Cuando Denys, compañero de Madrid Travel Bloggers, y blogger de «Viajamos juntos» propuso irnos un fin de semana a hacer una caminata nocturna con raquetas de nieve aprovechando la luna llena, no me lo pensé dos veces. Se trataba de una escapada low cost a la Sierra de Madrid.
Igual tenía que haberlo hecho (lo de pensármelo). Porque muy montañera, lo que se dice muy montañera, no soy. Me gusta andar por el monte, que no es lo mismo, y tengo algo de resistencia pero no para tirar cohetes.
El muy cuco nos dijo que sería muy fácil, casi todo llano. Pero bueno, a no ser que hubiera dicho que iba a ser muy duro, no habría dejado de apuntarme ;)
Los planes incluían dormir en un refugio de la «sierra de Madrid» (qué prepotentes somos, ya que en esta sierra se dan cita hasta tres provincias del país), y practicar o iniciarnos en el esquí de fondo al día siguiente.
Ah! y zamparnos un cocido en Rascafría antes de volver a casa :)
Planes irresistibles, vamos.
Y todo por… 45 € + transporte (coche, bus o tren hasta Cotos).
Así que allá que nos fuimos 11 bloggers y una finlandesa courchsurfer recién aterrizada en Madrid que aportaron los chicos de Algo que recordar.
Viernes noche en el sierra de Madrid, comenzando la escapada low cost
19.30 h., Puerto de Cotos.
Quedamos en el parking. Habíamos salido de Madrid con una más que agradable temperatura primaveral. Al llegar, mucho frío, aunque con un cielo despejadísimo.
La subida al Puerto de Navacerrada y la continuación hasta el de Cotos fue preciosa. El sol ya se había puesto tras las montañas y el cielo estaba teñido de colores azules y violetas.
Mientras llegaban unos y otros, nos comimos un bocata y alguna cosilla más antes de subir. Teníamos por delante varias horas de caminata.
En eso que llegan también los chicos de Geoexplorers, una empresa que ofrece servicios de guía y material para hacer muchas actividades en la naturaleza. Entre ellas, la de «Raquetas a la luz de la luna», actividad que viene a costar 17€/persona incluyendo el material.
Ellos nos guiarían y cuidarían de nosotros en la montaña, además de aportar las raquetas, consejos y explicaciones acerca de la sierra de Guadarrama y el Parque Nacional en el que estábamos.

Podéis confiar en ellos, son grandes profesionales y muy majos! ¡un placer!!
Mientras preparaban el material, observamos cómo una preciosa luna, enrojecida por el sol que se había puesto un ratito antes, emergía del lado de Rascafría.
20.30 h.
Aproximadamente, con algo de retraso porque -increíble pero cierto- Denys y Kate se habían perdido en la carretera, ji, ji, ji… Estábamos ya preparados. Las raquetas ajustadas a nuestras botas. Las explicaciones básicas sobre cómo andar con ellas también. La descripción de la ruta y su duración, también…
Ahí Pablo, nuestro guía, se marcó una bromilla. Nos dijo que volveríamos a eso de las 2.00 a.m., después de subir a la laguna de Peñalara y volver dando una buena vuelta. Es decir, unas 5 ó 6 horas. Casi el doble de lo comentado.
Ya estaba oscuro cuando lo dijo y las caras no se veían bien, pero se hizo el silencio. Luego vinieron las risillas, ya sabéis, esa risa floja que le entra a uno mientras piensa: ¿pero quién me manda a mi venir…? y un segundo después en fin, ahora ya no me puedo echar atrás…
Eh, también pensé y me imagino que no fui la única: Denys, cabrón, no nos dijiste eso!!
El frío también se nos quitó en ese momento, más o menos, je, je.
Total, que empezamos a subir hacia la laguna de Peñalara. No había ya tanta nieve, pero sí bastante como para ir con las raquetas. Curioso invento éste. Una vez que controlas un poco el movimiento que has de hacer según subes o bajas, es genial porque te agarran a la nieve y hielo ahorrándote mucho esfuerzo.
Subimos sin mayor novedad hasta el circo de la laguna de Peñalara. Una visión preciosa, perfectamente iluminado por la luna llena.
Es una luz diferente, con la nieve ejerciendo de «espejo». Como si llegas a otro planeta (y lo digo yo, que he estado en otros planetas, ja, ja, ja).
Llevábamos ya un buen rato con los frontales apagados. Ya os he contado en otras ocasiones lo genial que es andar en la noche así, cuando las condiciones lo permiten.
Pero es que además el circo estaba… sí! ¡vacío de gente!! Recordemos que al estar muy cerca de Madrid es raro ver este lugar sin gente.
Bueno, había algunos montañeros que ya bajaban y otros buscando no se sabe bien qué en las cumbres, con los frontales encendidos, pero en total serían unas ocho personas en la inmensidad del paisaje. Eran como pequeñas luciérnagas en la noche que daban algo de vida al paisaje helado.
Lo mejor es el silencio
La atmósfera quieta sin viento (menos mal). No sabemos si era por el esfuerzo o por el fenómeno de inversión térmica, pero lo cierto es que sentíamos bastante menos frío que abajo.
Contemplamos la cumbre del Peñalara. Es la más alta de esta sierra y parece que está muy cerca y lejos a la vez. A su lado se despliegan los picos redondeados de las Dos Hermanas.
Rodeamos la laguna y nos dirigimos al refugio Zabala, iniciando una serie de subidas algo más empinadas.
Ahí ya se notaba el cansancio, y en mi caso se habían aflojado las cinchas que sujetan las botas a las raquetas así que inauguré la temporada de caídas. Menos mal que Raúl, otro de los chicos de Geoexplorers, iba pendiente de mi porque creo que me caí hasta cuatro veces. Una de ellas metiéndome en el arroyo -medio helado, casi sin agua- que baja por esa pendiente.
Aterrizé con los pies y raquetas en el lecho del arroyo así que no pasó nada. Solo me asusté un pelín al ver cómo me deslizaba ladera abajo durante unos segundos! Fue un accidente a cámara lenta que repasándolo nos reímos :)
Contándoles esto a mis padres, al volver, ya que ellos han pateado muchísimo esta montaña en su juventud, mi padre me dijo que él se rompió el peroné precisamente en esa ladera, con una caída así. Y bajó apoyándose en mi madre y otro colega. Ains.
Sí, las bajadas son lo peor!!
Seguramente estáis esperando fotos pero… lo siento. Decidí en el último momento no cargar con la cámara y el trípode y subir sólo lo justo y necesario. Bastante tenía con concentrarme en andar bien con las raquetas, no despeñarme y aguantar hasta… ¡¡las 2 a.m. que nos había dicho Pablo!! (ya, ya, que no, que terminamos a las 24.00 h).
Lo mejor de estas excursiones es vivir el paisaje, el sonido de las raquetas rascando la nieve, el silencio, el frío que no lo es tanto en cuanto te mueves, y ese sentimiento de «estoy en otro mundo». Una experiencia preciosa y espectacular.
¿Cuándo repetimossss?
Eso sí, id siempre con guía, no alquiléis sólo el equipo y os lancéis por ahí solos, que la montaña no es tontería.
24.00 h.
Llegamos al parking después de 3,5 horas de ruta y tras despedirnos de los chicos de Geoexplorers, tocaba ir al refugio a cenar y dormir.
Habíamos reservado en el Pingarrón, a medio camino de Cotos y la estación de Valdesquí. Un sitio precioso desde donde admirar todo el valle de Rascafría y rodeados de las cumbres de esta parte de la sierra.
Los compis de Viajandoenfurgo nos hicieron un tremendo favor acercándonos las mochilas repletas de comida, cerveza y agua (por este orden creo). Y sacos de dormir, ropa de cambio… ¡cuánto trajín para una noche!

Debéis saber que en este refugio sólo hay una pequeña cocina que no se puede usar después de las 23.00 o 23.30 h. No hay agua potable, y las camas consisten en unas plataformas de madera con unas colchonetas sobre las que poner tu saco (bautizadas por nosotros como las «camas corridas»).
Siempre que vayáis a pasar noche en un refugio de montaña, enteraos de qué servicios tiene y qué no, así como sus normas y horarios.
Sábado
1.00 a.m.
Allí estábamos, compartiendo las tortillas, chorizos y salchichones, queso, delicias finlandesas y ucranianas, litronas de cerveza. Cansados pero felices al amor de la estufa que el guarda Eduardo había dejado encendida y preparada para que no pasáramos frío mientras él desistía de esperarnos y se iba a dormir allí al lado
¿Qué más se puede pedir?
2.00 a.m.
Mientras el cansancio ganaba la batalla y la conversación se extinguía, decidí salir a hacer unas fotos del paisaje. No era tan espectacular como la parte que habíamos hecho con raquetas pero igualmente estaba precioso. Lleno de nieve, iluminado por la luna. Estrellas pocas, claro, por la luz de la luna.


8.00 a.m.
Pues sí, tras 5 horitas en las que intenté coger el sueño, parar un concierto de ronquidos, y dormir, nos fuimos levantando y saliendo del saco para un nuevo día.


Me levanté infinitamente mejor de lo que me imaginaba, sin dolores ni demasiado sueño.
Desayuno, saludo a la mañana y el solazo espléndido, recoger y a correr… digo… a esquiar.

9.30 a.m.
Volvimos andando al puerto de Cotos -unos 20 minutos- ya con todo encima y hablando de viajes y proyectos. Nos fuimos a alquilar las botas y esquís de fondo, en la misma estación de tren de Cotos.

Para esta otra actividad no teníamos ni profe, ni seguro, sólo Denys y su imparable ritmo… aaaahhhh!!!
Yo en su día probé el esquí alpino, el «normal» como digo yo, y no le cogí el tranquillo.
Debo de ser lenta en el aprendizaje de estos deportes y tener una torpeza innata en su práctica. Desde luego debería empezar por vencer los nervios y descontrol que siento con el mero hecho de ir sobre unas larguísimas tablas que parecen cobrar vida propia cuando se deslizan sobre el suelo.
En fin, que como bien me han aconsejado, si algún día me decido en serio a practicar estos deportes será mejor que consiga un instructor para mi solita (que sea paciente) hasta que aprenda de una vez por todas.

Como digo, a pesar de la poca o nula confianza en mí misma decidí que lo iba a intentar, y ahí iba yo con la mejor de mis disposiciones. Hasta que llegó la primera cuesta abajo y vi el primer trompazo de la compi Patricia.
Me acojoné, así de claro, y es lo peor que puede pasar, que vayas acojonado a hacer/ver las cosas.


Empezó una mañana de pequeños éxitos y algunos trompazos, en lo que a mi se refiere.
De los éxitos, decir que cuando bajas con los esquís y manteniéndote en equilibrio mola muchísimo! Pero claro, en mi caso no duraba la cosa. Llegó un momento en que caí de frente, apoyando todo el peso en los dedos del pie.
¡¡Hacía mucho que no lloraba de puro dolor!!
Pero bueno, he sobrevivido que es lo importante, ja, ja. Realmente ha sido un gran fin de semana lleno de risas y nuevas experiencias, y a bajo precio. Así que chicos, altamente recomendable!!
14.30 h.

Sí, sí, no me olvido… tras la paliza del esquí, el esperado cocido en Rascafría… ;)
Un abrazo al equipazo de bloggers de MadTB, sois la caña chic@s!! :-)
A vosotros, lectores, os dejo aquí los enlaces a sus blogs, por si os apetece conocerlos más y mejor ;)
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Ay qué buenos recuerdos Ali!!! Muy buen resumen y muy buenas descripciones.
ja, ja, gracias Marta!! las opiniones de los asistentes siempre son una prueba de fuego… ;P
Precioso finde, y qué recuerdos, sí señor, hay que repetirrrrrr!!! :D
Besos
Alicia
Muy buen resumen:) me ha encantado. Pues si, si tines ganas de viajar y hacer actividades no hacen falta muchas cosas. Solo las ganas y buena compania:) Pues para no esquiar nunca, te vi bastante bien, asi que con un poco de practica podemos hacer una travesia el año que viene:);)
Gracias Denys! me alegro de que te haya gustadoooo.
Ja, ja, ja, pues cómo serán los malos a los que has visto!! Bueno, de momento esperemos a que mis uñas se caigan (van camino del color negro, decididamente), y luego ya veremos. ¿Travesía con esquís? ni loca!!! Con raquetas puedo planteármelo :D
Besos
Alicia
Sinceramente tras ver las fotos y leer tu post, siento una envidia profunda. Bromas aparte aun siendo de Madrid no se me habia ocurrido nunca el realizar una actividad en la sierra estilo low cost. Un besito.
Me alegro! pues ya sabes :)
Saludos
Alicia