La Feria de As San Lucas de Mondoñedo es una ocasión muy especial. Se celebra a mediados de octubre desde el año 1156, y en ella se dan cita los ganaderos de la región. Para mí, fue un privilegio vivir durante un par de días ese ambiente que oscila entre el pasado y el presente, entre lo viejo y lo nuevo, con imágenes espectaculares ¿Te vienes? 😊
Una feria casi milenaria
As San Lucas de Mondoñedo es casi milenaria. Se cree que su primera edición fue en 1156, el año en el que el rey Alfonso VII de León otorgó el título de Ciudad a esta población del interior de la provincia de Lugo. Además del título, concedió el permiso para celebrar una fiesta de ocho días. Parece ser que todo pasaba por el rey, hasta la posibilidad de celebrar unas fiestas 🤔
No obstante, la versión más oficial es que el obispo Martín inició estas fiestas para celebrar la consagración de la catedral en 1246. Cien años arriba o abajo… el caso es que estamos ante una fiesta muy antigua.
Pero ¿de qué va la Feria As San Lucas de Mondoñedo? Pues de ganado, donde los protagonistas indiscutibles son los caballos.
Las cosas ya no son lo que eran en aquéllos tiempos, eso es cierto. La ganadería vive sus horas bajas con todos los impedimentos que el mundo moderno impone. El relevo generacional es escaso. Pocos quieren dedicarse a labores tan esclavas como la del cuidado de los animales. Y los costes de producción están por las nubes.
Pero algunos locos siguen en ello y viven entre la tradición y el siglo XXI. Además de los amantes de la historia, que también son unos cuantos. Bravo por todos ellos, porque alguien tiene que hacerlo. Os necesitamos.
En ese interés por mantener la tradición y la actividad, la feria As San Lucas de Mondoñedo sigue celebrando una edición tras otra. Este 2022 con siete días de fiesta. Otros años con algunos menos, pero hay como mínimo tres días con nombre propio en el calendario de As San Lucas:
🟠 El 18 de octubre, día de San Lucas según el calendario, es cuando se celebra la Gran Feria Tradicional de Gando Cabalar As San Lucas (Feria Tradicional de Ganado Caballar). No es una feria dedicada al santo, pero como coincide con su día, así se llama.
🟢 El día 19 de octubre es conocido como el “día del medio”.
🔵 El 20 de octubre es el día de las Maulas, que significa el día de “lo que queda”, de “las sobras”. Es decir, cuando se vende lo último de la feria, a veces a mitad de precio.
Antes y después se añaden el resto de jornadas para respetar la duración de siete días, aunque el rey de entonces autorizó ocho, y para que coincida parte del festejo con el fin de semana.
En la Oficina de Turismo de Mondoñedo nos cuentan que el caballo no siempre fue un producto de comercio. Durante varios siglos estuvo prohibido comerciar con él porque era un activo militar, pero en el siglo XIX se produjo el cambio. Su carne se introdujo en las mesas y el caballo empezó a formar parte de las ferias ganaderas.
As San Lucas, la feria de los caballos
Los días anteriores a la feria los ganaderos recorren los montes en busca de sus caballos. Estos viven en semilibertad en la lontananza, a su aire, durante todo el año. Sólo en un par de ocasiones son reunidos y llevados a la ciudad.
📅 En junio o julio, los bajan para proceder a la rapa. Entonces los caballos son saneados y las crías ya adultas son marcadas a fuego para que se sepa a quién pertenecen. Te sonará la «rapa das bestas», que se hace en varios sitios de Galicia.
📅 En octubre, se bajan para proceder a la venta en esta feria de la que te hablo.
El trabajo de reunir a las manadas y conducirlas hasta Mondoñedo no es cosa fácil. Requiere de mucha pericia, esfuerzo y tesón. Imagina andar por los montes en busca de las diversas familias caballunas que están a su aire, y conducirlas a un lugar para bajarlos todos juntos. Por eso hay un premio para la ganadería que consiga traer más cabezas de ganado a la fiesta.
Se cree que los caballos se han controlado desde el Neolítico. Domándoles para hacerles servir a las necesidades del ser humano. Como monturas, como máquinas con las que trasladar enseres o labrar el campo, y como comida. Además hay documentos de la Antigua Roma que hablan de ello, de la ganadería que hoy conocemos como “extensiva”, y de la doma de los caballos salvajes.
En realidad podemos remontarnos más atrás en la Historia. Los caballos ya formaban parte del mundo en el Paleolítico y así lo reflejaron los seres humanos en las preciosas pinturas rupestres de las cuevas del Cantábrico y de los Pirineos. Te dejo aquí un artículo muy interesante al respecto.
Pero volvamos a esta feria. Los protagonistas son pues los caballos semi salvajes que viven en los montes todo el año. No son libres al cien por cien, ya que tienen dueño y muchos de ellos un destino claro: las carnicerías. Con todo, su vida se aproxima mucho a la libertad total. Sus dueños o ganaderos se ocupan de que no les falte alimento cuando hay nieve, y de vacunarlos o de curar sus heridas cuando hace falta.
Yo creía que bajaban a los caballos para que pasaran el invierno en las granjas o establos, más protegidos, pero justo cuando estaba contando esta (mi) “película” a uno de mis compañeros, un joven pastor que estaba cerca de nosotros me corrigió. Fue genial, porque hablamos con él y nos contó muchas cosas de primera mano. Tanto en lo referente a la feria, como en la vida de estos caballos hoy en día.
Por ejemplo, nos contó que una de sus principales dificultades es el lobo. Según ellos, cada vez hay más lobos en el monte y atacan mucho a las cabañas ganaderas que no están vigiladas constantemente. En su opinión, esta feria va a dejar de existir más pronto que tarde por esto.
Para ponernos un ejemplo y que entendamos las dimensiones del asunto, nos contó que el año anterior una cabaña de 50 caballos se quedó reducida a 15 caballos por los ataques de los lobos. Y las compensaciones que reciben por ello apenas cubren los gastos, en ningún caso el coste del animal.
Mi cabeza se divide entre la empatía por ese chico que nos cuenta sus avatares en voz baja (puede que se haya enfrentado a algún defensor de los animales soliviantado), y la preocupación por las especies en peligro de extinción. La biodiversidad es muy importante para todos y tengo claro que el lobo tiene su lugar en la cadena trófica.
La bajada de los caballos de As San Lucas de Mondoñedo
Por fin llega la hora en que los caballos atraviesan la Plaza de la Catedral de Mondoñedo. Es cerca del atardecer en la víspera del día grande, el 18 de octubre, el principal de la feria de ganado. Se hace así para que los caballos no tengan que estar mucho tiempo en la feria.
De hecho, el objetivo es que no pasen más de 24 horas antes de volver al monte, intentando así cuidar su bienestar. Recordemos que estos animales pasan la mayor parte de su vida libres, no en corrales ni en contacto con la gente. Y esto les preocupa mucho a los ganaderos, quienes aprecian a sus animales, no nos equivoquemos.
La plaza de la catedral se ha ido llenando de público desde primera hora de la tarde. Se diría que no hay espacio para nadie más y eso que la fiesta ha caído en un día laboral, no en fin de semana. Bueno, es festivo para los habitantes de Mondoñedo, pero no para los foráneos como nosotros.
Las cámaras de la televisión gallega van a retransmitir el evento en directo. Hay una pantalla gigante donde todos podremos ver los detalles de lo que sucede fuera de nuestra vista. También un presentador-animador que no deja de hablar por el micrófono.
A nosotros nos permiten estar en uno de los balcones de la Casa Museo de Álvaro Cunqueiro. Con la altura de un tercer piso, tendremos una vista casi aérea de lo que pasa en la plaza. Sin embargo, también nos gustaría verlo a pie de calle. Al enterarnos de que van a bajar tres grupos grandes de caballos y que hay unos minutos entre el paso de cada uno, decidimos dividir el tiempo para verlo desde ambas perspectivas.
Nos apostamos frente a la Fonte Vella, una pequeña plaza dominada por este monumento al agua, tan importante para Mondoñedo. Mientras esperamos pegamos hebra con unos hombres del pueblo, que nos cuentan alguna que otra cosa más de la fiesta.
Por fin empiezan a llegar. Somos inexpertos en cómo van a suceder las cosas y tenemos poco tiempo para hacer fotos o filmar.
En primer lugar baja un grupo de jinetes que no son otra cosa que los ganaderos, sus hijos, sobrinos… Me llama la atención cuántos jóvenes van cabalgando. Empezamos a hacer fotos pero nuestros anfitriones nos avisan: espera, estos son como los cuartos de las campanadas de Nochevieja, no te adelantes que aún no tienes que comerte las uvas.
Unos segundos después sí, llegan los caballos semi salvajes. Desnudos. Preciosos, con sus melenas y flequillos al viento. Con sus distintos colores, como uno de los que van en cabeza que es blanco y negro.
Van muy juntos, protegiéndose entre sí, con los potros en el centro de la manada. Giran en la plazuela y hacen la curva que les conduce a una calle estrecha que da paso a la plaza. El primer grupo va muy fluido. En cuanto termina de pasar nosotros nos vamos corriendo al balcón para ver los siguientes desde arriba. Luego nos contaron que en el paso de los siguientes caballos hubo muchos resbalones y alguna dificultad para lograr que siguieran el camino marcado.
Desde el balcón la escena es brutal. Apreciamos el movimiento de la manada a las órdenes de los pastores como un grupo que se mueve a una. Cuando cambian de dirección van girando las cabezas poco a poco hasta situarse todos en la misma. Y esto ocurre junto a la imponente catedral, con muchísimo público alrededor que se mantiene quieto y relativamente silencioso para que los animales no se asusten.
Tras un par de minutos (si llega) de parada en la plaza, suben por la calle que les lleva a los corrales de la feria donde serán expuestos y negociados. El pase no dura más de media hora, pero es una maravilla ver a casi mil caballos moverse así por las antiguas calles de Mondoñedo.
El día de San Lucas y la Feria Tradicional de Gando Cabalar
En el recinto A Granxha, los ganaderos se encuentran para negociar su compra. Se hace allí, junto a los animales que se apiñan en espera de su destino. No sólo hay caballos, también hay burros y ponis gigantes, así como algunas vacas. Y en un apartado se venden tractores y coches todoterreno para las labores del campo. Estamos en el siglo XXI, no hay duda.
A nuestro alrededor ganaderos de Galicia, Asturias, León y otros sitios de España vienen para comprar. Negocian entre ellos hasta que cierran un trato que satisface a ambas partes.
Muchos hombres llevan sombrero o boina y una caña larga en la que se apoyan. No puedo evitar acordarme del fantástico mercado de Kashgar, en la lejana Ruta de la Seda, que nunca olvidaré.
La gente viene y va, se encuentran, se saludan con placer. Algunos hacemos fotos y observamos las caras bonitas de esos animales. Cómo me gustan los caballos.
El joven pastor del día anterior nos contó que en la Feria se compran los machos para carne y las hembras para criar más caballos. Y que hay dos tipos de tratos, los “tratos de vida”, que son las compras de día, y los “tratos de carne”, que se compran de noche.
La otra feria, la del comer, beber y bailar
Durante siete días, junto a la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios y a lo largo de la Avenida As San Lucas de Mondoñedo, se extiende un gran mercadillo de puestos de cachivaches entre los que se cuentan sillas de montar y todos los aperos que uno necesita para el caballo o su ganado, así como alimentos de la tierra, artesanías, ropa, etc.
No faltan los feriantes con sus atracciones, las tómbolas, y las orquestas que animan la fiesta. Este año la noche principal se ve amenizada por la Orquesta Panorama, que nos deja con la boca abierta por el despliegue de gente, luces y efectos en el escenario. Otros años han tocado artistas de renombre como David Bisbal, entre muchos otros.
Y no faltan los puestos de comida. De hecho me atrevo a decir que la comida es la mayor protagonista de la fiesta, con el permiso de los caballos.
El menú de los festejos sirve para comer o cenar, y hay que olvidarse de la dieta. La opciones están claras, lo que cambia es quién lo guisa:
🍴 Pulpo da feira, que se cuece en grandes ollas sin descanso. Un pulpo detrás de otro acabará cortado y servido con pimentón y aceite en una tabla de madera circular. Como toda la vida. Mondoñedo no es tierra de pulpos, pero sí para la feria. Y está de muerte.
🍴 Jamón cocido allí mismo también, y cortado en finas lonchas para servirse sobre un lecho de patatas. Churrasco, criollos y chorizos a la brasa. Pimientos del piquillo. Pan de Mondoñedo. Cerveza gallega o vino del país, según gustos.
🍴 Y que no falte el postre, ya sea en forma de tarta de manzana o de dulce de membrillo con queso. Quién se resiste a redondear una comida como esta.
Si te quedas con hambre, aunque lo dudo mucho, siempre puedes comprar unos quesos, frutos secos o rosquillas y bizcochos de distintos tipos, así como churros.
Espectáculo de doma nocturna
El caballo sigue presente en otros actos de la Feria. Por ejemplo hay un concurso de andadura gallega, otro de pura raza gallega y premios a los mejores ejemplares de otras razas como la árabe. Además está el espectáculo de doma nocturna.
En la edición de 2022 la doma nocturna se ha hecho dos noches, ambas en la plaza de la Catedral, habilitando un espacio con arena y focos.
Siendo noche cerrada, y mientras cae una lluvia fina que enseguida para, el presentador anuncia el cartel: un domador rumano, otro francés y otro mallorquín. Y da unas pautas al público: guardar el máximo de silencio posible, cerrar los paraguas para no poner nerviosos a los caballos.
Enseguida comienza el espectáculo. Estos son de exposición. Grandes y con un pelo maravilloso, parecen comunicarse a la perfección con sus jinetes o domadores. Las imágenes son de gran belleza estética y la acción nos hace brincar de nuestro sitio en más de una ocasión, abrir la boca y sorprendernos muchas veces.
Esta experiencia forma parte de un viaje organizado por Minube y la Oficina de Turismo de Mondoñedo. Agradezco mucho haber formado parte del mismo, teniendo la oportunidad de vivirlo, fotografiarlo y poder traerlo a este blog para que más gente lo conozca.
En resumen, la Feria de As San Lucas de Mondoñedo es toda una experiencia que te hace saltar en el tiempo. Como muchas otras fiestas de la geografía española, tiene algo de ancestral que se respira en el ambiente y te remueve por dentro. Si pasas varios días allí te llegas a sentir un poco del lugar 😊
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