Escapada de un día a Las Cárcavas, un paisaje de lo más singular

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Por Alicia Ortego

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Las Cárcavas, a poco más de 80 kilómetros de la ciudad de Madrid, es un lugar sorprendente. Pequeño, pero matón. Tanto por las vistas como por la subida. Y un poco límite, en el sentido de que está en la provincia de Guadalajara pero junto a la frontera de Madrid y por ahí es por donde todos (o casi todos) accedemos a este paraje. ¿Y qué tiene este sitio? te estarás preguntando. Pues un paisaje de erosión alucinante que, aunque sea muy recogidito, puede recordar a las Médulas de la provincia de León o incluso ¿por qué no? al célebre y precioso Bryce Canyon. Sigue leyendo y sobre todo mira las fotos. Tranquila, que al natural siempre es mejor. 

El paisaje de las Cárcavas

Tenía a las Cárcavas en la cabeza desde hace tiempo. El problema es que el transporte público no llega hasta allí, así que además de encontrar el día y la ocasión, necesitaba ir con alguien que tuviera coche y condujera. Un día se lo comenté a mis padres y se apuntaron sin dudarlo. 

Y es que todo aquél que ve unas fotos de Las Cárcavas le entran ganas de ir y verlo con sus propios ojos (a no ser que las fotos sean muy malas, claro). Es uno de esos sitios que te dejan con la boca abierta. Pequeño pero matón, como he dicho al empezar este artículo. 

interior de las cárcavas con chimeneas de hadas y paredes finas dispuestas en paralelo

Las Cárcavas que unos dicen “de Patones” (Madrid) y otros “de Valdepeñas de la Sierra” (Guadalajara) están en el término municipal del segundo, es decir, en la provincia de Guadalajara

Las Cárcavas es un terreno de conglomerados a base de arcilla -un material blando que se lleva el agua con facilidad- y rocas de distinto tipo. El que haya más o menos rocas hace que el agua busque su camino moldeando el paisaje de manera casual. El resultado es una especie de bosque abigarrado de láminas, columnas, conos invertidos, torres y murallas de perfil afilado. Justo ahí, y no más allá o más acá. 

En realidad sí hay otras cárcavas en los alrededores pero tienen más vegetación por lo que no son tan visibles ni, sobre todo, tan espectaculares. 

las cárcavas desde arriba con color anaranjado y la sierra al fondo

La subida a Las Cárcavas

El acceso a este lugar tan original hay que hacerlo a pie, por la ruta corta o la ruta larga. Sólo conozco la primera, que por lo visto es la más difícil, pero no quisimos arriesgar a perdernos con la ruta larga. 

La ruta corta consiste básicamente en subir por un buen tramo de ladera empinadísima. Una ladera que está llena de regueros hechos por la lluvia.

Se supone que ahí hay un sendero y en parte es así, pero lo que está claro es que el agua cae por aquí excavando surcos bastante profundos y haciendo el terreno más irregular si cabe.

subida a las cárcavas con suelo lleno de grandes hendiduras hechas por el agua y plantas escoba
«camino» de subida a Las Cárcavas. Aquí no se aprecia mucho la pendiente, pero en las siguientes fotos sí

Subir por ahí no es cómodo y exige cierto esfuerzo, no te voy a mentir, pero si estás en mínima forma y/o te ayudas de unos bastones de marcha, no es imposible. Además ¿qué prisa tienes? puedes parar siempre que quieras, no hay que batir ningún récord y sí hay un premio. 

camino de subida a las cárcavas con un caminante con bastones que permite apreciar la pendiente
gente subiendo por el camino empinado con el paisaje de olivares y montañas detrás

El desnivel que hay que salvar desde el cauce del barranco por donde se empieza es de casi 300 metros de altura. La distancia creo no llega a dos kilómetros. Algunos dicen que se tarda unos 30 minutos en llegar arriba, otros que unos 40 minutos. Nosotros no lo cronometramos, pero qué más da. Lo interesante es lo que ves 😊

Cuando te vas acercando parece una gran herida en el monte. Después, empiezas a vislumbrar sus dimensiones, enormes. Cuando ya estás cerca puedes observar a placer sus formas.

sendero entre plantas secas con las cárcavas al fondo
Cuando empiezan a asomar Las Cárcavas

Chimeneas de hadas (qué bonito nombre), un trono de arena y algún que otro pene, que todo hay que decirlo, te dan la bienvenida.

las cárcavas de patones de cerca con numerosas torres de arcilla rojiza

Una vez arriba recorremos su perímetro poco a poco, con calma y parando todo lo que queremos. Puedes pasar horas contemplando este anfiteatro natural tan especial. 

Hay un pequeño sendero y algún saliente más o menos seguro, pero no hay barandillas de ningún tipo. Mucho ojo. Es un terreno frágil e inestable que podría derrumbarse en cualquier momento, así que nada de asomarse mucho al borde. La caída… no me la quiero imaginar. 

paisaje de las cárcavas y dos personas junto al borde del acantilado que se ven muy pequeñitas

Recorrerlas es también disfrutar de nuevas perspectivas y colores cambiantes gracias a la luz del sol (en un día nublado imagino que no será tanto). Son distintas caras de la misma moneda pero ¡qué caras!

torres puntiagudas de arcilla y piedras de color rojizo

Como no puede ser de otra forma, es uno de esos sitios que dan mucho juego para la cámara. Desde el centro, por la izquierda, por la derecha, de cerca, en panorámica… 

vista de las cárcavas entre jaras y al fondo campos y montañas

Hay más aún. Al levantar la mirada hacia el horizonte, aparentemente llano y vacío, podrás divisar el skyline de Madrid. Allí al fondo, en miniatura. Y si miras al cielo, es muy probable que veas a los buitres leonados planeando a distintas alturas. Siempre es un espectáculo verles, aunque mejor con prismáticos. 

paisaje de campos verdes y al fondo silueta de las cuatro torres de madrid y las torres kio

¿Qué hay alrededor de Las Cárcavas? Pues la vegetación va desde los olivos del barranco de al lado, este otoño cargados de aceitunas, hasta las plantas “escoba” que crecen en la ladera por la que subes y las jaras de la parte superior, que casi se comen el sendero estrecho por el que caminas junto al abismo. 

ramas de un olivo cargadas de aceitunas de color rojo
cuatro aceitunas negras en la rama de un olivo
jaras y algunas plantas escoba recortándose en el cielo azul en las cárcavas
Jaras y plantas escoba

Estar en la naturaleza es un gustazo y en estos tiempos de pandemia dicho gustazo se multiplica por mil.

Consejos para visitar Las Cárcavas de Valdepeñas de la Sierra o de Patones

Cuándo ir

Creo que las mejores épocas son el otoño y la primavera, aunque un buen día de invierno, de ésos en los que las temperaturas máximas llegan a 14 o 15 grados, también puede estar muy bien. 

Evita el verano. No hay ni una sombra y hace mucho calor. Además el sol sube mucho en esa época del año y proyecta su luz de una manera más vertical y menos favorecedora sobre estas formaciones tan curiosas. 

árbol con hojas amarillas en la ladera de un monte rodeado de arbustos verdes

También tengo que advertirte de que “por desgracia” cada vez somos más los que nos hemos hecho eco de este rincón para escaparnos de la capital, sobre todo con las restricciones de movilidad vigentes cuando he ido yo. Y la mayoría sólo podemos ir durante el fin de semana. Combina estas dos variables y el resultado es que los sábados y los domingos hay bastante gente y sobre todo demasiado coche. No te preocupes, muchos no llegan arriba, pero el tema del coche sí es un problema. O bien madrugas porque a partir de las 11 h tendrás muchas dificultades para aparcar, o bien lo dejas para cualquier día de lunes a viernes si te lo puedes permitir.

No vayas en un día lluvioso o tras varios días de lluvia porque el terreno estará impracticable y será más que peligroso. 

Sobre la hora, que a mí particularmente me preocupaba un poco pensando en las fotos… Por la mañana las cárcavas están bien iluminadas por el sol, y seguro que el atardecer es un momento fantástico porque esos tonos naranjas se volverán rojos.

Yo haría el siguiente plan: vas por la mañana, sin prisas, y subes con algo para comer. Te tumbas en la hierba y esperas a que baje el sol, al menos si vas cuando los días son más cortos (otoño-invierno). Nosotros no llevábamos más que un snack así que bajamos cuando el hambre empezó a llamar a nuestros estómagos. Me hubiera gustado quedarme arriba hasta esa hora dorada. 

detalle de las cárcavas con una chimenea de hadas en el centro y color rojizo

Equipamiento

Lleva suficiente agua porque aunque no sea verano tendrás que hidratarte y por allí no hay nada para rellenar la cantimplora o botella. También lleva algo de comer para reponer fuerzas. 

Si hace sol no te olvides de la gorra o similar para protegerte de sus rayos. No veas cómo casca, aunque sea noviembre o diciembre.

Es necesario subir con buen calzado y si es posible bastones de marcha. Recuerda que no es sólo subir, también bajar y muchas veces es más peligroso lo segundo. 

vista de las cárcavas con ladera de montes en forma triangular y cielo azul

Lo he dicho antes y lo repito ahora: mucho cuidado con asomarte al borde del precipicio. No apures mucho, es un terreno muy inestable y no queremos tener un disgusto que sería irreparable. No quiero ni pensar, en caso de que sobrevivas a una caída allí abajo, cómo puede ser el rescate. 

Cómo completar el día 

Si sólo pasas la mañana entre que subes y bajas, pero no te quieres volver a casa tan pronto, puedes completar el plan con uno de estos dos pueblos cercanos

Patones de Arriba

A sólo 9 kilómetros del Pontón de la Oliva está este pequeño pueblo encajonado en la cabecera del cañón horadado por el Arroyo de Patones. Para llegar sólo tienes que tomar el desvío que hay en Patones de Abajo. Está bien señalizado y a partir de ahí la carretera sube en curvas cerradas hasta un parking a la entrada del pueblo. 

Patones de Arriba es un gran ejemplo de arquitectura negra de la Comunidad de Madrid, aunque a mí me parece que hoy en día es más un pueblo museo. Es decir, que vivir, vive poca gente allí. Sí tiene tiene varios alojamientos rurales y un buen puñado de restaurantes

Sus calles están llenas de rincones preciosos, casi todas las casas son de piedra y es un placer pasear por allí… si eliges bien el día y la hora.

calle de patones de arriba con casas de piedra y calle adoquinada con farolas encendidas
calle de patones con muro cubierto de hiedra y dos cipreses y cielo azul oscuro con nubes

Muriendo de éxito

El problema es que si las Cárcavas atraen gente, Patones de Arriba ni te cuento. Los fines de semana está llenísimo de gente. Pero llenísimo.

Somos muchos en Madrid, demasiados.

Si vas en el centro del día es probable que no puedas aparcar y casi te darás codazos con la gente. Si aun así no quieres cejar en tu empeño o ya has reservado una mesa, te sugiero que dejes el coche en el parking que hay en Patones de Abajo. Es mucho más amplio y desde allí puedes subir por un camino peatonal que discurre junto al cañón del río. 

Yo lo visité hace años para hacer unas prácticas de fotografía, era casi de noche y los visitantes ya se habían ido. Estas fotos son de entonces. Desde luego si me planteo volver, lo haré así, huyendo de la mañana y el mediodía.

casa de patones con fachada blanca iluminada por farola al anochecer y cartel de se vende

En esta segunda ocasión llegamos y nos dimos la vuelta sin bajarnos del coche, espantados del follón de gente que había. 

Torrelaguna

A un poco más de distancia de las Cárcavas, de camino a Madrid, está Torrelaguna. Es un pueblo menos “popular” que Patones de Arriba pero resulta que está lleno de puntos de interés y, por cierto, también tiene algunos restaurantes. 

arco de paso en torrelaguna en fachada de ladrillo visto

Nosotros dimos una vuelta corta pero me quedé con ganas de más. Lo encontramos tranquilo y fue un gran contraste tras lo visto en Patones de Arriba. 

Destacaría la hermosa Plaza Mayor con la no menos hermosa Iglesia de Santa María Magdalena, de estilo gótico. Su exterior es realmente bonito, el interior no sé decir porque la encontramos cerrada. También destacaría el edificio del Ayuntamiento, que está al lado de la iglesia.

iglesia barroca de torrelaguna con ayuntamiento al lado en un día con mucho sol
Iglesia de Santa María Magdalena de Torrelaguna
edificio del ayuntamiento de torrelaguna con dos pisos con columnas y balcón
Ayuntamiento de Torrelaguna

Además el pueblo aún conserva algunas de las puertas de la villa antigua y varios palacios y conventos.

relieve de la iglesia de torrelaguna con una reina sentada en el trono y un monje arrodillado ante ella
Detalle de la Iglesia de Torrelaguna
casa de torrelaguna con 6 balcones con persianas de color azul y terraza con gente tomando algo delante

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Cómo llegar a Las Cárcavas

Para llegar a las Cárcavas desde Madrid debes ir por la A-1 hasta el desvío a Torrelaguna y más o menos en el centro de este pueblo verás el desvío a Patones tomando la M-102. 

En realidad debes pasar de largo dicho pueblo (sin desviarte a Patones de Arriba) y continuar hasta la Presa del Pontón de la Oliva

Ahí tienes dos opciones: aparcar en el parking de la presa que está señalizado como tal y  te va a obligar a andar un buen rato más… o coger el desvío a la misma presa. Al lado hay un restaurante llamado La Chopera. Si pones este sitio en el navegador deberías llegar sin problema. Si no lo haces así, decirte que el desvío es una carretera que sale a la derecha justo donde está el cartel del parking del Pontón de la Oliva que está a la izquierda. Es más estrecha y va cuesta abajo. 

muro de la presa del pontón de la oliva
Presa del Pontón de la Oliva

Por esa carretera llegarás a la base de la presa. Cruza el puente y ahí verás un pequeño espacio donde dejar el coche. Si no tienes sitio para aparcar, intenta continuar. 

canal de roca de la presa del pontón de la oliva
Canal de desagüe de la presa, que es la más antigua de Madrid

A partir de este punto la carretera está llenísima de baches y agujeros, totalmente abandonada, y te recomiendo que en cuanto superes la primera curva circules por el lado izquierdo muy lentamente. Ni se te ocurra ir por el derecho, a no ser que lleves un coche alto o todoterreno. Una vez avances unos cuantos metros la carretera mejora un poco y podrás aparcar junto a los olivos. También puedes seguir hasta el comienzo del sendero, que ya no está lejos, justo al llegar a una curva más cerrada. Te pongo una foto para que lo ubiques visualmente. 

comienzo del sendero por donde se sube a las cárcavas
Comienzo del sendero de la ruta corta a Las Cárcavas

Una vez empieces a andar por el sendero de los olivos enseguida verás que hay otro caminillo que sale a la derecha y baja hacia el barranco. Ya estarás viendo las cárcavas a lo lejos, a tu derecha. Ése es el camino que tienes que coger para hacer la ruta corta, subiendo por la ladera de enfrente, que es muy empinada. Si hay más gente no tendrás problema porque casi todo el mundo va por allí, pero si no hay nadie seguramente te resulte confuso. 

barranco lleno de vegetación
pasando por el barranco justo antes de empezar a subir hacia Las Cárcavas

No hay señalización, algo que supongo tiene que ver con que llegas por el lado de Madrid y cruzas la línea fronteriza que sólo existe en los mapas y en las administraciones. Es decir, que los de Guadalajara pasan de poner carteles y de acondicionar la ruta, y los de Madrid ídem, ya que no está en “su territorio”. Los unos por los otros, la casa sin barrer 😏 pero no te desanimes ¡Las Cárcavas es un paisaje que te va a sorprender!


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