio fuimos conservadoras y dijimos “vamos hasta el Mirador del Norte, está cerca y así vemos las vistas de la Sierra de la Morcuera”. Pero al llegar allí (se tarda cinco minutos o poco más), dijimos “vamos a subir un poquito más”. Al poco consulté el móvil y vi que el mirador de la cascada no estaba muy lejos, así que ¡qué diantres! para allá que nos fuimos. Y fue genial.
Chorrera de Mojonavalle
La Chorrera de Mojonavalle es el nacimiento del Arroyo del Sestil de Maíllo (¡qué de nombres extraños en tan pocas palabras!) y tiene 30 metros de altura.
Siendo bastante conocida, es curioso que el camino no esté muy bien señalizado, y además hay varias bifurcaciones. Voy a tratar de explicarlo bien.
Subiendo por la pista principal de la Senda Ecológica llegas a la Casa del Hornillo, no tiene pérdida. Nosotras continuamos un poco más por dicha pista, que va por su izquierda, y enseguida nos encontramos con una bifurcación. Paramos a dudar por dónde seguir pero a mí me sonaba que para ir al Mirador de la Chorrera hay que coger un camino estrecho que sale del edificio que habíamos dejado atrás, aunque no es visible desde la pista por la que íbamos.
Justo entonces vimos a una pareja que iba andando por una senda paralela ladera abajo, así que decidimos bajar pisando el suelo húmedo y mullido hasta incorporarnos a dicho sendero. Lo hicimos para ahorrar volver sobre nuestros pasos, pero te aviso: la pendiente es bastante fuerte.
El caminito que lleva al mirador de la chorrera tiene muy poca pendiente aunque es pedregoso, está lleno de raíces cruzadas y hay que saltar algún arroyo. Es fácil, sólo hay que mirar por dónde vas. Y bonito es, mucho, pues está más metido en el bosque y de vez en cuando se abren claros que te permiten ver las vistazas.
En un momento dado el bosque cambia completamente. De los altos pinos tan característicos de la sierra de Madrid pasas en dos segundos a andar entre abedules centenarios. Esta especie de abedules provienen de Europa y en la antigüedad se utilizaban para fabricar manuscritos (librum), por lo que desde entonces se les conoce como “el árbol de la sabiduría”. Estoy segura de que en otoño este lugar es espectacular 🥰
A la altura del abedular empezamos a oír el río y luego la cascada. El suelo está lleno de musgo verde y los pájaros cantan de maravilla. El paseo era perfecto, en soledad y con la luz del sol baja que tanto me gusta.
Al llegar al final ¡sorpresa! la Chorrera de Mojonavalle en todo su esplendor. Si vas por la tarde está en sombras, aunque para hacer fotos de larga exposición puede ser lo mejor. Y si vas en verano no me hago cargo de la cantidad de agua que habrá, seguramente poca.
La opción que dejamos para otro día es la de ver la cascada desde arriba. Para eso imagino que deberíamos haber seguido andando por la pista principal que abandonamos nada más pasar la Casa del Hornillo. De hecho vimos a algunas personas que bajaban de allí, pero como la zona está llena de senderos, no lo tengo muy claro.
Cómo ir a Canencia
Si quieres ir en transporte público al pueblo de Canencia sólo tienes que coger el bus 195 que sale del intercambiador de Plaza de Castilla y tiene por destino final Braojos. El trayecto hasta Canencia es de casi una hora y media. Aquí te dejo el enlace a los horarios.
La subida al puerto sin coche es más complicada. Puedes ir andando o coger un taxi en Miraflores de la Sierra, que no sé lo que costará. Desde el pueblo de Canencia creo que sólo puedes ir andando, y es una subida importante porque la inclinación del terreno es mucha, más allá de la distancia (9 km). Hay gente que lo hace, pero si no estás muy en forma te sugiero que limites el plan a quedarte en Canencia pueblo y disfrutarlo junto con su entorno. Por cierto, la parada del bus está junto a la iglesia 😉
Si vas en coche, nada más fácil que coger la A-1. Te diré que para subir al puerto de Canencia has de ir por Miraflores de la Sierra, pero si vas directamente al pueblo puedes coger un desvío más adelante para coger la M-604 y después la M-629 que es la que pasa por el pueblo (y por el puerto).
Consejos para que tu escapada a Canencia sea un éxito
- Si quieres empezar el día en el Puerto de Canencia madruga bastante o no podrás aparcar, y además te encontrarás con demasiada gente. Si no quieres hacerlo así, déjalo para la tarde como hicimos nosotras. Con que subas a las 15.30 h o las 16.00 h es suficiente.
- Lleva cantimplora, que además podrás rellenarla en la fuente de la Raja o la que hay en el camino un poco después de pasar la Casa del Hornillo. Son fuentes de agua de manantial no tratada.
- No te olvides de llevar un bocata, fruta, frutos secos… lo que prefieras, pero algo para reponer fuerzas o para pasar el día con tranquilidad sin pensar en buscar un sitio donde comer. En el Puerto no hay ningún bar ni nada similar. En el pueblo de Canencia hay algunos restaurantes, aunque sólo vimos abierto uno.
- Por supuesto conviene que lleves calzado cómodo y con suelas de buen agarre. Puedes añadir los bastones de marcha, siempre vienen bien para no sobrecargar rodillas, tobillos, etc.
- No te fíes de las temperaturas, el puerto de Canencia está a algo más de 1500 metros de altura y en el bosque hace más fresco de lo que puedas pensar.
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canencia es uno de mis lugares favoritos de la sierra de madrid… esos pueblos que permanecen escondidos al mundo… que asi sigan… te expresas tan sencillo como uno se siente en esos paisajes donde todo se torna simple como la infancia, una brisa de aire limpio, el sol juguetón, la magia del agua y el silencio de campo que se sentía de niño/a… no está al alcance de cualquiera… muy hermosa página hiciste;))
Muchas gracias!! Me sentí muy bien allí 😊