cómo cambias tu forma de viajar

Actualizado el 9 abril, 2024

A medida que pasa el tiempo, los lugares visitados, más y menos conocidos, tu edad, tus inquietudes, tus lecturas… cambias. También en los viajes, y/o en la forma de viajar. Y hoy van de esto mis reflexiones viajeras o pajas mentales, de cómo cambias tu forma de viajar :)

Analizar cómo cambias tu forma de viajar no es tarea fácil, y sólo es posible si han pasado años y viajes de por medio (qué remedio, lo de los años, digo). A ello hay que sumar los cambios sociales y tecnológicos, es decir, factores externos a ti.

cómo cambias tu forma de viajar

Tu forma de viajar cambia como cambian tus circunstancias

Tu momento vital ya no es el mismo de antes

Los viajes de juventud, con amigos o en pareja, eran distintos. Admítelo. Si ya no estás ahí, claro. Ya no incorporas las noches de juerga como antes. No viajas pendiente del grupo más que del destino, o no como antes.

cómo cambias tu forma de viajar

Probablemente te centras más en lo que quieres ver o experimentar. Con suerte aspiras a entenderlo, o por lo menos a disfrutarlo intensamente. Muchas veces más de día que de noche.

Los primeros viajes marcan los siguientes

Esto a veces no es plato de gusto reconocerlo, pero es así. Cuando pisas un país, una región o incluso un continente, por primera vez… todo es absolutamente distinto.

Muchas cosas te sorprenden, eres como un niño pequeño empezando a andar y a hablar. Es muy fácil que esas escenas, costumbres o gentes te choquen, que den la vuelta a como tú piensas o haces esas cosas, que te hagan reflexionar.

la ciudad más poblada del extremo norte de Camerún

Sin embargo, cuando vuelves ya no es lo mismo. Seguirán sorprendiéndote cosas pero no es lo mismo. Los rickshaws ya los conocerás. Algunas frutas exóticas que no habías visto en tu vida en el primer viaje, estarán esperándote. Rostros, costumbres, maneras de vestir, tráfico caótico o muy ordenado. Ecuador te recordará a Perú en muchas cosas. Benin te recordará a Burkina Faso en muchas cosas. India habrá cambiado desde tu primer viaje al segundo o tercero, pero no tanto.

Tendrás que esforzarte por encontrar las diferencias y por mantener la curiosidad ante buena parte de lo que ves. Probablemente.

Pero por otro lado… ¿sabes que los seres humanos aprendemos la mayoría de las veces por comparación y contraste? ¿Y qué hay de esa otra sensación, la de la familiaridad, más en un lugar que en su día te gustó mucho o te hizo sentir cosas por primera vez?

muscat capital de Omán

Además, te pongas como te pongas, el mundo es grande y variado, pero no tanto, así que aspirar a renovar constantemente todo es un poco ilusorio.

Tu economía y algunos años más encima

Es probable que ahora te alojes en lugares un poco más decentes que antes, si llegaste a viajar en plan «mochilero». Es decir, que quizá te vayas a las opciones de presupuesto «intermedio» de las guías de viaje (para entendernos) y no a las super low cost.

Por poner un ejemplo: de mi primer viaje a India donde buscábamos lugares para pernoctar que no superasen los 3 €/noche, pasamos 6 años después a 6 €/noche. Y este último, bastante más la mayoría de los días. Entre el primer y el tercer viaje han pasado 16 años. También han pasado para los precios de ese país, claro, pero no tanto como pudieras pensar. Sí, sigue siendo muy posible encontrar lugares de 4-6€/noche en India, no desesperes (otra cosa es cómo son).

puerta y escalera de kargil uno de los pueblos de cachemira

Desde luego si no contara con mi economía actual, volvería a esos tugurios no una o dos noches, si no todas las posibles.

Tus fotografías

Seguro que, por otro lado, hacías muchas menos fotos que ahora, que vas con una cámara (o dos), y móvil. Los carretes y el coste del revelado posterior no permitían mucho más. ¿Salían mejores fotos? pues no te digo ni que sí, ni que no, porque depende de cada uno. Desde luego muchas eran más pensadas, seguro.

Por otro lado, quizá has decidido aprender de fotografía y de revelado, y todo cambia, claro. Ahora volvería a muchos sitios sólo para fotografiarlos de nuevo (bueno, no sólo, ji, ji).

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Templo de Luxor, año 2002. Fotografía rescatada de mis negativos. Llevaba una cámara automática, compacta, muy mala.

Tus cacharritos

Los viajes pre-digitales tenían cosas buenas y cosas malas, como todo. Primero enviabas cartas o postales y hacías una llamada o dos en varias semanas a través de algún teléfono público que sonaba lejísimos. Todo eso impregnaba la experiencia de viaje de un aire totalmente distinto. Más aventurero, más intenso.

No tenías puertas de salida (mental), lo cual creo que es una ventaja, pero tampoco el apoyo psicológico y real que aporta el poder estar siempre comunicado con «el otro lado».

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Pushkar (India), año 2000. No llevábamos móviles, no servían para nada, y sólo nos conectamos al email 2 veces en 3 semanas, una para quedar con unos amigos en Benarés, cuando estábamos en Katmandú, y la otra para enviar unos emails a la familia a través del email de la empresa donde yo trabajaba! rocambolesco, sí.

Después te comunicabas sólo vía ordenadores lentísimos en los cybercafés, y sólo por email. Las redes sociales no existían. Hablo del siglo XXI, eh? Lo bueno que tenía eso es que interaccionabas más con la población local que andaba por allí, o con otros viajeros. Aún existen esos lugares, pero ¿cuántos de nosotros pisamos hoy en día un cybercafe, durante un viaje?

Ahora ya llevas tu smartphone, quizá tablet y/o portátil. Los dron, las cámaras de tipo go pro, y los mil artilugios que unos y otros llevan encima, con los respectivos cargadores, cables… ¡Lo que han cambiado los equipajes en estos tiempos! (y lo que cambiarán!?)

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En mi caso sólo llevo smartphone porque me resisto muchísimo a conectarme más de lo que ya lo hago. También me resisto a comprar tarjetas SIM locales para tener tráfico de datos todo el tiempo por ese mismo motivo.

El «momento wifi» está bien, y reconozco que si me entero de que hay señal para conectarse, ahí estoy la primera. Pero ya. Porque es que parece que no te has ido! Pero claro, yo no «traviajo» (trabajar viajando), y el peso de la cámara y accesorios me es suficiente 🤗

Todos hemos cambiado nuestra forma de viajar con el boom del compartir tus vivencias en redes sociales…

Ahora ves el mundo pensando en compartirlo con los demás

Quizá una de las señales más claras de cómo cambia tu forma de viajar es esta. ¿Cómo es? A ver si consigo explicarlo bien.

Quizá antes no se te ocurría fotografiar un plato de comida. Incluso podía ser una excentricidad, te podía hasta dar corte.

Recuerdo cómo nos reímos mis padres, mis hermanos y yo, cuando vimos en Dubrovnik a un tipo haciendo una foto a una botella de coca-cola, en una terracita del centro. A lo mejor era un periodista de viajes, o un fotógrafo de la National Geographic 🤦‍♀️. Pero en aquel entonces, en el año 1986, nos pareció una chorrada como un piano de grande. Hoy no haríamos caso a esa escena, o sencillamente pensaríamos que lo va a compartir en su Instagram.

cómo cambias tu forma de viajar

O antes no te llamaba la atención la oferta y realización de determinadas actividades en el destino. Ibas a conocerlo, ver monumentos, paisajes y gentes, pero ya está. Ahora ves que otros lo comparten en las redes sociales y se te ocurre que te podría gustar, así que vas pensando en bucear, tirarte en parapente, o lo que sea.

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Mi primera vía ferrata, fue en la provincia de Cuenca

También puede ser que no pensases en escribir ciertas cosas. Quizá sí escribías en una libreta tu diario de viaje, pero escribir para ti mismo es un ejercicio bastante distinto a hacerlo para otros.

cómo cambias tu forma de viajar

No digo nada si además haces de estas publicaciones tu medio de vida, ya sea vendiendo relatos o montando una agencia de viajes.

Tu forma de viajar ha cambiado a todas luces, ya no lo haces sólo para ti.

¿Esto es bueno o es malo, doctor? Como todo, depende. Viajar compartiendo hace que modifiques algunos hábitos, como fotografiar o escribir. En ti está que la mente la sigas teniendo puesta donde debe estar, en el viaje y lo que ves y sientes, sin dejarte llevar por el postureo.

Eres tú el que ha de mantener la capacidad de disfrute y las ganas de aprender.

Como ya dije en su día, compartir o difundir tu experiencia, en directo o en diferido, puede aportarte muchas cosas positivas como desarrollar tu capacidad de observación y ver las cosas desde otro punto de vista porque durante o después tienes la intención de comunicarlas. No tiene por qué ser malo, simplemente distinto. Está en ti, en tu actitud, como todo en esta vida.

¿Y tú, cómo cambias tu forma de viajar?

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