
Actualizado el 15 mayo, 2019
Hoy os quiero hablar de dos rincones de la escapada por los Pyrénées Orientales que hice el pasado mes de Junio. Me refiero a Argeles sur mer y Paulilles, ambos en la costa mediterránea francesa, en la región de los Pirineos orientales.
Argeles sur mer y Paulilles, rincones llenos de historia en la región de los Pirineos Orientales:
1. Argéles-sur-Mer
Un pueblo de 20.000 habitantes que recibe unos 250.000 turistas. Así dicho, da un poco de vértigo… Quizá en la temporada alta esté de bote en bote, pero no es así como la encontramos en el mes de Junio.

Argeles tiene una importante estación balnearia y una estupenda playa larga y soleada, bañada por el mar Mediterráneo.
Aunque no fue tan estupenda para los miles de refugiados de la Guerra Civil española que se vieron aquí confinados, en pleno invierno, durante largos meses.

Además, está guardado por los Pirineos que en este punto, dicen, es donde se bañan en el mar. También se puede decir que es la última playa de arena antes de que empiece la costa de calas.
En Argeles se organiza todos los años el festival de les Enfants la mer o Los niños del mar.
El motivo es promocionar la preservación del Medio Ambiente y hacerlo de una forma pedagógica.

¿Por qué este nombre? Pues porque sus organizadores están convencidos de que todos venimos del mar. No sé si es así, pero desde luego todos necesitamos del agua y de la sal para vivir.
Argéles-sur-Mer lleva años tratando de controlar la presión inmobiliaria desde su Ayuntamiento y esto, señores, es de aplaudir.
En 2015 ha sido el 40 aniversario de la acción que iniciaron entonces comprando tierras para evitar que se construyera en ellas. Y por eso financia una exposición fotográfica que está previsto recorra toda Francia, siendo la principal en París.
Este año la exposición ha sido «Boréal», dedicada a los lobos. Un noble animal maltratado por la tradición popular en prácticamente todo el mundo.
Tuvimos la suerte de conocer y escuchar al autor de la exposición: Jim Brandenburg, fotógrafo de la National Geographic. Con un extenso currículum que incluye a periódicos tan prestigiosos como el New York Times y el Washington Post, sus fotos impresionan.
Se presentó como una persona humilde, agradable y muy simpática. Fue un verdadero placer escucharle hablar de los lobos y su convivencia con ellos. Cómo si no vas a conseguir tan grandes fotografías!

En el puerto de Argeles nos encontramos con otra exposición fotográfica de fotos aéreas de las costas francesas
Me recordaron a las imágenes de la peli La isla mínima, y son el resultado de más de 400 horas de vuelo. Su autor, Frederic Larrey, también estaba allí ese día y de hecho nos acompañó contándonos cosas sobre sus fotografías (no sólo las aéreas, también de las regiones polares). Como la de aquel oso que una noche se acercó hasta el apostadero donde él estaba esperando para hacer fotos, a no sé cuántos grados bajo cero. Encuentros mágicos que sólo una pasión como la fotografía puede brindarnos.

Dónde comer en Argéles-sur-Mer
Después de pasear por el precioso puerto comimos en el Restaurante La Llonja, el mejor del puerto.
Sí, nos invitaban, pero creedme si os digo que se puede comer por un precio medio. El propietario es un antiguo pescador y sabe cómo se debe hacer el pescado. Todo estaba riquísimo :)



Site de Paulilles
Nos trasladamos a otra playa cercana, pero que no es una playa cualquiera.

El Site de Paulilles es un rincón curioso, original, peculiar.
Hoy en día es una especie de «parque» a visitar y pasar el día. A finales del siglo XIX, allí había una gran fábrica de dinamita, que cerró en 1954.
Una fábrica secreta que se ubicó junto al pueblo de Paulilles, «lo más lejos posible de Alemania» tras la derrota del ejército francés por el prusiano en 1870.
En su andadura, suministró este material a muchos rincones lejanos. El canal de Panamá, el centro espacial de Kourou, el campo de tiro de Mururoa, etc. Hasta que el mercado de la dinamita entró en decadencia y dejó de ser rentable, estando abandonada durante casi 30 años. Fue reabierta después de su acondicionamiento en 2008.


Allí siguen los edificios en los que se trabajaba, los carteles que advertían del peligro, y las casas de los cientos de obreros y sus familias que habitaban este paraje, hoy tan pacífico y bonito.
Allí vivieron y perecieron muchos en esta peligrosa labor. Se registraron más de 30 muertes por accidentes. Decenas de trabajadores enfermaron por los productos químicos que se usaban para producir esta materia.

Allí vivieron más de 400 obreros conformando un pueblo con su vida cotidiana, fiestas, amores y desamores.


Qué debes saber para visitar el site de Paulilles
- La visita es gratuita.
- Es accesible en bus público por sólo 1 € en la línea regular Perpignan-Cèrbere.
- Hay visitas guiadas y organizadas temáticamente por Historia o Naturaleza entre mayo y octubre.
- Entre junio y septiembre se puede visitar un taller de barcas tradicionales, si bien no tuvimos suerte en nuestra visita.

Hay un pequeño museo con fotografías y algunos objetos de la época, y en algunos de los edificios, como veis, hay murales que reproducen algunas de estas fotografías logrando un efecto romántico perfecto.
El jardín, además, tiene muchas especies exóticas porque el dueño de la fábrica vendía este peligroso producto a las colonias de la época. De sus viajes allende los mares se traía especies con las que enriquecer su jardín.
Un rincón para relajarse, montarse un picnic, darse un buen baño en el Mediterráneo, y pensar en esa Historia que no deja de sorprendernos ¿no creéis?
Además, muy cerca se puede disfrutar de una carretera que atraviesa los viñedos sembrados en terrazas conformando una ruta escénica preciosa, y desde donde se divisa el paso que los españoles exiliados en el año 1939 utilizaron para escapar de la guerra y el horror.


Este artículo forma parte del viaje de prensa que organizó su Oficina de Turismo y al cual fui invitada junto a otros periodistas y bloggers de viaje. Todas las opiniones que expreso aquí son personales.
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