Actualizado el 27 agosto, 2019
Hace tiempo que llevo queriendo hacer uno de estos posts recopilatorios que sirven para curiosear, sin comprometerse más que a una lectura superficial. A veces los consumo, como todo hijo de vecino así que ¿por qué no publicar alguno de vez en cuando? Pues aquí está. Quizá sea la primera de una pequeña serie, ya veremos, de lugares que te pueden dejar con la boca abierta. Porque el mundo es sorprendente y cuanto más viajas, más claro lo tienes. ¡Vamos!
Los lugares que te pueden dejar con la boca abierta son casi infinitos, lo sé. Al fin y al cabo “abrir la boca” de sorpresa y admiración depende de muchas cosas. Cómo te sientes, con quién estás, a qué hora visitas el lugar, cuáles son tus inquietudes, tus sueños. Por eso es imposible conseguir hacer un listado universal y con el que todo el mundo esté de acuerdo.
Se me ocurre que el sello Patrimonio de la Humanidad puede darte una pista, pero ahí hay un poco de todo. Lugares muy interesantes, de alto valor histórico o ecológico, sí. Pero no siempre te dejan con la boca abierta. Recuerdo, por ejemplo, un yacimiento arqueológico que hay en la ciudad de Pecs (Hungría) que me dejó bastante fría.
¿Cómo se pueden definir los lugares que te pueden dejar con la boca abierta?
Desde mi punto de vista, que no tiene por qué ser el de otros, los lugares que te pueden dejar con la boca abierta son aquéllos que combinan grandes dimensiones y belleza. O bien aquéllos con una gran intensidad cultural, histórica, humana, o faunística. Seguramente sume puntos el hecho de visitarlos en unas condiciones climatológicas buenas, o por el contrario distintas (enseguida entenderás por qué digo esto). También dependerá de las preferencias de cada uno, pero hay lugares que rara vez fallan.
Así, las llanuras del Serengueti o las del Masai Mara serán, para muchos, uno de estos lugares sin lugar a dudas. O las mismas Pigeon Rocks en el barrio de Raouche en Beirut, que es el lugar de la foto que encabeza este post.
Una cosa es cierta, da igual si has viajado mucho o poco. Si un lugar te hace abrir la boca, eso que te llevas ;-)
Cuáles son los 20 lugares que me dejaron con la boca abierta y por los que seguramente repetiría un viaje
Antes de empezar, me gustaría decir que he intentado “volver” a cada escenario y recordar lo que sentí.
Como verás, hay países que tienen varios y otros que no. Incluso alguno no es un lugar concreto, sino una categoría. Hay mucho paisaje y también mucho lugar históricos.
No están todos pero no quiero eternizarme. Además, sé que en el futuro veré más. Estoy segura porque pienso seguir viajando todo lo que pueda.
Última advertencia: los organizo “por orden alfabético”, así que prepárate para saltar de un continente a otro :)
1. Acantilados de Gozo (Malta)
Me pasé todo un día andando por las cumbres de estos enormes cortados de caliza blanca. Caen a pico sobre el mar, que luce en mil tonos de azules y verdes. Es un lugar impresionante que rivaliza sin sonrojarse con los acantilados de Moher en Irlanda, o los de Dover (que no conozco, pero espero visitar algún día).
2. Baalbek (Líbano)
Este yacimiento de la Antigua Roma es absolutamente increíble y maravilloso. Por su estado de conservación y por sus dimensiones gigantescas, no tanto en extensión como en los edificios, columnas, muros y escalinatas que presenta. Muy bien conservado.
Esperaba que fuese tan bonito como las ruinas de Jerash en la vecina Jordania pero superó el recuerdo de aquél sitio. Con creces. Puedo afirmar que nunca he visto un lugar de la Antigua Roma tan majestuoso. Tanto mis compañeros de viaje como yo misma no hacíamos más que abrir la boca y decir “esto es increíble”.
3. Cascada Gulfoss (Islandia)
Islandia está llena de cascadas y todas son preciosas, únicas. Pero si tuviera que elegir una, me quedo con esta. Por sus dimensiones y porque fue la primera que visité, Gulfoss me hizo abrir mucho la boca. Además estaba parcialmente congelada, igual que los campos que la rodeaban. Era mi primera vez delante de una cascada con esa cantidad de hielo. No la olvidaré nunca.
4. Cataratas del Nilo Azul (Etiopía)
No son las más grandes ni las más caudalosas, pero sí son las primeras grandes cataratas que vi en mi vida. Además sólo estábamos nosotros.
Llegamos a ellas por un camino campestre sin artificios para el turismo. Antes de verlas las oímos. Ese rugido tampoco lo olvidaré nunca, ni el hormigueo en el estómago que anticipaba la visión grandiosa de tantos litros de agua cayendo ininterrumpidamente. Tis Isat es su nombre: «el humo que truena».
5. Costas de Omán
Omán me sorprendió mucho. Creo que el adjetivo que mejor lo describe es “bonito”, y entre sus bondades están las costas. Me dejaron con la boca abierta por el contraste del desierto con unas aguas aparentemente limpias.
Colores azules, turquesas, verdes, salpicados por las barcas de pescadores y los dhows, los barcos de madera que antaño cruzaban esos mares comerciando con India. Tanto en la zona de Dhofar, en los alrededores de Salalah, como en la zona de Ras al-Hadd en el norte, me impresioné con esa visión una y otra vez.
6. Deadvlei (Namibia)
¡Qué decir de este rincón del desierto del Namib que forma parte de la imagen de este blog! Pues que es mágico.
Imagina el lecho de un lago seco, resquebrajado por la sequedad, entre dunas que alcanzan varios cientos de metros. En dicho lago hace varios siglos que crecieron unos árboles que hoy están secos. Tanto que parecen petrificados, aunque no lo están.
Un escenario onírico, digno de cualquier película de ciencia ficción. No es el único sitio espectacular de Namibia, pero este indudablemente es uno de los que te pueden dejar con la boca abierta sí o sí.
7. Duomo de Florencia (Italia)
¡Me pareció tan bonita esta señora catedral! El Duomo de Florencia es uno de esos lugares que te enganchan. Volví a pasear a su alrededor, sólo para mirarla (admirarla) muchas veces en los cinco días que pasé en la ciudad. Por la mañana, al atardecer, por la noche. Creo que me enamoraron sus dimensiones gigantes, el hecho de que parece apretarse entre los cercanos edificios de la ciudad, sus colores, mármoles, armonía.
8. Geysers de El Tatio (Chile)
No sé si entraría este sitio en el listado en caso de haberlo visitado a otra hora del día, pero vivir un amanecer aquí fue una de las cosas más espectaculares que recuerdo. También de las más frías, ya que soporté una sensación térmica de -17ºC, je, je. El escenario parece de otro planeta, los ruidos que provienen de las profundidades de la Tierra, los olores, los colores. Uf.
9. Iglesias de Lalibela (Etiopía)
¿Te imaginas una serie de iglesias excavadas en la roca de una montaña? Pero excavadas a la perfección, eh?
La más conocida y espectacular, sin duda, la iglesia Bete Giorgis, la Casa de San Jorge. Es un edificio que se hunde en el suelo y tiene forma de cruz gigantesca. Uno de los lugares más peculiares del continente africano, quizá porque no responde a la imagen que tenemos de él. Te hablé de ellas aquí.
10. Moais de Tongariki en Isla de Pascua (Chile)
Catorce moais alineados sobre una plataforma de piedra volcánica. Todos de espaldas al mar. De pie gracias a los trabajos de los arqueólogos. Cada uno con su propio rostro y expresión. De día y al amanecer, impresionan muchísimo así que este es mi sitio favorito de la mítica Isla de Pascua, sí.
11. Islas Galápagos (Ecuador)
No importa si visitas una o varias. Encontrarte con leones marinos e iguanas en tus paseos por la playa, o incluso en las calles de las pequeñas ciudades que hay en Galápagos, es una sensación extraña y a la vez maravillosa. No sólo eso. La vegetación, la luz, el mundo submarino, los piqueros de patas azules, las tortugas marinas.
Las islas Galápagos es un viaje a otra Era de la Tierra y sólo por eso abres la boca en más de una ocasión.
12. Lago pangong (Ladakh, India)
El Himalaya siempre fue un sueño para mi. Sigue siéndolo en buena parte pero algo de esa espinita me quité hace unos años. Allí, en un lugar del Himalaya que se me antoja recóndito, conocí uno de los lagos más espectaculares que recuerdo. Los colores de las montañas, los arco iris, y la conciencia de estar donde está contribuyeron a ello, no cabe duda.
13. Laguna Colorada de la Reserva de Fauna y Flora Andina Eduardo Avaroa (Bolivia)
No tenía ni idea de su existencia hasta que la vi con mis propios ojos. El color rojo que producen las algas que crecen en sus fondos y se mueven con el viento es increíble.
Los flamencos, las llamas, y la sal acumulada en sus riberas completan una visión tan extraña como preciosa. Casi lloré de la emoción. Pura belleza.
En realidad toda esta región es una auténtica maravilla que te conté aquí.
14. Líneas de Nazca (Perú)
¿Fueron sus dimensiones o esperaba mucho menos? Quizá fuera la historia de este lugar, y no me refiero al aura de misterio que los amigos de lo paranormal se empeñan en darle, sino a la parte histórica de su descubrimiento. El caso es que sí, las Líneas de Nazca me hicieron abrir la boca de sorpresa y admiración, y así las sigo recordando.
15. Machu Picchu (Perú)
No importa que lo hayas visto mil veces en tu cuenta de instagram, postales y documentales. Estar allí, pisarlo, recorrerlo y fantasear con la historia que pudo haber detrás, son palabras mayores. Un gran clásico que sí, indudablemente te deja con la boca abierta. Ya lo dije, es un privilegio para la mirada del viajero.
16. Petra (Jordania)
Otro clásico, aunque menos archifamoso que Machu Picchu, son las ruinas de Petra. La fachada del Tesoro después de recorrer el Siq, el cañón de roca arenisca con formas ondulantes y muchos colores, es soberbio. Pero a mi lo que me hizo abrir la boca fue lo que hay a continuación. Porque Petra es mucha Petra y no sólo el Tesoro.
17. Pompeya (Italia)
Pompeya merece estar en esta lista porque es como un túnel en el tiempo. Los restos de la antigua ciudad romana te transportan a la vida cotidiana directamente y sin anestesia.
La supones fácilmente y te impresiona lo que nos parecemos a los antiguos romanos. Incluso es fácil empatizar con aquellas pobres gentes que se vieron sorprendidos por una erupción volcánica de tal magnitud.
Aquí te conté mi experiencia. Creo que es una visita a repetir, y seguramente es uno de esos lugares que te pueden dejar con la boca abierta por segunda vez.
18. Pirámides de Meroe (Sudán)
El principal atractivo de Sudán es este sitio arqueológico. Construido por los llamados “faraones negros”, son pirámides con un estilo diferente a las de Egipto. La necrópolis se extiende en medio del desierto y es raro encontrarse con muchos turistas, así que es probable que la visites casi en soledad. Un privilegio inolvidable.
19. Sáhara de Argelia
Los desiertos son mi debilidad y en fin, el Sahara es para mi su máximo exponente.
Visitar el sur de Argelia y andar por los paisajes del Tadrart es maravilloso. Rocas con formas de fantasía, dunas sin pisadas o sólo con las que te dejan adivinar la vida salvaje que se desarrolla en las frías noches del desierto. Grandes horizontes y cielos llenos de estrellas. Pinturas y grabados rupestres de nuestros ancestros. Todo contribuye a dejarte sin aliento en más de una ocasión.
20. Templo de Amritsar (India)
Termino este listado con un templo y toda la vida y cultura que se desarrolla en él. Porque el Templo Dorado de Amritsar es una ciudad o un pequeño universo. El lugar más importante para los sijs y el mejor sitio para tratar de aprender y entender su religión y las normas que lo rigen.
Me quedo con la parte solidaria, la del trabajo comunitario, y su enorme capacidad organizativa. Allí comen gratis todos los días miles de personas. Puedes ser un feligrés o un turista, no importa. Los voluntarios cocinan, sirven la comida, friegan los cacharros, para, insisto, miles de bocas. Cada día. Sin interrupción.
¿Y a ti cuáles son los lugares que, fuera de España, te han hecho abrir la boca? ¡Puedes responder enviando un comentario, es gratis! ;-)
Postdata: habrá una entrega dedicada a lugares de España, así que tranquilas, que si no la incluyo aquí no es por menospreciarla, sino todo lo contrario.